La gente ejerció su derecho

Como cada vez que concluye un proceso de votación, en esta ocasión se ha generado un intenso debate sobre la calidad de las elecciones. Sin dudas se dieron fallos en la logística y la administración electoral, principalmente por la aplicación…

Como cada vez que concluye un proceso de votación, en esta ocasión se ha generado un intenso debate sobre la calidad de las elecciones. Sin dudas se dieron fallos en la logística y la administración electoral, principalmente por la aplicación de nueva tecnología. La observación nacional e internacional destacó además las prácticas de proselitismo electoral y de distribución de dinero el día de las elecciones. Estos problemas y la incapacidad de las autoridades electorales para la gestión de conflictos, han generado una situación de tensión y violencia en distintas localidades, pero no invalidan el proceso.

En la explicación de lo que pasó en las elecciones, uno de los elementos que más llama la atención es el análisis que hacen algunos del papel jugado por los electores. En su crítica al proceso electoral, sobre todo la de aquellos que no fueron favorecidos, se culpa a la ciudadanía de no saber votar. Colocados en una postura de “superioridad moral”, acusan a la mayoría de dominicanos de no haber votado con responsabilidad y consciencia. Las elecciones son ilegítima, dicen, porque “la gente vendió su voto”. Detrás de este tipo de análisis se esconde una actitud poco democrática de desprecio por la decisión popular.

Para nadie es un secreto que en el país existe un sistema electoral repleto de precariedades, donde se da una relación perversa entre dinero y política; y en el cual, están muy presentes las prácticas clientelares y la desigualdad en la competencia. Aunque esto tiene una gran influencia en la dirección del voto, no se puede decir que sea el factor determinante. Dos temas importantes son: ¿a qué proporción de los electores llega el clientelismo? Y si, ¿aquellos que reciben dinero y favores votan todos por el político clientelista? Lo que está claro es que estas prácticas existen y que los partidos y sus líderes tienen la responsabilidad de eliminarlas del sistema político dominicano.

A diferencia de la opinión anterior, los electores dieron una muestra de civismo, yendo a votar desde temprano y de manera ordenada. Se mantuvieron en fila a pesar del retraso y la poca organización. Una parte habrá vendido su voto, pero muy probablemente la gran mayoría votó de acuerdo a lo que le dictaba su consciencia. Es decir, los ciudadanos y ciudadanas, una vez más, pasaron la prueba. Los órganos electores y los partidos políticos, son los que han dado evidencia de no estar a la altura de los electores. Aunque en condiciones de precariedad, la gente ejercicio su derecho al voto y esto tiene que ser respetado y valorado.

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