El Maestro Juan Bosch, a los 107 años de su nacimiento

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El pasado jueves 30 de junio, diversas instituciones tanto en el país como en el exterior realizamos diversas actividades para conmemorar los 107 años del natalicio de uno de los dominicanos más ilustres del siglo XX, el Profesor Juan Bosch, quien dedicó toda su vida a la construcción de valores políticos, sociales y culturales con el propósito de que la República Dominicana retomara los senderos de la libertad, la democracia y el bienestar social colectivo forjados por nuestros patricios Juan Pablo Duarte, Francisco del Rosario Sánchez y Ramón Matías Mella en las luchas independentistas.

Valorar la obra social, política y literaria desarrollada por Bosch durante su fecunda y ejemplar labor como literato, patriota y líder político del pueblo dominicano es un gran reto; pero analizarlo desde la perspectiva de su vocación y aportes como maestro y educador se puede calificar como una hazaña difícil de superar, porque en cada una de sus obras, en su pensamiento y en su vida cotidiana, dejaba diversas y valiosas enseñanzas.

Una de las reflexiones que hemos compartido en diversos escenarios que muestra que desde niño tuvo un instinto social muy desarrollado, es la siguiente “Nosotros teníamos buena ropa, zapatos, íbamos a la escuela, comíamos bien. Y, en cambio, los niños del pueblo, sobre todo los hijos de los campesinos, ¡pobrecitos!, vivían desnudos, viviendo en bohíos con pisos de tierra, tomando agua en higüeros sucios. A mí me preocupaba mucho eso, me dolía mucho, me producía dolor, y todavía hoy lo recuerdo con dolor y amargura. Ese sentimiento mío, de carácter social, no personal, se reflejaría en mi literatura”.

Es justamente la elevación de su propio estado de conciencia, construida en base a su profunda capacidad analítica y de observación, unida a su sensibilidad ético-social, lo que lo lleva a asumir el estudio de los procesos sociales como el punto de partida necesario para la creación de una conciencia social y política, que le permitiría contribuir a que los dominicanos y las dominicanas pudieran alcanzar el camino de la democracia; entendida ésta, como desarrollo humano pleno, dentro del más sagrado ejercicio de la soberanía y la libertad individual y colectiva.

La visión profunda del papel que juega la conciencia política en la construcción de la identidad y el imaginario social de los pueblos permitió al Maestro Juan Bosch asumir el magisterio ético-político, como el medio que le permitiría ayudar a la creación de una conciencia histórica colectiva.

Bosch entendía que la identidad del pueblo dominicano, desde su fundación como República, había sido fragmentada en múltiples circunstancias -procesos anexionistas, regímenes caudillistas, intervenciones militares de fuerzas extranjeras- desdibujando su condición de pueblo soberano, gestor de su propio avance y desarrollo; tornando invisible su condición de Estado democrático garante de las libertades públicas y la justicia social; y esa fue justamente la misión y el legado de Bosch, ayudar al pueblo dominicano a recuperar el sentido de su identidad, articulada a un Proyecto de Nación, a través de un ejercicio ciudadano democrático de pleno derecho, en el más amplio sentido de la palabra –económica-social y política- utilizando para ello la educación y la creación de una conciencia colectiva como medios esenciales para el logro de esta meta.

Para él, por consiguiente, el ejercicio de la democracia y la ciudadanía, pasa necesariamente por la educación y la formación en valores donde el Partido se convierte en el instrumento que articula la conciencia ético-social, con la acción comprometida de los ciudadanos y las ciudadanas, por la transformación de la realidad. De ahí que Bosch, encarnando mediante la palabra en sus múltiples manifestaciones –la narrativa, el ensayo político y social, y el periodismo político, el discurso político y las alocuciones radiales-, asume desde una perspectiva pedagógica, una ingente tarea: elevar el grado de conciencia ciudadana, como punto de partida para la construcción de una sociedad democrática.

Por consiguiente, puede decirse que en la matriz: Conciencia – Práctica Política –Construcción Democrática– en el pensamiento y el ejercicio político de Juan Bosch, la educación juega un papel estelar, en tanto se convierte en un instrumento fundamental para el logro de la “concienciación” de los sujetos sociales, constitutivos de su ideal de nación democrática. Para el Maestro, este planteamiento se encarna en el plano de la acción política como instrumento de emancipación y transformación de la sociedad. En ambos, el fin último de este accionar pedagógico-político, ha de ser siempre el bienestar común de los ciudadanos y la justicia social que esto supone.

Al iniciar su labor de político y escritor, tenía bien claro, que la educación es un factor clave para que un país como la República Dominicana superara sus condiciones de pobreza y pudiera garantizar un desarrollo económico sostenido. Estaba convencido que sólo un sistema educativo basado en oportunidades iguales para todos y todas constituye la fuerza motriz para el desarrollo nacional.

Bosch entendía que en la educación está la garantía de una vida con calidad, porque la educación facilita un empleo mejor, despierta una tendencia al bienestar, moviliza a las personas al continuo progreso y proporciona a los ciudadanos y las ciudadanas las herramientas necesarias para que desarrollen capacidades, que oportunamente, puedan ser aprovechadas para integrarse y aportar activamente en una sociedad basada en el conocimiento.

En ese sentido, el maestro insistía constantemente en estudiar y exponer los males de nuestra sociedad, el pobre desarrollo económico del país y el atraso social que impedían el impulso de un sistema educativo basado en oportunidades iguales para todas y todos los dominicanos y las dominicanas.

Al maestro Bosch, el conocimiento de la idiosincrasia del pueblo dominicano lo llevó a ser un maestro del realismo social en literatura y en política. Su pensamiento social y humanista ha quedado profundamente vinculado a la interpretación de nuestra realidad social e histórica como pueblo.

En este 107 aniversario de su natalicio, que coincide con la celebración del Día del Maestro, es importante recordar que en esencia, en Juan Bosch están como en ningún otro dominicano del siglo XX las ideas, el accionar y la práctica de valores de un hombre de verdadera e inquebrantable vocación patriótica; de un gran maestro promotor de ideas que contribuyeron a elevar el nivel educativo de la población dominicana. Sus enseñanzas están ahí, latentes y vivas, aportando cada día nuevas visiones y profundos ideales de transformación desde diferentes ámbitos –y con el apoyo de hombres y mujeres formados bajo su orientación decididos y decididas a trabajar sin descanso por el desarrollo de la República Dominicana.

Los valores forjados a la luz del pensamiento boschista deben trascender las prédicas y el discurso y seguir consolidándose como prácticas de vida, ya que el Maestro Juan Bosch fue un ejemplo, un modelo, un paradigma de los ideales, valores, actitudes y convicciones a las que aspiramos la mayoría de los dominicanos y las dominicanas. Para don Juan, su propio estilo de vida constituyó el recurso pedagógico por excelencia para la concreción de su propósito esencial: el bienestar colectivo del pueblo dominicano.

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