Doña Candy, ejemplo de una labor encomiable

El trabajo social es un sacerdocio que envuelve la sagrada misión de servir con empeño y altos niveles de conciencia, sacrificios, tiempo y paciencia, para ver concretizar objetivos predefinidos.

El trabajo social es un sacerdocio que envuelve la sagrada misión de servir con empeño y altos niveles de conciencia, sacrificios, tiempo y paciencia, para ver concretizar objetivos predefinidos. Quizás sea esta la mejor forma de definir a quienes dedican sus días a visualizar necesidades ajenas, para convertirlas en objeto de trabajo más allá de intereses económicos.

Esta responsabilidad no espera aplausos y recompensas, sino resultados que alienten la vida de los menos favorecidos. Es, simplemente, darse por entero para socorrer a sectores injustamente olvidados; a los que sufren por diversas razones y ven perdidas sus esperanzas.

Estas características ajustan perfectamente para describir el trabajo que realiza la primera dama de la República, doña Cándida Montilla de Medina, de quien solo conocía su profunda fe cristiana, porque compartíamos en la misma Parroquia, desde hace algunos años.

Siempre sencilla, pero a la vez cercana y afectuosa. Por eso pienso que como Primera Dama de la República, no podemos estar mejor representados. Nos llena de orgullo saber que el país cuenta con una mujer poseedora de gran sensibilidad social, más que comprobada con iniciativas encaminadas para favorecer a los que menos pueden.

Trabaja sin descanso por los más necesitados y por el fortalecimiento de todos los programas que desarrolla desde su oficina, el Despacho de la Primera Dama. Actualmente, cientos de miles de personas se benefician de manera directa de proyectos como el Centro de Atención Integral para la Discapacidad (CAID).

Este proyecto está focalizado en la inclusión de programas de ayuda a personas con diferentes discapacidades. Es, sin lugar a dudas, un hecho sin precedentes en el Estado dominicano y con resultados más que tangibles.

Aquellas familias que antes no tenían adónde acudir, hoy reciben atenciones especiales y de un personal con indiscutibles estándares de profesionalidad. Se trata de un servicio integral armonizado con la misión del CAID, que es brindar atenciones de calidad en la evaluación, diagnóstico y proceso terapéutico de niños y niñas de 0 hasta 10 años, que padezcan de Síndrome de Down, trastornos del Espectro Autista y parálisis cerebral infantil.

Otros proyectos no menos interesantes a los que doña Cándida dedica gran parte de sus días son: Mujeres Saludables, Ángeles de la Cultura, Niñez Primero y Comunidades Inteligentes, entre otros tantos.

Cada iniciativa está ceñida a los lineamientos generales del gobierno que preside su esposo, Danilo Medina, basado en la inclusión social. Por eso, es una mujer solidaria, sensible y dulce. Su trabajo proyecta el amor y la entrega que le imprime a cada una de sus actuaciones.

Vive para servir y cree en el servicio desinteresado a los demás. Siempre con un trato delicado, respetuoso y afable, doña Cándida ha sabido ganarse el cariño de todos los dominicanos, que la asumen como un ente importante dentro del gran proyecto de nación que impulsa el presidente Medina.

Su figura serena, gentil y cercana a la gente, encarna el complemento perfecto para el mandatario que ha sabido ganarse el corazón del pueblo. Es una mujer de grandes valores humanos, morales y cristianos. Madre y esposa ejemplar.

Doña Candy es eso, la más fiel referencia de la expresión: “El que no vive para servir, no sirve para vivir”. Lo ha demostrado, desde el Despacho de la Primera Dama, en su vida personal y profesional, asistiendo con su experiencia y dedicación a muchas personas.

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