“Ser artista es una de mis razones de ser en esta vida”

La obra pictórica y dibujística de Ángel Urrely se nutre de la actualidad sociopolítica, los aspectos cambiantes de los fenómenos culturales y la dinámica de relaciones cotidianas que afectan íntima y socialmente a la sociedad. Este artista…

La obra pictórica y dibujística de Ángel Urrely se nutre de la actualidad sociopolítica, los aspectos cambiantes de los fenómenos culturales y la dinámica de relaciones cotidianas que afectan íntima y socialmente a la sociedad. Este artista siempre ha sentido curiosidad por investigar los aspectos culturales de los lugares que ha habitado, un aspecto que se convirtió en uno de los motivos de su trayecto por el mundo simbólico que tanto identifica su producción. Nacido en La Habana, Cuba, Urrely estudió en los talleres del Instituto Superior de Arte de su país. Desde 2005 sus obras han sido escogidas en la Bienal Nacional de Artes Visuales en Santo Domingo, y en 2007 ganó la Bienal Nacional con la obra Enlatado de aguas territoriales (El colmado). Su obra forma parte de la colección permanente del Museo de Arte Moderno de Santo Domingo y del Museum of Latin American Art, Los Ángeles, California.

¿Cómo fue su formación académica? ¿Dónde estudió? ¿Qué recuerdos guarda?
La relación de mis manos con los materiales comenzó a los once años en el taller de orfebrería de mi papá. Mucho tiempo después, pasé por el taller de escultura y cerámica en la Escuela Nacional de Arte. Estudié dibujo e ilustración de libros con el profesor Eugenio D’ Melón y durante cuatro años comencé a gestar lo que sería mi obra en el Instituto Superior de Arte (ISA), el lugar más mágico de la tierra. Cada vez que viene a mi mente un entorno que puso en marcha el generador de mis ideas, ese es el ISA. Siempre estaré eternamente agradecido a aquellos maravillosos profesores y colegas con los que compartí aquel espacio.

¿Cómo se dio su acercamiento a la pintura?
De lo que más me acuerdo fue ver como pintaba un vecino mío. Yo entendía que el acto de pintar era algo muy extraño. Recuerdo la velocidad y maestría de Picasso en aquellos documentales que ponían en la televisión, años después de su muerte. Todo eso me provocaba un espanto en vez de un acercamiento. Todavía no sé si me estoy acercando o alejando de la pintura.

¿Cree que el arte es una buena herramienta para la reflexión?
Es mucho más que eso. Como herramienta de comunicación me ha permitido llegar a seres tan importantes para mi crecimiento como mis alumnos. También han llegado a mi vida personas trascendentales. A través del arte puedo navegar en las aguas del inconsciente y allí encuentro la información con las que creo nuevas combinaciones entrelazadas con las imágenes que me proporciona la realidad y la memoria.

¿Cuáles retos ha enfrentado como artista plástico?
Los retos son casi los mismos que enfrenta cualquiera que decide emprender un camino. A los diecisiete años tomé la decisión de comenzar este viaje y siempre aparecen obstáculos que intentan detenerte. Las claves de las técnicas artísticas siempre tardan años en revelarse, por ende la maestría toma décadas en aparecer. No faltan los familiares y amigos empeñados en quitarte el sueño. Ante todas estas adversidades lo que hay que hacer es leer, trabajar, investigar y madurar la obra.

De sus experiencias en el mundo del arte, ¿qué recuerdos positivos tiene? ¿Cuáles experiencias negativas?
El arte es algo mágico que te ayuda a cruzar por el centro del tablero de la mediocridad como un alfil. Sin el arte me hubiera sido muy difícil haber sobrevivido a tantas malas jugadas.

¿Cómo percibe el papel de los galeristas en el mercado del arte?
Casi todos los galeristas están muy centrados en el pequeño mercado local. Son muy pocos los que toman la decisión de escoger un número determinado de artistas y lanzarlos para poder legitimarlos en los grandes mercados del arte. Se sabe que esto cuesta mucho dinero, pero está bien claro que para poder ganar hay que invertir.

¿Tuvo miedo a dedicarse en cuerpo y alma a esta carrera por asuntos de supervivencia?
1989 fue el año en que ocurrió todo. Comenzó con el juicio al general Ochoa, Gorbachov visitó Cuba, cayó el muro de Berlín, perdí el sueño, me llevó el servicio militar y quise ser artista. En dos años el país entraba en el período especial, las condiciones no podían ser más adversas, pero nunca tuve miedo. ¿Cómo iba yo a sentir miedo, si mi suerte era casi la misma que la de 11 millones de cubanos?

¿Si tuviera que elegir una actividad para desenvolverse de nuevo, volvería a elegir las artes plásticas?
Ser artista es una de mis razones de ser en esta vida, pero hay muchas otras cosas que me gustaría hacer si vuelvo por estos predios.

¿Qué proyectos lleva a cabo?
Actualmente estoy organizando mi exposición personal en La Habana para el próximo año, en la Casa Museo Oswaldo Guayasamín. Por otro lado, sigo trabajando en dos series, la primera lleva por título 175 lunas en la caja del cuerpo. Este título hace referencia a los meses que llevaba en República Dominicana cuando comencé este proyecto, en 2014. Cada lienzo tiene la medida mágica de un codo cuadrado y tiene una circunferencia que mide dos palmos de mis manos de diámetro. En esta serie saco a la luz dibujos que tenía anotados en mis diarios desde que llegué al país. La otra serie trata sobre los cuatro momentos del día en esta ciudad. Son imágenes hiperbólicas del hacinamiento gourmet del polígono central. Las primeras dos piezas de la serie Dembow City están en colecciones privadas. Estas son: Amanecer y Anochecer en Dembow City.

Esperanza
Ojalá que la ley de mecenazgo sea aprobada y su aplicación contribuya al bienestar del arte y la cultura. Hasta ahora casi todo el trabajo grande se hace a través de iniciativas privadas”.

Apreciación
El arte dominicano, aparte de la bienal nacional, tiene poco apoyo institucional para su proyección nacional e internacional.
De esto se ha hablado hasta la náusea”.

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