Centro Nacional de Artesanía

Desde mediados del siglo pasado, abrió sus puertas al talento dominicano, el Centro Nacional de Artesanía (Cenadarte), la fragua donde se han forjado los sueños de cientos de jóvenes que no contaban con los recursos, ni con el espacio para sacar&#8230

Desde mediados del siglo pasado, abrió sus puertas al talento dominicano, el Centro Nacional de Artesanía (Cenadarte), la fragua donde se han forjado los sueños de cientos de jóvenes que no contaban con los recursos, ni con el espacio para sacar provecho de sus cualidades artísticas. Es en este lugar, donde no solo encontraron el respaldo, el aliento y el apoyo para canalizar sus sueños, sino que también recibieron las orientaciones para darle el mejor rumbo al don con que habían sido bendecidas sus manos.

En las instalaciones de lo que es hoy Cenadarte, funcionó en sus comienzos la Secretaría de Educación, pero después de 1965 es que surge Cenadarte como institución directamente dependiente del Estado. Esta institución, fue fundada durante el gobierno de Héctor García Godoy desde 1965, hasta la fecha, ejecuta planes concretos para impulsar el desarrollo del sector artesanal, a través de la capacitación de los artistas y la promoción y mercadeo de la producción artesanal dominicana. Cenadarte gradúa anualmente a más de 150 alumnos, muchos de los cuales, a partir de los conocimientos adquiridos en las diferentes técnicas, se convierten en gerentes de sus propios negocios y hacen sus aportes para mejorar la economía del sector donde viven.

El horario oficial es de ocho de la mañana a doce del mediodía, de lunes a viernes, pero para aquellos que por alguna razón se ven impedidos de asistir a clases esos días, se han habilitado los fines de semana, en coordinación con los maestros y los alumnos, aunque de acuerdo a los docentes, lo ideal es que los estudiantes reciben clases todos los días. Valentín Guerrero, director de la institución, explica que Cenadarte es el producto de un esfuerzo gremial y que en sus primeros tiempos el centro era la única opción para capacitar y certificar a los artesanos a nivel nacional. “Aquí se forma la parte artística de la artesanía”.

Con frecuencia son impartidos talleres, donde les instruyen sobre la utilidad de los materiales más inusuales.

Entre los talleres más recientes, impartidos en el centro figura el de jícara de coco, cuernos de res, torno de madera y modelado en arcilla. El tiempo de cada curso, lo determina el ritmo de aprendizaje de los estudiantes y su deseo de continuar ampliando sus conocimientos. El curso oficial para hacerse técnico artesano son dos años, la mayoría de talleres tiene una duración de tres meses.
En Cenadarte imparten docencia, de manera regular, siete profesores, pero con frecuencia ese grupo es reforzado por otros docentes.

Algo en lo que coinciden los maestros de la institución es que para trabajar como artesanos es imprescindible tener pasión, por eso les inculcan a sus alumnos, que mientras se encuentren en el proceso de aprendizaje se olviden por completo de lo comercial, porque pensando en lo económico, se descuidan y la calidad del producto baja.

Escuela de artistas

Cenadarte es la primera institución dedicada a la formación de artesanos en la República Dominicana, que surge con la finalidad de que los estudiantes salgan convertidos en verdaderos artesanos. “La gran mayoría de los artesanos que están realizando trabajos en la actualidad y que a su vez están formando a nuevos artesanos, lo hacen gracias al proceso de trabajo realizado luego de haber pasado por acá”, explica Bartolo Tejada, supervisor general.

De su lado, el profesor José Claston, experto en Artes Naturales y que en la actualidad instruye a sus alumnos las técnicas para realizar trabajos con la jícara de coco, como material principal, lleva 31 años impartiendo docencia en el centro, explica que en la mayoría de los trabajos tratan de mantener los materiales en su forma natural, sin agregar más que un poco de brillo. Afirma que con este material se pueden crear todo tipo de artículos y de cualquier tamaño. “Hacemos desde un diminuto botón, hasta una exuberante lámpara”, asegura Claston.

Dos niveles

En el primer piso, se encuentran la oficina de conferencia, el área de mayordomía, los baños; una de las salas fue cedida a Textil Cayena, un programa de la vicepresidencia de la República, la sala de exposiciones, donde los estudiantes dejan sus trabajos con la finalidad de que cuando las personas visiten el lugar tengan referencia de lo que ellos han aprendido en los meses y años de estudios.

En la parte lateral funcionan los talleres. En la sala de exhibiciones se pueden observar artículos de decoración para el hogar, la oficina, accesorios; bolsos, carteras, monederos, muebles, un cuadro. “La artesanía es creatividad”, explica Bartolo Tejada, supervisor general. El segundo nivel está reservado para las oficinas administrativas. En el salón de exhibiciones, ubicado en la primera línea de objetos sobresale una enorme lámpara de bambú. Es el primero de los trabajos que el visitante puede admirar, se ubica en una especie de línea de recibo, junto a un bien tallado espejo colgado en la pared.

A continuación, un estante elaborado en metal, playwood y bambú, un librero construido en madera y bambú, un mueble para terraza, una vinera, una pequeña butaca, otro librero, (este un poco más grande) y un mueble multiusos, entre otros bien trabajados artículos.

Materiales de trabajo

Uno de los materiales más usados en esta temporada es el bambú, esto gracias a las indicaciones ofrecidas por Misión Taiwán, que recientemente impartió talleres en el lugar. Pero también predominan objetos fabricados en cuerno, coco, tela de saco y madera, barro y vidrio.

Las piezas en exhibición no están en venta, pero los interesados pueden comprarlas en la tienda del centro que está ubicada en calle La Atarazana número siete, en la Ciudad Colonial.

Historia

Para el año 2000, con la creación del Ministerio de Cultura en el país, Cenadarte pasó a ser una dependencia del Ministerio de Cultura. En sus inicios Cenadarte les paga a los estudiantes, en ese entonces se les ayudaba para gastos de pasaje y como un estímulo para que no abandonaran sus estudios, ese modelo cambió, pero la formación sigue siendo gratuita. porque el presupuesto no es suficiente para brindarles la ayuda económica que les brindaban a los alumnos en los primeros años, pero la formación sigue siendo gratuita. Durante sus años de trabajo ha formado a unos siete mil artesanos, pero a su vez a ha participado en programas de formación en colaboración con otras instituciones Para el señor Valentín Guerrero, director el centro, lo más difícil de dirigir esta entidad es la falta de recursos, “porque el ánimo de colaboración, la unidad, la fraternidad con el sector artesanal dominicano, siempre ha sido muy bueno. No es fácil administrar crisis”. Explica que en total, en la entidad laboran 25 personas.

Valentín Guerrero llegó a Cenadarte desde el Ministerio de Cultura, donde realizaba otras funciones relacionadas con la artesanía, de la dirección de la Escuela de Orfebrería. Lleva unos cinco años conectado con la institución.

Un giro
Con el auge del turismo en los años ochenta, la artesanía nacional tomó un curso inesperado, porque se convirtió en un atractivo para el mundo”.

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