“Es un honor haber sido el primer presidente electo de Acroarte”

Carlos T. Martínez nació en una humilde cuna, un hogar donde solo estaban él y su amada madre, Ana.

Carlos T. Martínez nació en una humilde cuna, un hogar donde solo estaban él y su amada madre, Ana.En la casita que compartían faltaban muchas cosas materiales, pero sobraban el amor, la obediencia, el respeto y la formación.

Como hijo de madre soltera, muy temprano asumió la responsabilidad de trabajar para ayudar en el sustento del hogar y tratar de aliviar la pesada carga que llevaba su progenitora.

Desde niño, desempeñó varios oficios, pero siempre supo que la preparación académica sería el camino más expedito para alcanzar sus metas.

Amó a su madre profundamente y le estará eternamente agradecido por todo lo que ésta hizo por él, por eso, el día más triste de su vida, fue el de la muerte de su progenitora.

Por encima de todo, Carlos, “El Deferente”, como es conocido en el medio, se siente inmensamente bendecido por Dios, un hombre feliz, que espera publicar 50 libros, ver a sus nietos graduados y encaminar a sus bisnietos por senderos de progreso.

1. Petromacorisano
Nací el día nueve de noviembre del año 1945, en San Pedro de Macorís. Mi madre, fallecida, Ana Martínez. Fui un hijo de madre soltera, a ella le agradezco la vida, era una mujer regia, de quehaceres domésticos. Una mujer inolvidable para mí. Me dio formación. Me enseñó la honestidad, que a lo ajeno no se le pone la mano. Desde los siete años comencé a trabajar, limpiando zapatos, vendiendo paletas, helados en palitos, para poder ayudar a mi mamá con los gastos de la casa. Ella trabajaba y se ganaba 12 pesos mensuales. Me adoraba y yo a ella. Mi madre vivió hasta los 106 años.

2. A la capital
De niño, yo maroteaba mucho por la universidad, porque mamá me trajo para acá, a San Carlos, a los cinco años. Viví en muchos lugares, pero en general fui un muchachito tranquilo. Recuerdo una anécdota de cuando yo era limpiabotas. Yo tenía una latita de pintura para sentarme y como yo era medio enamoradito, en esa época, yo la introducía en una caja de cartón y me iba a Gazcue a limpiar zapatos. Una vez, iba a limpiar 20 pares de zapatos y me dijo otro limpiabotas: “¿tú tienes líquido?”, solo me quedaba un poquito, y me dice: “bótalo, que yo te voy a dar”, yo lo boté, y me dijo: “¡ay, te jodiste! Cuando ese muchacho me hizo eso, yo cogí la latita y le di un latazo, le rompí la cabeza, me llevaron al destacamento, y entonces el comandante, que era un sargento mayor, me preguntó que qué fue lo que pasó. Cuando le expliqué, a mí me soltaron y lo dejaron preso a él.

3. En busca del padre
Tuve que transitar por los senderos de la investigación, porque yo no quería por ninguna circunstancia enamorar a una hermana sin saberlo, cosa que lamentablemente ha acontecido en algunas familias. Entonces, fui barbero, y un día, cuando tenía 17 años, estaba recortando en el Ensanche Ozama a un hermano mío, llamado Roberto Sosa, y le pregunté a la mamá de él, doña Tana, que cómo se llamaba su papá y me dijo que Carlos Ramón de los Santos, y yo le dije que ese era mi papá. Conocí a mi papá cuando yo tenía los 17 años, en el ingenio San Luis. Yo quería saber quién era. Cuando él me vio me preguntó que qué yo hacía, que si ya trabajaba, y le respondí que yo era boxeador y a él le sorprendió mucho. La relación fue muy corta, no hablamos más de tres veces, pero no guardo ningún dolor. Doy gracias a Dios porque de la unión de ellos nací yo.

4. La figura paterna
No es lo mismo, crecer con ambos padres, que con uno solo. Soy padre de 10 hijos, cinco hembras y cinco varones, y dos más que crié de mi esposa, que son Vanessa y Carlos Alberto, que falleció. Con nosotros vive el menor, Marcial Martínez, que es comunicador. No es lo mismo crecer con el apoyo y el cariño de tu papá. Yo tuve que criarme, primero con mi abuela, que era muy fuerte, y después con mi madre, pero yo exhorto a los padres a que se acerquen a sus hijos, porque sé que hay muchos hijos huérfanos de padres vivos. Yo creo que la familia es lo primero, para el ser humano vale más la familia. El padre es necesario en el hogar. Una de las cosas que hablo con mis hijos, que ya son todos grandes, es que la responsabilidad del padre es vital en el hogar. El padre en la casa es muy necesario. En mi caso, el apoyo y el afecto que me dio mi madre, fue suficiente, aunque la figura del padre siempre es necesaria. En la vida pasé mucho trabajo, mi madre y yo pasamos momentos muy duros, pero esa es mi historia, no puedo negarla y me siento orgulloso, de ahí es que yo vengo.

5. Regalo del creador
La voz es un regalo que nos hizo el creador. Yo escuchaba a Ramírez Hirujo hablar por una emisora, que estaba en la avenida Mella, y a mí me gustaba cómo él hablaba. Yo fui allá, porque yo soy compositor, tengo varios temas grabados. Cuando Aníbal de Peña se pelea con doña Taga Blandino, yo escribí “Quiero darte un beso”, eso lo grabó Humberto Hernández, El romántico del norte. De ahí grabamos el tema “Mujer Ajena” y de ahí seguimos haciendo más temas. Cerca de 20 artistas han grabado mis temas. Mi profesor Carlos Julio Santana me decía: “Carlos tienes que leer”. Estudié por el año 1967 en la Escuela Nacional de Locución del profesor Otto Rivera, a quien yo agradezco mucho, a Buenaventura Bueno Torres, a Juan Nova Ramírez, agradezco los consejos de don Rafael Herrera, que cuando estudié periodismo, el profesor Otto Rivera me dijo: “hablar al micrófono es como hablarle a una dama, no puedes vocearle”.

6. Locución
Después de la Guerra de Abril, yo estudié locución, estuve en la guerra, en el Comando San Lázaro, como pensé que me iban a matar me fui. Cuando yo escuchaba a Ramírez Hirujo iba a verlo, porque estábamos en la misma Zona Colonial. Entonces, en el 66 hablé con el locutor Tiberio Castellanos y me inscribó en la Escuela Nacional de Locución Otto Rivera, ahí aprendo la metodología de cómo utilizar la voz, la dicción, los ejercicios del lápiz en la boca. Quien me da la mano, no lo puedo olvidar nunca, fue Hugo Hernández Llaverías. Yo llevé una canción para que me la colocaran y él me dijo que yo tenía bonita voz, y me preguntó si yo estudiaba locución; eso fue lo que me motivó a estudiar locución y antes de ser lo que sea, yo soy locutor. Después estudié Periodismo en el Instituto de Periodismo, de mi amigo Salvador Pittaluga Nivar. Después fui director de la revista Telearte, en la revista Teletres, colaboraba en la mayoría de los periódicos y mantengo mi columna Generalidades, en el periódico El Nacional. Sigo escribiendo, es algo que me gusta. Me he dedicado a escribir libros, soy el autor de “Confesiones de una ninfómana”, “Premio Casandra: Historia de Acroarte”, “Vida y obra del doctor Mariano Lebrón Saviñón”, “Héctor Jiménez, un dominicano que triunfa en los rascacielos del mundo”, “La vida de Jochy Santos con el mismo golpe”, “La más celosa de las mujeres”, y ya tengo publicados 19 tomos de Grandes Dominicanos y estamos dando los toques finales al tomo número 20. Leo alrededor de cinco horas diarias.

7. Pérdida irreparable
La muerte de mi madre, es un hecho muy triste. Yo estaba preparado, porque el transcurrir del tiempo me ha demostrado que de aquí no sale nadie vivo. Ese día yo iba para la emisora, yo trabaja en el programa que aún tengo y que lleva 35 años, Panorama Farandulero y algo más, y cuando yo iba, como a las siete de la mañana, porque entraba a las ocho, mi esposa me llamó y me dijo: “sigue a Villa Duarte”, así lo hice, y encontré a mi madre muerta. Eso fue el 13 de febrero del año 2006. Me siento feliz de haber amado a mi madre y de siempre haberle agradecido todo lo que hizo por mí. Ella realizó toda clase de labor para sacarme adelante.

8. La Guerra de Abril
Recuerdo cuando fuimos a defender en Santa Bárbara, que tiraron algunos cañonazos con morteros y salieron varios heridos. Cuando yo estaba por detrás del mercado, yo andaba con una pistola y una ametralladora Cristóbal y yo estaba cerca de la Palo Hincado y entraron unos tiros que yo no sabía de dónde venían y lo que hice fue que me tiré. Cuando vi todos los impactos de bala, yo me pasaba la mano por el cuerpo, porque yo tenía una camisa roja. Entonces me sentí muy feliz de darme cuenta que yo estaba vivo. No me arrepiento de haber estado en la Guerra de Abril.

9. Acroarte
Lo mejor para mí fue haber sido el primer presidente electo de Acroarte. Estuve desde el inicio, debo resaltar que fue una idea de J. Eduardo Martínez y Estuardo Arias, ellos me invitan a la Broadcasting Internacional, HIZ, donde ellos tenían un programa “Aquí Santo Domingo”, y me invitaron a una sección que se llamaba “El Hoyo”, donde al que sentaban le decían muchas cosas. En ese momento, ellos me están diciendo que si yo estaba dispuesto y les dije que sí. Le di brillo a esa idea. El primer año lo tuvo, en la gestación de Acroarte, Estuardo Arias, conjuntamente con J. Eduardo Martínez, que fueron los ideólogos, en ese sentido fuimos los tres. Después se integra Carlos Cepeda Suriel y un grupo de Compañeros. Ahí vamos a elecciones, la contraparte era el buen amigo Napoleón Veras. Vamos a elecciones y yo gano esas elecciones. Me tocaron los tres primeros premios Casandra. Siempre he estado en mi institución y le di la mano a muchos jóvenes para que se integraran. Fíjate en lo que se han convertido esos premios. Creo que junto a mis hijos, mis libros, mi corazón, el amor efusivo y deferente a mi señora madre, el haber estado en la Guerra de Abril y pertenecer a Acroarte, representan mi mayor orgullo.

10. Estabilidad familiar
Me he casado cinco veces. Me casé en la Guerra de Abril, porque pensé que me iba a morir, de ese matrimonio tuve dos hijos, Gesel Teresa Martínez, la primera hembra, y Carlos Adriano Martínez Fernández. Me casé de nuevo con Margarita Valdez, con quien tengo a Elvis Alexis Martínez. Me casé de nuevo y tuve cuatro hijos, tres hembras y un varón, Carlos Te quiero, Helen Verónica, Rosanna Iluminada y Vanessa Martínez. Después inicié otra relación con la que es mi amor, y con la cual llevo 35 años de altas y bajas, pero siempre unidos por el amor, Vanegrey. Yo era muy enamoradizo, pero un día entendí que no podía llegar a viejo brincando, para terminar solo, a mí no hay cosa que me produzca mayor tristeza que la soledad. Tengo 12 hijos y nueve bisnietos. l

Amor a la familia, a la patria y a Acroarte

En el año 1967, tuve que salir del país, me fui a Puerto Rico, trabajé una semana en radio, en una emisora en Carolina, solo una semana, porque no pertenecía a la unión de locutores en esa época. Después trabajé despachando gasolina en una estación de expendio de combustible. A los siete meses, un Día de las Madres, se me metió doña Ana en la cabeza y volví para mi país. He viajado por muchos países, pero el mejor lugar en el mundo para cualquier ser humano, es su tierra. Me siento muy orgulloso de mi vida.

Dios me ha bendecido mucho, pero lo que ahora quiero es ver a mis nietos graduarse. Tengo unos nietos que poseen un talento extraordinario, una formación muy sólida. Me gustaría llegar a publicar 50 libros y ya llevo, con el que estoy terminando, 27. Encauzar a mi familia por los mejores caminos, ver mi patria donde no haya tantos niños huérfanos de padres vivos, que no haya tantos niños pidiendo en las calles, sin poder estudiar. Que los políticos entiendan que están llamados a trabajar por la gente y para engrandecer la patria. Me metí en ayudar a un amigo en una revista y producto de eso existe una demanda de un dinero del que yo no soy culpable en lo absoluto. Solo traté de ayudar a un amigo y él sabe, si tiene la dicha de leer este artículo, que lo único que hice fue servirle efusiva y deferentemente.

Guerra de Abril
Recuerdo que estábamos en la cabeza del puente cuando fueron a bombardear y vi caer a toda esa gente, fue muy duro, pasarle por el lado a todos esos cadáveres. Eso fue impactante para mí.

Orgullo
Lo mejor para mí fue haber sido el primer presidente electo de Acroarte. Estuve desde el inicio, debo resaltar que fue una idea de J. Eduardo Martínez y Estuardo Arias.

La casa
He viajado por muchos países, pero creo que el mejor lugar en el mundo para cualquier ser humano, es su tierra”.

Soledad
Yo era muy enamoradizo, pero no podía llegar a viejo brincando, para terminar solo. No hay cosa que me produzca mayor tristeza que la soledad. ”

Escritor
Tengo publicados 19 tomos de Grandes Dominicanos y estamos dando los toques finales al tomo número 20”.

Responsabilidad
Una de las cosas que hablo con mis hijos, que ya son todos grandes, es que la responsabilidad del padre es vital en el hogar”.

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