Acondicionar al votante para condicionar el voto

Introducción1.- Electores y electoras hacen acto de presencia en los colegios electorales dominicanos, impulsados por distintas motivaciones, las cuales encierran las causas más diversas, que van desde políticas, pasando…

Acondicionar al votante para condicionar el voto

1.- Electores y electoras hacen acto de presencia en los colegios electorales dominicanos,  impulsados por distintas motivaciones, las cuales encierran las causas más diversas,  que van  desde políticas, pasando por ideológicas,  hasta  llegar&#82

Introducción

1.- Electores y electoras hacen acto de presencia en los colegios electorales dominicanos, impulsados por distintas motivaciones, las cuales encierran las causas más diversas, que van desde políticas, pasando por ideológicas, hasta llegar a las de por conveniencias.

2.- Aquel que ejerce el derecho al sufragio porque es miembro o simpatizante del partido que favorece con su voto, lo hace políticamente convencido de lo que está haciendo; su voluntad la manifiesta poniendo en ejecución su deseo, el propósito que anidaba en su conciencia.

3.- La ideología de una persona puede guiarla a votar por una organización política que no es la suya; es posible que lo haga porque, coyunturalmente, considera que, para sus objetivos estratégicos, resulta conveniente que favorezca con el sufragio al grupo político que le dio el voto.

4.- A veces ocurre que la ciudadana o el ciudadano sufraga por relaciones personales con el candidato o candidata de tal o cual partido. Los vínculos familiares, de amistad o afectivos, en ocasiones sirven de motivación a algunos sufragantes que no tienen definida inclinación política o ideológica.

5.- Ningún elector o electora pone su gana, deseo de votar, por puro capricho, por estar de voluntarioso o fastidiar a alguien. Raras veces vemos un obstinado gratuito ocupando un espacio de su tiempo para ir a un centro de votación.

6.- Ejecutando la calidad de elector encontraremos a un individuo que con su voto persigue algo; desde el fondo de su alma manda un mensaje, dice un antojo; expresa un anhelo echando una papeleta en una urna, lanza su albedrío dándole riendas sueltas a los dictados de su conciencia.

7.- Aunque no esté bajo custodia o vigilancia alguna al momento de inclinarse para tirar en la caja la papeleta que ha marcado señalando los candidatos seleccionados, el elector o la electora no siempre comparecerá libremente a elegir los candidatos de su preferencia.

I.- Acomodar para cautivar al elector

8.- La libertad de electoras y electores puede estar acondicionada mucho antes del día de sufragar; acomodada para que responda a un objetivo determinado; inducida a los fines de que cumpla con el fin perseguido por el acondicionador; con el acondicionamiento de la libertad, la persona se aclimata en forma tal que hace habitual su forma de proceder.

9.- En el caso específico de la política electoral dominicana, la preparación de un posible votante es una labor de captación que se hace para conquistar el voto del elector captado. Es un trabajo de tanta habilidad que la víctima no se da cuenta de la operación de que ha sido objeto en su voluntad.

10.- En el medio político dominicano el acomodamiento de la intención del votante se ha utilizado desde siempre; unas veces por medio de la violencia física, y en otras mediante las dádivas. Los donativos han cambiado de acuerdo a la época, las posibilidades del donante interesado y las necesidades del que los recibe.

11.- El arreglo de la voluntad de aquel que se busca cautivar para lograr su voto, resulta de una operación de acondicionamiento; atraerlo para provecho político de quien hace el aporte aparentemente caritativo, pero tiene en el fondo la marcada intención de ir condicionando el libre albedrío, para convertirlo en prisionero de sus necesidades materiales y espirituales.

12.- El votante acomodado por el caudillo político, se adapta con facilidad a sus caprichos. En la medida que el posible sufragante es conquistado con los regalitos, se rinde a las decisiones del captador de voluntades, apresador de la libertad de pensar y actuar.

13.- La entrega a un ser humano lleno de pobreza, de un sobre con una pequeña cantidad de dinero o una fundita conteniendo algunos alimentos, lo acomoda, hace posible la adaptación de su voluntad a las pretensiones de quien hace de politiquero generoso con los necesitados, desprendido con los de abajo, espléndido con las masas desposeídas; desconociendo el menesteroso que su situación de miseria es causada, precisamente, por ese simulador dadivoso.

14.- En el ambiente político electoral dominicano, los que ejercen el derecho al voto lo hacen acondicionados por aquellos que, previamente, hacen labor de acondicionamiento de los electores y electoras dominados por la más horripilante miseria.

II.- El deseo de votar libremente choca con las necesidades del votante.

15.- El voto acondicionado ha estado decidiendo los procesos electorales dominicanos en los últimos años, y ahora no es diferente; la pobreza en el seno de nuestro pueblo lo lleva a entregar su voluntad política a cambio de un pedazo de pan o una hoja de zinc.

16.- La aspiración del sufragante votar con plena libertad, choca con las necesidades apremiantes que padece, y cree que las ha resuelto con una pequeña suma de dinero recibida en tiempos de elecciones, el hambre mitigada por unos días.

17.- La ignorancia, el atraso político, y la opresión social en todos los órdenes, ha hecho posible al buscador de votos acondicionar espontaneísmos e impide a las grandes mayorías nacionales meditar y reflexionar en paz. Un sujeto que no tiene garantía de comida, empleo, techo ni servicios de salud, es presa fácil del desaprensivo.

18.- Una cosa es el deseo que tiene la electora de sufragar por el partido de su simpatía, por el que la motiva, y otra la necesidad de subsistir, de comer, tener un techo, y la posibilidad de acceso a los servicios de salud. El anhelo de votar para satisfacer su intención política, resulta frustrada por el acondicionamiento de que ha sido objeto, que la impulsa a desdeñar su libre albedrío, para complacer a quien puso en sus manos un salami criollo.

19.- En nuestro medio los hermosos ideales liberadores del votante, han sido desechados porque la voluntad política del elector es sobornada, aprehendida por quien busca votos condicionados, ha resultado atraído, no con mensajes de liberación, sino con un bono luz o un bono gas. Los bolsillos repletos de dinero arrastran a su favor a miles de votantes fascinados por recibir unos pesos.

20.- Los defensores del sistema social dominante en el país, se interesan en mantener a grandes masas de sufragantes viviendo en estado de marginación social, porque mientras sufran esa situación son prisioneros seducidos por aquellos que hacen política clientelar, atraen votantes miserables a cambio de comida, enajenan voluntades con limosnas, conquistan simpatías con manos de plátanos.

21.- Una gran cantidad de ciudadanos y ciudadanas van acondicionados a las urnas el 15 de mayo próximo, por culpa del modelo económico actual, a causa de su miseria, como consecuencia de haber sido acorralados por las donaciones, en vista de que no tienen opción para, por ahora, liberarse del secuestro que sufre su voluntad política, porque una minoría tiene dominado por miseria, preso por necesidad, y cautivo por hambre el voto electoral decisivo.

22.- Regalitos, funditas, sobrecitos y cuantos donativos se mueven en los procesos electorales, sirven de señuelos, cebos, acondicionadores de voluntades, captación de votos, retorceduras de intenciones y burlas a los pobres votantes; sirven de engaños, lazos para amarrar incautos, incentivos para que los marginados sociales entreguen sus votos, inclinen su cerviz, para depositar pobreza en una urna.

23.- Sufragar en nuestro país, es pagarle con el voto lo invertido por el politiquero; costear con el sufragio la fundita recibida; proveer con el voto al dirigente que dio el salchichón. De cualquier forma, resulta igual, voto, votación y elección de aquel que trafica con la miseria, opresión y desprecio al ser humano, y, además, sufragando se subvenciona a quien se cree que ampara a los votantes manteniéndolos como semovientes electorales.

Reflexiones

a.- El voto del cual queremos que el pueblo dominicano haga uso es del consciente de lo que está haciendo, el intencional con fines liberadores; el propio, no inducido ni mucho menos condicionado ni acondicionado, el espontáneo fruto de su conciencia libre, el facultativo sin condicionamiento alguno, en fin, el optativo ha de ser en el futuro el voto de la mayoría de nuestro pueblo.

b.- Ha de llegar, y espero que pronto, el día en el que electoras y electores vayan a las urnas a depositar sus votos libremente, como dueños de su destino; no forzados por el hambre, ni obligados por necesidades materiales y espirituales; a elegir a sus preferidos, a nominar a los candidatos honrados y decentes; sufragar por los meritorios, virtuosos y ejemplo de civismo.

c.- Como persona civilizada y decente, debe ser un objetivo nuestro aspirar vivir en un medio social en el que nunca más la voluntad política le sea torcida a un elector o electora a cambio de recibir, como contrapartida por su voto, un servicio de comida, una suma de dinero, o por miedo a ser privado de una prebenda desde el gobierno central o municipal.

d.- Debemos luchar para alcanzar un ambiente político en el que ningún votante dominicano se vea obligado a recibir orden de cómo sufragar, por mandato, orden, exigencia, por miedo a quedar sin empleo, a no recibir algún beneficio, ayuda o favor de un político rapaz con fachada de benevolente, condescendiente o aparente clemente.

e.- La dignidad que acompaña a todo hombre o mujer, antes y durante el sufragio, jamás puede ser reducida por quienes disponen de recursos económicos para darles a los votantes trato de mercancías, cosas, entelequias, baratijas políticas, cachivaches de caravanas, chismarracos, bártulos vendedores de votos a precio de quincañería.

f.- La necesidad del ser humano de comer no debe convertirse en comercio electoral; consumir alimentos no debe ser objeto de compraventa de campaña comicial; la obligación de nutrirse jamás ha de ser objeto de tráfico político para los electores tragarse un pedazo de yuca. El votante en ningún momento debe llegar a la humillación.

g.- En nuestro país jamás debe ocurrir, que un camión repleto de víveres y otras provisiones, colocado cerca de un centro de votaciones, sea signo de que se cambiará el consumo de alimentos por votos. La degradación de los procesos electorales no puede continuar identificando a los sitios de votación con establecimiento de compraventa de votos a necesitados, lugar de trato para negociar sufragios por bastimentos.

h.- Desde el momento que un sufragante está condicionado a depender de otro para vivir, su voto está supeditado a la conveniencia de quien le hace posible la subsistencia, y sometida su voluntad política a quien le proporciona el sustento; doblega la intención de otro quien lo consuela con fines políticos, y lo nutre para condicionarlo con fines ulteriores de su interés.

i.- La desigualdad que predomina en nuestro país en el orden económico y de posibilidades, se extiende al derecho de elegir; no tiene igualdad de posibilidad de sufragar libremente, el que tiene resueltos sus problemas materiales y espirituales, a diferencia de aquel que de nada dispone. El primero es un elector en libertad de votar conforme su voluntad política, mientras que el segundo está condicionado, sujeto a quien le proporciona, sojuzgado por otra intención, domesticado para recibir orden, relegado a lo que sea el deseo de quien le extiende la mano con aparente piedad, pero con fines políticos.

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1.- Electores y electoras hacen acto de presencia en los colegios electorales dominicanos,  impulsados por distintas motivaciones, las cuales encierran las causas más diversas,  que van  desde políticas, pasando por ideológicas,  hasta  llegar a las de por conveniencias.

2.- Aquel que ejerce el derecho al sufragio porque es miembro o simpatizante del partido que favorece con su voto,  lo hace políticamente convencido de lo que  está haciendo; su voluntad la manifiesta  poniendo  en ejecución su deseo,  el propósito que anidaba en su conciencia.

3.- La ideología de una persona puede guiarla a votar por una organización política que no es la suya; es posible que lo haga porque,  coyunturalmente, considera que, para sus objetivos estratégicos, resulta conveniente que favorezca con el sufragio al grupo político que le dio el voto.

4.- A veces ocurre que la ciudadana o el ciudadano sufraga  por relaciones personales con el candidato o candidata de tal o cual partido. Los vínculos familiares, de amistad o afectivos,  en  ocasiones sirven   de motivación  a algunos sufragantes que no tienen definida inclinación política o ideológica.

5.- Ningún elector o electora pone su gana, deseo de votar,  por puro capricho, por  estar de voluntarioso o fastidiar a alguien. Raras veces vemos un obstinado gratuito ocupando  un  espacio de su tiempo para ir a un centro de votación.

6.- Ejecutando la calidad de elector encontraremos a un  individuo que con  su voto persigue algo; desde el fondo de su alma manda un mensaje, dice un antojo; expresa un anhelo  echando una papeleta  en una urna, lanza su albedrio dándole riendas sueltas a los dictados de su conciencia.

7.-  Aunque no esté bajo custodia o vigilancia alguna al momento de inclinarse para tirar en la caja la papeleta que ha marcado señalando los candidatos seleccionados,  el elector o la electora no siempre comparecerá libremente a elegir  los candidatos de su preferencia.

I.- Acomodar para cautivar al elector

8.- La libertad de electoras y electores puede estar  acondicionada  mucho antes del día de sufragar;  acomodada para que  responda a un objetivo determinado; inducida a los fines de que cumpla con el fin perseguido  por  el acondicionador; con el  acondicionamiento  de la libertad, la persona  se aclimata en forma tal que  hace  habitual su  forma de  proceder.  

9.- En el caso especifico de la política electoral dominicana, la preparación de un posible votante es una labor de captación que se hace para conquistar el voto del elector  captado. Es un trabajo de tanta habilidad que  la víctima no se da  cuenta de la operación  de que ha sido objeto en su voluntad.

10.-  En el medio político dominicano el acomodamiento de la intención del votante se ha utilizado desde siempre;   unas  veces   por medio  de la violencia física, y en  otras  mediante las dádivas. Los donativos han cambiado de acuerdo a la época, las posibilidades del donante interesado y  las necesidades del que  los recibe.

11.- El arreglo de la voluntad de aquel que se busca cautivar para lograr su voto, resulta de una operación de  acondicionamiento; atraerlo para provecho político de quien  hace el  aporte aparentemente caritativo,  pero tiene  en el fondo la marcada intención de ir  condicionando el libre albedrio, para convertirlo en prisionero de sus necesidades materiales y espirituales.

12.- El votante acomodado por el caudillo político, se adapta  con facilidad a sus  caprichos. En la medida que el  posible sufragante es conquistado con  los regalitos,  se rinde a las decisiones del captador de voluntades, apresador de la  libertad de pensar y actuar.

13.- La entrega a un ser humano lleno de pobreza, de un  sobre con una pequeña cantidad de dinero  o una fundita conteniendo algunos alimentos,  lo acomoda, hace posible la adaptación de  su voluntad a las pretensiones de quien hace de politiquero generoso con los necesitados, desprendido con los  de abajo, espléndido con las masas desposeídas; desconociendo el menesteroso que su situación de miseria es causada, precisamente, por ese simulador  dadivoso.

 14.- En el ambiente político electoral dominicano,  los que ejercen el derecho al voto lo hacen acondicionados por aquellos que, previamente, hacen labor de acondicionamiento de los electores y electoras dominados por la más horripilante miseria.

 

II.- El deseo de votar libremente choca con las necesidades del votante.

15.- El voto acondicionado ha estado decidiendo los procesos electorales dominicanos en los últimos años, y ahora no es diferente; la pobreza en el seno de nuestro pueblo lo lleva a entregar su voluntad política a cambio de un pedazo de pan o una hoja de zinc.

16.- La aspiración  del sufragante votar con plena  libertad, choca con las   necesidades apremiantes  que padece, y cree que las ha resuelto  con una  pequeña suma de dinero recibida en tiempos de elecciones, el hambre mitigada  por unos días.

17.- La ignorancia, el atraso político, y la opresión social en todos los órdenes, ha hecho posible al buscador  de votos acondicionar espontaneismos  e impide a   las grandes mayorías nacionales meditar y reflexionar en paz.  Un  sujeto que no tiene garantía de comida, empleo, techo ni servicios de salud,  es presa fácil del desaprensivo.

18.- Una cosa es el deseo que tiene la  electora  de sufragar por el partido de su simpatía, por el que la motiva,  y  otra  la necesidad de subsistir,  de comer, tener un techo, y la posibilidad de acceso a los  servicios de salud. El anhelo de votar  para satisfacer su intención política, resulta frustrada por el acondicionamiento de que ha sido objeto,  que la impulsa a desdeñar su libre albedrio, para complacer a quien puso  en  sus  manos un salami  criollo.

19.- En nuestro medio los hermosos ideales liberadores del votante, han sido desechados porque la voluntad política del elector es sobornada, aprehendida  por quien busca votos condicionados, ha resultado atraído,  no con mensajes de liberación, sino con un bono luz o un bono gas. Los bolsillos repletos de dinero  arrastran a su favor a miles de votantes fascinados por recibir unos pesos.

20.- Los defensores del sistema social dominante en el país, se interesan en mantener a grandes masas de sufragantes viviendo en estado de marginación social, porque mientras  sufran esa situación son prisioneros seducidos por aquellos que hacen política clientelar, atraen votantes miserables a cambio de comida, enajenan voluntades  con limosnas, conquistan simpatías con  manos de plátanos.

21.- Una gran cantidad de ciudadanos y ciudadanas van acondicionados a las urnas el 15 de mayo próximo, por culpa del modelo económico actual, a causa de su miseria, como consecuencia de haber sido acorralados por las donaciones, en vista de que no tienen opción  para, por ahora, liberarse del  secuestro que sufre su voluntad política, porque  una minoría tiene dominado por miseria, preso por necesidad, y cautivo por hambre el voto electoral decisivo.

22.-  Regalitos, funditas, sobrecitos y cuantos donativos se mueven en los procesos electorales, sirven de señuelos, cebos,  acondicionadores de voluntades, captación de votos, retorceduras de intenciones y burlas a los  pobres votantes; sirven de engaños, lazos para amarrar incautos, incentivos para que los marginados sociales entreguen sus  votos, inclinen su cerviz, para depositar pobreza en una urna.

23.- Sufragar en nuestro país, es pagarle con el voto lo invertido por el politiquero; costear con el sufragio la fundita recibida; proveer con el voto al dirigente que dio el salchichón. De cualquier  forma, resulta igual, voto, votación y elección de aquel que trafica con la miseria, opresión y desprecio al ser humano, y, además, sufragando se subvenciona a quien se  cree que ampara a los votantes manteniéndolos como semovientes electorales.

 

Reflexiones

a.- El voto del cual queremos que el pueblo dominicano  haga uso es del consciente de lo que está haciendo, el intencional con fines liberadores;  el propio, no inducido ni mucho menos condicionado ni acondicionado, el espontaneo fruto de su conciencia libre,  el facultativo sin condicionamiento alguno, en fin, el optativo ha de ser en el futuro el voto de la mayoría de nuestro pueblo.

b.- Ha de llegar, y espero que pronto, el día en el que electoras y electores vayan a las urnas a depositar sus votos libremente, como dueños de su destino; no forzados por el hambre, ni obligados por necesidades materiales y espirituales; a elegir a sus preferidos, a nominar a los candidatos honrados y decentes; sufragar por los meritorios, virtuosos y ejemplo de civismo.

c.- Como persona civilizada y decente, debe ser un objetivo nuestro  aspirar vivir en un medio social en el que nunca  más la voluntad política le sea torcida a un elector o electora a cambio de recibir,  como contrapartida por su voto, un servicio de comida, una suma de dinero, o por miedo a ser privado de una prebenda desde el gobierno central o municipal.

d.- Debemos luchar  para alcanzar un ambiente político en el que ningún votante dominicano se vea obligado a recibir orden de como sufragar, por  mandato, orden,  exigencia, por miedo a quedar sin empleo, a no recibir algún beneficio, ayuda  o favor de un  político rapaz con fachada de benevolente, condescendiente o aparente clemente.

e.- La dignidad que acompaña a todo hombre o mujer,  antes y durante el sufragio,  jamás puede ser reducida   por quienes  disponen de recursos económicos para darles a los votantes  trato de mercancías, cosas, entelequias, baratijas políticas, cachivaches de caravanas, chismarracos, bártulos vendedores de votos a precio de quincañeria.

f.- La necesidad del ser humano de  comer  no debe convertirse en comercio electoral; consumir alimentos no debe ser objeto de compraventa  de campaña comicial; la obligación de nutrirse  jamás  ha de ser  objeto de trafico político para los electores tragarse  un pedazo de yuca. El votante en ningún momento debe llegar a la humillación.

g.- En nuestro país jamás debe ocurrir,  que un camión repleto de víveres y otras provisiones, colocado cerca de un centro de votaciones, sea signo de que se  cambiará el consumo de alimentos por votos. La degradación de los procesos electorales  no puede continuar identificando a los sitios  de votación  con establecimiento de compraventa de votos a necesitados, lugar de trato para negociar  sufragios por bastimentos.

h.-  Desde el momento que un sufragante está condicionado a depender de otro  para vivir, su voto está supeditado a la conveniencia de quien le hace posible la subsistencia, y sometida su voluntad política a quien le proporciona el sustento;  doblega la intención de otro  quien lo consuela con fines políticos, y lo nutre para condicionarlo con fines ulteriores de su interés.

i.- La desigualdad que predomina en nuestro país en el orden económico  y de posibilidades, se extiende al derecho de elegir; no tiene igualdad de posibilidad  de sufragar libremente, el que tiene resueltos sus problemas materiales y espirituales, a diferencia de aquel que de nada dispone. El primero es un elector en libertad de votar  conforme su voluntad política, mientras  que el segundo  está condicionado, sujeto a quien le proporciona, sojuzgado por otra intención, domesticado para recibir orden, relegado a lo que sea el deseo de quien le extiende la mano  con aparente piedad, pero con fines  políticos.

j.- La brecha, el boquete que presenciamos con claridad entre las distintas clases que convergen en el medio social dominicano, donde hay una minoría que  lo tiene todo, y las grandes masas populares  que nada tienen, también  expresa  el  desnivel y contraste  entre el que sufraga, vota libremente, y el que está supeditado, sujetado, postergado,    condicionado para votar por lo que decide otro.

k.-  El voto es la expresión de la voluntad de aquel que es libre  de votar, pero se convierte en una compensación, una contrapartida, resarcimiento,  algo para desquitarse. En los procesos electorales dominicanos, la generalidad de las ciudadanas y ciudadanos  sufragan  en provecho de otros  como una forma de compensar  lo recibido  de parte del beneficiado con  voto.

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