La sandía es considerada uno de las frutos ideales para combatir las altas temperaturas de verano e hidratarnos debidamente, ya que está compuesto en un 93% por agua.Se dice que este fruto es originario de África, aunque actualmente existen más de cincuenta variedades. Todas ellas tienen propiedades más o menos parecidas, y por lo general, su clasificación se debe sólo a características físicas, como si tiene o no semillas, si es redonda o alargada o si su pulpa es más clara u oscura.
Como una referencia, un pedazo de 250 gramos tiene apenas unas 50 calorías y aporta un 42% de las necesidades diarias de vitamina C, un 15% de vitamina A y un 10% de vitamina B1. También tiene algunas cantidades no muy importantes de vitamina B6 y potasio.
Además de ser muy sabrosa y refrescante para esta época, produce un montón de efectos beneficiosos en nuestro organismo, entre ellos: es purificante, por lo que ayuda eliminar las toxinas, produce sensación de saciedad, ayuda a mantener la presión arterial y masticar sus semillas es bueno para la salud de la próstata.
Tiene antioxidantes y favorece la lactancia al fluidificar la leche materna. Es diurética, por lo que combate la retención de líquidos y ayuda a eliminar los ácidos acumulados en el organismo.
Para sacarle el máximo de provecho lo mejor es tomarla en ayunas o un buen rato después de las comidas, porque como tiene mucha agua tiende a fermentar si se come de postre. Si ya te animaste y quieres ir luego a comprar una sandía, un buen truco para elegir una que esté madura y sabrosa es darle unos golpes suaves con los dedos. Si suena como si estuviera hueco, esa es tu sandía.