La agenda de reformas que necesita el país

El pasado 16 de agosto inició la decimocuarta administración gubernamental desde que iniciase la democracia ininterrumpida en 1966. Como siempre, esto trae consigo expectativas sobre lo que será la conducción de la cosa pública durante el siguiente&#

El pasado 16 de agosto inició la decimocuarta administración gubernamental desde que iniciase la democracia ininterrumpida en 1966. Como siempre, esto trae consigo expectativas sobre lo que será la conducción de la cosa pública durante el siguiente cuatrienio. Este, de manera especial, tiene como tarea fundamental tratar, la agenda de reformas sobre varios temas que necesita nuestro país para poder avanzar hacia la institucionalidad. Observando las áreas donde son evidentes las serias debilidades de nuestro sistema, he querido enfocarme en tres grandes reformas pendientes: la económica, judicial y política.

Para nadie es un secreto que nuestra economía es de las que consistentemente han mostrado mayor crecimiento en la región durante ya varias décadas. Sin embargo, esto no se ha traducido en una mejora significativa de la calidad de vida del pueblo dominicano al ritmo esperado, según lo afirma la CEPAL. Gran parte de ello, se debe a que el modelo económico no resulta sostenible en la búsqueda de progreso. Comenzando por el hecho de que no incentiva a la formalidad, por el contrario, penaliza de manera excesiva al emprendedor que asume el riesgo de crear empleo privado respetando todos los derechos del trabajador y mantiene fuera del marco legal a más del 40% de la economía dominicana. Los constantes aumentos de impuestos por esta razón las 7 reformas fiscales de los últimos 16 años solo sirven como parches tributarios y predeciblemente, no logran revertir la disminución de la carga tributaria con relación al PIB mientras golpean el bolsillo de las familias dominicanas. Actualmente, el poder adquisitivo de los dominicanos se encuentra en el mismo nivel de 1991. Para cambiar esto, urge potencializar los recursos humanos con que contamos y así abrir mayores oportunidades de crecimiento personal.

Todo país necesita de un Poder Judicial creíble y funcional. Lamentablemente, la percepción en estos momentos es que en República Dominicana, falta mucho para lograr esto. Por ello, la venidera convocatoria del Consejo Nacional de la Magistratura, tiene una responsabilidad mayor a la de sus anteriores tres ediciones. Nuestra sociedad espera dejar atrás los repartos políticos y personales en las Altas Cortes y en cambio, incluir a profesionales probos cuya hoja de vida y laboral sea la que hable por ellos, no el compromiso político. Junto con esto y acorde a como he propuesto desde el Congreso Nacional, es hora de dotar al Ministerio Público de mayor independencia para poder actuar de manera eficaz contra el crimen en todas sus modalidades.

En cuanto a la política, esta repercutirá sobre todos los demás temas y es una asignatura pendiente hace bastante tiempo. Han transcurrido 20 años desde la primera introducción de un proyecto de ley de partidos políticos y ya una década desde que se reformó a medias la ley electoral. En ese tiempo, la que nuestro patricio llamó la más noble de las ciencias, ha experimentado un proceso de deterioro que amenaza la democracia misma. Toca actuar para establecer reglas claras de competencia, un régimen de rendición de cuentas y mecanismos de renovación institucional, así como las debidas consecuencias ante la violación a la ley. A lo largo de una serie de entregas de esta columna, estaré profundizando sobre cada uno de estos temas que espero no vuelvan a ser dejados “para después”.

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