Cartas y golpes de Estado

Siempre se ha dicho que a Juan Bosch le advirtieron con suficiente antelación que se fraguaba un golpe de Estado en su contra, avisos a los cuales nunca prestó atención, con la consecuencia de que a los siete meses de su gobierno se produjo la…

Siempre se ha dicho que a Juan Bosch le advirtieron con suficiente antelación que se fraguaba un golpe de Estado en su contra, avisos a los cuales nunca prestó atención, con la consecuencia de que a los siete meses de su gobierno se produjo la anunciada conflagración. Esta acción tuvo lugar en la madrugada del 25 de septiembre de 1963, lo que provocó que Bosch escribiera a mano, en un papel timbrado correspondiente al “Presidente de la República”, aunque ya en confinamiento, la siguiente carta, copia de la cual fue entregada a El Caribe por Milagros Ortiz Bosch en su residencia, y el facsímile de la cual publicara el Listín y que reproducimos en esta Página:

“Al pueblo dominicano:

“Ni vivos ni muertos, ni en el poder ni en la calle se logrará de nosotros que cambiemos nuestra conducta.

“Nos hemos opuesto y nos opondremos siempre a los privilegios, al robo, a la persecución, a la tortura.

“Creemos en la libertad, en la dignidad y en el derecho del pueblo dominicano a vivir y a desarrollar su democracia con libertades humanas pero también con justicia social.

“En siete meses de gobierno no hemos derramado una gota de sangre ni hemos ordenado una tortura ni hemos aceptado que un centavo del pueblo fuera a parar a manos de ladrones.

“Hemos permitido toda clase de libertades y hemos tolerado toda clase de insultos, porque la Democracia debe ser tolerante, pero no hemos tolerado persecuciones ni crímenes ni torturas ni huelgas ilegales ni robo porque la Democracia respeta al ser humano y exige que se respete el orden público y demanda honestidad.

“Los hombres pueden caer, pero los principios no. Nosotros podemos caer pero el pueblo no debe permitir que caiga la dignidad democrática.
“La Democracia es un bien del pueblo y a él le toca defenderla,
“Mientras tanto, aquí estamos, dispuestos a seguir la voluntad del pueblo.
“Juan Bosch
“Palacio Nacional
“26 de septiembre, 1963”

Otro golpe de Estado se perpetró, o quizás sería mejor decir, se intentó, pero en esta ocasión, sin éxito, en uno de los gobiernos de Balaguer, específicamente el 7 de mayo de 1975. Este intento fue el resultado de las luchas grupales dentro de las Fuerzas Armadas, que se incrementaron por el asesinato de Orlando Martínez dos meses antes. Con el fin de llevar a cabo una investigación exhaustiva, Balaguer designó a Neit Rafael Nivar Seijas como jefe de la Policía, lo que causó el enojo de los altos mandos militares, como se aprecia en la siguiente carta del 9 de mayo:

“Su Excelencia
“Dr. Joaquín Balaguer
“Honorable Señor Presidente de la República,
“Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional”,
SU DESPACHO

“Excelentísimo Señor Presidente:

“Respetuosamente hacemos llegar a Vuestra Excelencia nuestra decisión de renunciar, a partir de este momento, de los cargos de secretario de las Fuerzas Armadas, jefe de Estado Mayor del Ejército Nacional, jefe de Estado Mayo de la Marina de Guerra y jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea Dominicana, respectivamente, por no estar de acuerdo con decisiones que han sido tomadas últimamente.”

Firmado: “R. EMILIO JIMÉNEZ hijo, Contralmirante, M. de G., Secretario de Estado de las Fuerzas Armadas. ENRIQUE PÉREZ Y PÉREZ, Mayor General, E. N. Jefe de Estado Mayor Ejército Nacional. MANUEL A. LOGROÑO CONTIN, Comodoro M. de G., Jefe de Estado Mayor, M. de G. SALVADOR LLUBERES MONTAS, General de Brigada Paracaidista, FAD. “

Balaguer no contestó la carta y su respuesta, en la noche, fue autodesignarse en la jefatura de las Fuerzas Armadas en sustitución del Secretario Renunciante, Jiménez. Días después, designó a Juan René Beauchamps Javier como secretario de las Fuerzas Armadas; a Braulio Álvarez Sánchez como jefe del Ejército; y al comodoro Francisco Javier Caminero, en la Marina. Por supuesto, Nivar Seijas permaneció en la Policía y años después, todos los renunciantes, excepto Logroño que falleció, ocuparon posiciones civiles en otro de los gobiernos del mismo Balaguer.

De toda esta situación puede interpretarse que en el caso de Bosch, el golpe de Estado estuvo propiciado por la conjunción de fuerzas civiles, militares y políticas y hasta de la prensa, y por la negativa de Bosch de renunciar a sus principios democráticos y de justicia social, que posiblemente hubiera tenido que utilizar para evitar el golpe. En el caso de Balaguer, los renunciantes no recibieron apoyo de ningún grupo o partido político y ni siquiera de ninguno de los miembros de sus respectivos cuerpos armados.

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