Políticos constructores de verdades ficticias

La inmensa mayoría de los seres humanos tenemos la tendencia ancestral de construir en nuestro cerebro la idea de lo que queremos, aún a sabiendas de que es muy distinta a lo que tenemos, y esa volátil construcción artificial la imponemos gradualmente

La inmensa mayoría de los seres humanos tenemos la tendencia ancestral de construir en nuestro cerebro la idea de lo que queremos, aún a sabiendas de que es muy distinta a lo que tenemos, y esa volátil construcción artificial la imponemos gradualmente sobre la verdadera realidad material, con la deliberada intención de que lo que queremos termine desplazando a la realidad de lo que tenemos, y de esa forma siempre intentamos imponer como nueva realidad, un imaginario concepto del cual estamos conscientes que es ficticio por demás, y logramos acostumbramos tanto y tanto a nuestra falsa realidad, que nuestro cerebro termina aceptándola como la única verdad, y pasado el tiempo desafiamos la verdadera realidad y la acusamos de ser falsedad.

Uno de los escenarios donde con mayor frecuencia se ve la construcción de una falsa realidad sustentada en la ficción, es la política electoral de nuestra nación, donde hasta quienes no tienen ninguna posibilidad de llegar al 1% de la votación, argumentan con aparente sobrada razón, y con la difractada pseudopropiedad que da la ficción, que serán seguros ganadores del proceso electoral, y usted les escucha y les mira con tanta atención, que llega a la conclusión de que estudiaron en escuelas para presidentes donde las matemáticas son diferentes, porque aprendieron que en las encuestas electorales los números pequeños representan simpatías grandes y los números grandes representan simpatías pequeñas, o tienen tanta fe que la han transferido integralmente a la política, y están convencidos de que realmente los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos.

Otros candidatos tienen niveles de simpatías que son relevantes, y en los muestreos electorales salen con números importantes, y aunque saben que están distantes del anhelado primer lugar, argumentan de manera constante que sus números los colocan delante, pero cuando se publican encuestas de prestigio internacional, y les ponen en un lejano segundo lugar, se niegan a aceptar los resultados publicados alegando que los encuestadores fueron previamente comprados para colocar falsos números acomodados, y terminan diciendo a la sociedad que la encuesta de la verdad será el día del proceso electoral donde todo el mundo les irá a votar.

Y así van pasando días de sol y noches de luna, sorteando palabras difusas cargadas de bruma, en un ínterin que les permite construir un escenario de dudas, donde si no ganan con lo poco, es porque les hicieron fraude por mucho, donde si después del conteo un candidato se quedó rezagado fue porque en su contra se utilizó el dinero del Estado, donde si las encuestas aciertan en lo mucho es porque los adversarios compraron y pagaron a muchos, y donde si las encuestas también aciertan en lo poco es porque dislocaron el padrón para impedirles su votación, y porque además manipularon los scanners de transmisión fruto de una conspiración para alterar resultados de la votación, llegando a pedir, a 15 días de la elección, que les den 30 días para revisar los scanners de transmisión, y usted pregunta, ¿pero y qué matemáticas son éstas? Pedir 30 días de revisión faltando apenas 15 días para la votación. ¿Dónde estaban antes, y qué estaban haciendo antes?, ¿por qué ahora es cuando piden para revisión de instrumentación un tiempo que duplica al restante para la elección?, y lo que es peor, después de aprobar, durante más de un año, el conteo electrónico, decir ahora que la Ley Electoral establece, y obliga, un conteo manual, mediante el sistema de 4 palitos, y una rayita horizontal, es verdadero deseo de boicotear.

El político dominicano es muy dado a construir su propia ficticia realidad, sabiendo que esa ficticia realidad dista mucho de la verdad, y con tiempo suficiente comienza a combatir la verdadera realidad llamándola falsedad, intentando crear una percepción diferente, que pueda distraer y confundir a la gente, sabiendo que vivimos en una sociedad que no tiene cultura perdedora, y donde a última hora quienes no tienen militancia partidaria, ni simpatía electoral, votan por quien tiene más posibilidad de ganar, y todos sabemos que esa tendencia se acentúa mucho más en la medida en que todas las encuestas muestran que hay una inmensa mayoría que ya definió su simpatía, y que a 15 días del proceso electoral eso no va a cambiar, aunque lo que sí habrá de cambiar radicalmente, para hacerla diferente, es la política dominicana, sustituyendo a políticos de discurso birrefringente, por nuevos políticos más realistas, más competentes y más coherentes. l

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