Tasa de cambio y finanzas públicas

El pasado 16 de agosto el economista e historiador Bernardo Vega escribió que en la madrugada soñó que entre los anuncios que haría el Presidente Danilo ese día estaría que “el Ministerio de Hacienda dejará de presionar al Banco Central,…

El pasado 16 de agosto el economista e historiador Bernardo Vega escribió que en la madrugada soñó que entre los anuncios que haría el Presidente Danilo ese día estaría que “el Ministerio de Hacienda dejará de presionar al Banco Central, para que no devalúe, pues eso aumenta el costo en pesos de la deuda externa. Así el tipo de cambio será determinado por quien corresponda, las autoridades monetarias, de forma autónoma, según convenga al desarrollo del país”.

Tengo que reconocer que ese señalamiento me sorprendió pues es la primera vez que escucho que Hacienda es la entidad gubernamental que ha estado presionando al Banco Central para que mantenga el control prevaleciente sobre la tasa de cambio. En las conversaciones que he tenido en los últimos cuatro años con el anterior Ministro de Hacienda, Lic. Simón Lizardo, y con el ex Viceministro encargado de la Dirección General de Crédito Público, Lic. Magín Díaz, nunca escuché que hubiesen solicitado al Banco Central el control de la tasa de cambio.

Este planteamiento parece derivarse de la creencia de que una depreciación del peso tiene un impacto negativo sobre las finanzas del sector público, pues “aumenta el costo en pesos de la deuda externa”, es decir, la cantidad de pesos que el Gobierno debe buscar para pagar los intereses de su deuda externa. ¿Es cierto que una depreciación del peso tiene un impacto negativo en las finanzas del sector público?

Para responder esta pregunta tomamos las cuentas del sector público que son directa e indirectamente impactadas por una depreciación de la moneda.
Tomemos el 2015 como referencia para analizar el impacto que habría tenido en ese año una depreciación de 5% por encima de la que tuvo lugar en el 2015.

La primera parte de la evaluación se centra en las partidas de ingresos del balance del sector público consolidado que son impactadas favorablemente por una depreciación del peso dominicano. Para simplificar estamos asumiendo una elasticidad precio de cero en la demanda de bienes y servicios impactados en ese rango de baja depreciación. En el caso de una depreciación más elevada este sería un supuesto indefendible.

Los impuestos sobre las importaciones (arancel más impuestos selectivos al consumo) habrían aumentado en RD$1,260.6 millones, pues las aduanas habrían utilizado una tasa de cambio más alta para la liquidación de los mismos. El ITBIS externo que cobran las aduanas sobre las importaciones habría subido en RD$3,105.8 millones. El ITBIS retenido por los hoteles habría sido RD$490.8 millones mayor al que retuvo ese sector a sus clientes. Las recaudaciones del ITBIS interno, por efecto de la transmisión de la depreciación sobre la inflación, asumiendo que una depreciación de 1% transmite 0.5% de aumento a la inflación, habrían aumentado en RD$2,123.0 millones.

El impuesto selectivo sobre hidrocarburos ad-valorem del 16% habría subido en RD$666.3 millones. De la misma manera, el impuesto de la Primera Placa sobre los vehículos habría aumentado en RD$349.5 millones. El impuesto selectivo ad-valorem sobre las cervezas por el efecto de transmisión de la depreciación sobre los costos de los insumos importados y en consecuencia, sobre el precio de venta al público, habría subido en RD$38.5 millones. El impuesto sobre dividendos pagados al exterior habría aumentado en RD$199.9 millones. El impuesto sobre intereses pagados al exterior habría subido en RD$56.1 millones, mientras que el impuesto sobre pagos al exterior en general lo habría hecho en RD$398.9 millones.

También habría aumentado en RD$16.3 millones el impuesto del 3.5% sobre ventas al mercado interno que pagan las zonas francas como proxy del impuesto sobre la renta. El impuesto sobre las utilidades de las empresas mineras exportadoras habría subido en RD$273.4 millones. El impuesto sobre la renta pagado por los hoteles habría aumentado en RD$90.2 millones. El pago de la Regalía Neta de Fundición Minera había subido en RD$94.0 millones. El impuesto de salida de pasajeros al exterior por aeropuertos habría generado RD$276.8 adicionales, mientras que los ingresos por las tasas de la tarjeta de turismo y de derechos administrativos, habrían subido en RD$97.9 y RD$1.4 millones, respectivamente.

A lo anterior tendríamos que agregar los ingresos cuasi-fiscales por ganancia cambiaria que habría devengado el Banco Central sobre sus activos internacionales en moneda extranjera. Estos ingresos habrían aumentado en RD$13,371.4 millones. De la misma manera, los ingresos por intereses devengados por el Banco Central en la inversión de sus reservas internacionales habrían subido en RD$69.7 millones.

Como se puede observar, los ingresos del sector público consolidado habrían aumentado en RD$22,980.5 millones.

Una depreciación de 5% adicional a la registrada durante el 2015, habría aumentado en RD$1,647.4 millones los intereses sobre la deuda externa del sector público no financiero. Las transferencias al sector eléctrico, asumiendo que la tarifa promedio a los usuarios se hubiese mantenido inalterada, habrían subido en RD$2,115.0 millones. Los pagos al servicio diplomático en el exterior y las cuotas a organismos internacionales habrían aumentado en RD$139.1 millones. Las erogaciones por compras de vehículos en el sector público habrían subido en RD$90.1 millones, mientras que el gasto de capital del sector público no financiero, que exhibe un componente en dólares, habría aumentado en RD$3,607.9 millones.

A lo anterior debemos sumar las pérdidas cambiarias adicionales por RD$2,363.3 millones que sufriría el Banco Central por la revaluación en pesos de sus pasivos externos, el aumento de RD$13.0 millones en los gastos por intereses pagados por el Banco Central sobre su deuda en moneda extranjera y el alza de RD$20.1 millones en el costo de acuñación e impresión de monedas y billetes que enfrentó el Banco Central en el 2015. El aumento total en el gasto del sector público consolidado que habría generado una depreciación adicional de 5%, habría sido de RD$9,995.9 millones.

En consecuencia, una depreciación adicional del peso de 5% habría reducido el déficit del sector público consolidado en RD$12,984.6 millones (0.4% del PIB). El financiamiento externo neto del sector público no financiero (desembolsos – amortizaciones) denominado en pesos, que se presenta debajo de la línea en el balance del sector público no financiero, habría aumentado en RD$4,724.4 millones, lo que habría permitido colocar menos deuda pública en el mercado doméstico.

No comprendemos, por tanto, de dónde es que nace la creencia de que una depreciación moderada del peso impacta negativamente las finanzas públicas. Lo que sí impacta negativamente el balance del sector público es el control prevaleciente en la tasa de cambio.

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