Tal y como habían vaticinado las más prestigiosas firmas encuestadoras, nacionales y extranjeras, el presidente Danilo Medina fue reelecto con más del 60 por ciento de los votos computados por la Junta Central Electoral (JCE). Los comicios del pasado domingo ratificaron el comportamiento cívico que contra todo pronóstico negativo mostró el pueblo dominicano. Pero fue el escenario propicio para que demostraran el respaldo al Presidente, que a partir de esta jornada electoral se convierte en el más votado de la historia democrática de nuestro país.
Fueron unos comicios donde la gente votó de manera organizada y decidida, sólo salpicados por episodios que representan una ínfima parte de lo que fue esta gran fiesta de la democracia. Y de esto dieron fe y testimonio los organismos internacionales acreditados por la JCE, para que fungieran de testigos de ese histórico momento que vivió nuestra amada Quisqueya.
Danilo se consolida como el líder máximo de los dominicanos, ahora con una gran responsabilidad: seguir siendo el guía de un pueblo que creyó en él en el 2012, y que revalidó ese respaldo sin precedentes.
No quiero decir que es una victoria avasallante porque entiendo que se contrapone con el estilo de Danilo Medina, quien en el terreno práctico ha confirmado ser un gobernante conciliador, abierto al diálogo y a la concertación. Entonces, con su triunfo el mandatario no intenta vender la idea de que avasalló, y dejó ver esta actitud cuando al día siguiente de las elecciones dijo ante millones de dirigentes y seguidores que se trataba de un nuevo gobierno para toda la sociedad dominicana.
Fue muy claro al indicar que invitaba a ver esta victoria con un sentido incluyente, que no era un triunfo propio de los peledeístas y fuerzas aliadas, sino también de aquellos que no lo favorecieron con su voto. De esta forma, Danilo asume el compromiso de ser un presidente cien por ciento democrático, dispuesto a aplicar un programa de gobierno equitativo, sin banderías políticas y orientado a favorecer a los sectores más sensibles de este país.
Particularmente, me siento feliz y satisfecha, porque igual como hice en el 2012, aporté mi granito de arena para que Danilo hoy pueda contar en su haber político una segunda victoria electoral. Y lo hice, porque entiendo que su proyecto merece un espaldarazo, y que la mejor forma de hacerlo era trabajando para que pudiera completar su obra de gobierno.
Como yo, millones de dominicanos hoy celebran que el Presidente haya sido capaz de satisfacer las expectativas de un pueblo que depositó su confianza en este servidor público, para que rija por otros cuatro años los destinos de nuestra nación.
Danilo ha de sentirse orgulloso de ocupar un sitial que sólo es posible conseguir con el trabajo tesonero e incansable. Como he repetido en todo el trayecto de estos primeros cuatro años de gestión, estoy segura de que el período que inicia a partir del 16 de agosto será mucho más fecundo y de progreso para los dominicanos.
Felicidades, señor Presidente.
