“Aquí hay muy pocos historiadores con formación”

La elección como presidenta de la Academia Dominicana de la Historia no tomó por sorpresa a Mu-Kien Adriana Sang Ben, a quien desde hace varios años, en elecciones pasadas, le habían propuesto la presidencia de la academia, lo cual rechazó, ya…

La elección como presidenta de la Academia Dominicana de la Historia no tomó por sorpresa a Mu-Kien Adriana Sang Ben, a quien desde hace varios años, en elecciones pasadas, le habían propuesto la presidencia de la academia, lo cual rechazó, ya que en ese momento atravesaba por muchos problemas de salud, y consideraba que esa responsabilidad no le iba a permitir recuperarse bien de sus dolencias. “Santiaguera” de nacimiento, descendiente de padre chino y madre dominico-china, Sang Ben considera que frente a la academia le esperan muchos retos por afrontar, e indica que detrás de ella ha habido grandes realizaciones de historiadores, como son: Roberto Cassá, Chez Checo, Frank Moya, Emilio Cordero, “y ahora Bernardo Vega, o sea, ellos dejaron una impronta que yo tendría que mejorar”. Recientemente recibió el Premio Nacional de Historia José Gabriel García, en el renglón de investigación por la su obra “Conep: 50 Años del Consejo Nacional de la Empresa Privada”.

Primera mujer que presidirá la Academia Dominicana de la Historia. ¿Le sorprendió su elección?
No me sorprendió. Lo que sí me sorprende es la reacción del público, de la gente, de la prensa, algunas autoridades, porque yo sabía… bueno, la primera mujer, pero el impacto que ha tenido me ha dejado realmente sorprendida, y de corazón lo digo. Creo que es más por el avance de las mujeres que se ha reflejado y que ha tenido tanto impacto. Creo también, y eso muy relevante, porque soy mujer y china, o sea, dos cualidades muy sui géneris. Me siento feliz, no quiero más nada, considero que llegué donde quería llegar, solo quiero seguir haciendo lo que amo, seguir viviendo con alegría, no quiero más nada. Soy de las que dicen que la vida te da tristezas, rizas y lágrimas, porque esa es la dualidad existencial, entonces, disfrutemos las risas mientras llegan las lágrimas, porque es así la vida.

¿Cuáles retos le esperan?
Me esperan muchos. Estoy pensando muchas cosas, todavía tengo una vida productiva en la universidad. Soy maestra, desde hace 45 años. Comencé a dar clases desde los 15 años, en una escuelita que tenía el colegio de monjas donde estudiaba, yo cursaba el tercero de bachillerato, y las mojas habían preguntado quienes querían participar en una campaña de alfabetización, entonces me englobé. Luego ellas decidieron crear una escuelita de primero hasta cuarto grado, y a mis 16 años me pidieron que fuera la “directora”, y lo acepté. Ahí permanecí hasta que terminé el bachillerato, y desde ahí, no he dejado las aulas, siempre he sido maestra.

¿Tiene pautado su plan de trabajo?
Bueno, tengo algunas ideas sueltas. He revisado lo que se ha hecho, porque estuve en la directiva anterior, y sí tengo esbozos, poro todavía es muy pronto, falta un tiempo para tomar la posición. Asumiremos el 10 de agosto, pero se hará efectivo el 17. Me gustaría mucho en mi condición de maestra y de historiadora, ayudar lo que más que pueda en materia de enseñanza de la Historia, Metodología de la Enseñanza y en Renovación de los Contenidos de la asignatura.

Analista política, ensayista, columnista, historiadora, catedrática… ¿Cómo conjuga todos estos roles?
Es muy difícil. A veces me piden tantos roles que el tiempo es corto para todo lo que hay que hacer, pero pienso que lo básico es la organización. Creo que hay que sacar tiempo para todo, siempre. Me gusta mucho la filosofía del Tao que habla del Justo Medio. Soy muy taoísta. Si quieres ser la mujer más bella del mundo, con el cuerpo más chulo, tienes que dedicar 100% a eso; si quieres ser la intelectual número uno, tienes que dedicar 100% a eso, entonces no puedes cumplir con todos los roles. A mí me funciona mucho la organización. Tengo dos columnas, una en elCaribe y otra en el Hoy. Los artículos de elCaribe los hago los miércoles, entonces trato de no poner cosas para ese día, y para los del Hoy me organizo con un programita. Nunca hago mis artículos los fines de semana, porque esos días los dedico a los libros, a escribir, creo que en parte es la organización que me permite llevar a cabo todas las cosas.

¿Cómo se forma un historiador?
Un historiador tiene que tener formación historiográfica. Se aprende a ser un historiador, historiando, y la práctica te va enseñando las cosas. Aquí hay muy pocos historiadores con formación, aunque ya hay una generación que se ha formado. Bueno, Roberto Cassá, Frank Moya, Reyna Rosario y yo tenemos un Doctorado en Historia. Pero la mayoría son historiadores porque decidieron hacer historia, no porque estudiaron, pero otros son más empíricos, como abogados, economistas, pero hay que profesionalizar la profesión, valga la redundancia.

¿Cree que existe algo de la historia de RD que no se ha escrito?
Mucho. Nosotros hemos hecho grandes aportes en historia política, hay mucho trabajo sobre historia económica. Por ejemplo, Arturo Martínez Moya es economista, ha trabajado mucho la historia económica, sobre todo la evolución de las finanzas públicas. Aquí se ha hecho poco sobre la historia de la cotidianidad, sobre marginados. Este es uno de los temas que me gustaría, de hecho, tengo una deuda pendiente con el tema de las mujeres. He escrito poco sobre ellas, y es una deuda moral que tengo en mi condición de género. Otra deuda pendiente es terminar un libro sobre la migración china, tengo bastante escrito, pero no nos hemos juntado las partes, Chez Checo y yo para terminarlo.

¿Cuáles hechos de RD le han marcado?
He escrito mucho sobre historia política. Hice libros de Lilís, de Báez, Espaillat, después sobre política exterior, también uno sobre Minerva. Me marcó una columna que hice en el periódico Hoy que se llamaba “Revisitando mis creencias” y “Autobiografía intelectual”, donde hice un análisis de mis producciones intelectuales. El libro de Espaillat me marcó, porque fue como la culminación de mis reflexiones sobre la mitad del siglo XVIII. Ese libro ganó el Premio de Historia. Luego me gustó mucho “Yo soy Minerva”, porque ahí incursioné en otra forma de investigación histórica, utilizando primero entrevistas. Un libro que me impactó mucho fue la historia del tabaco, junto con Chez Checo. Me costó sangre, sudor y lágrimas escribirlo, porque no había hecho historia económica, entonces era un reto, tener que emburujarme con estadísticas y otras cosas que no era de lo que frecuentemente hacía. Otro que me impactó, fue la historia del CONEP, porque es otra visión de la historia, lo hice también con Chez.

Exhortación
Hay que leer, la historia es un ejercicio solitario, como toda investigación, porque uno tiene que leer solo y escribir solo, porque eres tú, tu corazón y tu mente que se ponen a escribir”.

Consideración
Soy una persona muy crítica con mis propias producciones intelectuales, porque si uno no es crítico, uno no avanza en la vida”.

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