Dos libros nuevos

IntroducciónHoy quiero presentarles dos libros. El primero del P. Julio Acosta, sacerdote de Barahona, titulado “Teología de la Ternura”. El segundo del laico periodista Nicolás Santos, el cual lleva por título…

Introducción

Hoy quiero presentarles dos libros. El primero del P. Julio Acosta, sacerdote de Barahona, titulado “Teología de la Ternura”. El segundo del laico periodista Nicolás Santos, el cual lleva por título “Emisoras Católicas . Labor Social y Educativa”. Valga esta vez, como presentación, los prólogos que escribí para cada uno de ellos.

Teología de la ternura

“El estilo es el hombre”, frase de George Louis Lecler, naturalista francés del siglo XVIII (1707-1788), que siempre compruebo como verídica, cuando leo un libro, e incluso me sirve de pista y guía para comprender mejor unos escritos.
El caso presente del P. Julio Acosta (Julín), con su libro “Teología de la Ternura”, es otra prueba más para mí de cuán acertada es esa frase del escritor francés del siglo XVIII. Más aún me sirvió de lámpara al introducirme en sus páginas paras ir descubriendo, a su luz, a “Julín”, hombre, cristiano y sacerdote, en cada una de ellas.

No pretendo, en este prólogo, otra cosa que destacar algunos rasgos de los capítulos, que usted tiene en sus manos, para ver en ellos un retrato del P. Julio Acosta e invitarlo a que descubra otros que a mí se me escapan.

Teólogo entre veredas y callejones

Cuando yo era rector del Pontificio Seminario Santo Tomás de Aquino (1988-1995), Mons. Fabio Mamerto Rivas, entonces Obispo de Barahona y, por tanto, superior último del P. Acosta, lo propuso para profesor de Teología. El proyecto no cuajó.

Conozco a Julín desde joven y sé que es un teólogo profundo. Quien lo ve por fuera y en algunas de sus expresiones, sin embargo, no lo descubre así. El libro, que usted está manejando, es muy denso doctrinalmente hablando, pero escrito en el lenguaje del autor: su lectura, como él mismo dice, es un trayecto a recorrer entre “veredas y callejones”, que resulta a veces un tanto complicado. El “contraste” hace parte de la personalidad del P. Acosta y de sus escritos, por tanto. Note, por ejemplo, el título del capítulo I: “Carta Corta para Cortar”.
Puede uno quedarse en la superficie del contraste. Pero, si se detiene un poco, descubrirá que en esos contrastes hay unas chispas de genialidad, que tienen sentido y aportan profundidad al pensamiento, como llamar, por ejemplo, a los pecados contra la tierra “suelocidio”. Parecen ellos como dos piedras que chocarán – se contrastarán –brotando del choque-contraste ideas luminosas.

El mismo título general de los 22 capítulos, recogidos en esta publicación, luce dispar, contrastante, antitético: “teología” tiene sabor a ciencia y nos refiere – a la razón, al cerebro; “ternura”, en cambio, sabe a emociones y nos refiere al amor, al corazón. Sin embargo, el enfoque es correcto: Dios es ternura y la teología es ciencia de Dios, luego existe una teología, una ciencia de la ternura.
Descubrirá, por ejemplo, que existe “una ciencia teológica”, que es cerebro y razón, pero que existe igualmente “una ternura teológica”, que es corazón y amor.

Descubrirá, asimismo, que el autor quiere, basado en verdades teológicas, ser al mismo tiempo riguroso defensor del cosmos y la humanidad por razones doctrinales, pero defensor también de ellos, porque los ama, porque siente ternura ante ellos.

Entre teologías y ternuras

Pero no sólo aparecen en estos escritos una líneas teológicas y de ternura sobre la ecología (cosmos, tierra, creación) y el ser humano, que saltan a la vista, sino también, una cristología y una eclesiología, que son, igualmente, palpables de inmediato. En su misma presentación, que hace el autor de su obra, desgaja de sus capítulos afirmaciones clave al respecto. Es notable la precisión y claridad con que resume esas líneas cristológicas y eclesiológicas.

Mons. Rafael Felipe, su actual obispo en Barahona, afirma que el P. Julín guarda una “gran fidelidad a la doctrina”, o dicho de otra manera, a la teología de la Iglesia. Dicha fidelidad, sin embargo, no es óbice, por ejemplo, para que su “cristología paulina”, “doctrina sobre Cristo” (Capítulo 19), sea presentada como la de “un apasionado por Cristo” (o con amor de ternura, si le quiere llamar así); o para que “la aproximación teológica”, uniendo a María y a la Iglesia, haya que recorrerla como “una vereda mariológica–eclesiológica” (Capítulo 20), sin dejar de lado “la empatía (la ternura, diría yo) del pueblo con María Madre”, y, por tanto, con la Iglesia.

Da la impresión de que el autor tampoco quisiera dejar de lado, en su trama de “teología” y “ternura” presentada entre “callejones y veredas”, ningún tema teológico clave, relacionándolo, de alguna manera, con la pastoral y la vida (la ternura).

Así, usted descubrirá, como me sucedió a mí, que él mismo es eminentemente trinitario, cristocéntrico, mariológico-eclesiológico, litúrgico (con temas, como la Eucaristía, Cuaresma-Cruz, Pascua-Vida, Adviento-Profetismo), con referencias continuas al III.

Plan Nacional de Pastoral.

Testigos y modelos
El P. Julín introduce en sus reflexiones, a parte de varios testigos y modelos bíblicos, cinco personajes dominicanos, como referentes de sus afirmaciones, cada uno presentando aspectos diferentes.

Así, Mons. Juan Félix Pepén (capítulo dos), a quien el autor siempre admiró, es definido por él como “profeta sin ruidos”, “profeta de la humildad” y “de la cristalina teología de la honestidad”; o dicho de otra manera es un “profeta- teólogo, cargado de ternura”.

Igualmente, María Encarnación Urbáez (capítulo doce), laica casada, maestra de profesión, es definida como “cimarrona mística ternurada de evangelio”, según el estilo de lenguaje establecido por el mismo autor, el cual, como dijimos se mueve entre “callejones y veredas”. Luego pasa a describir sus hechos, dichos y valores, atribuyéndole a ella de estos últimos alrededor de treinta, para terminar diciendo que ella vivió de Evangelio (la teología) como un barril de miel (ternura).

A continuación (capítulo 13), presenta a los esposos Herminia y Manuel, redactando alrededor de ellos una especie de ensayo sobre la familia, como lugar de “teología y ternura”, poniendo a estos esposos, como referentes de sus afirmaciones. De esta manera para él esta pareja es “plenitud de ternura y pura vida”, que pone en práctica estas cuatro dimensiones de la familia, recogidas por el autor en su obra:

1. “La familia: matriz fecunda de valores”;
2. “La familia: estamento cultural de identidad”;
3. “Tejido comunitario de la sociedad”;
4 “Hogar-Iglesia: eclesiología menor”.

Finalmente, introduce, como modelo y testigo dominicano de “teología vivida y ternura”, la figura del cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, con un acróstico, escrito en el marco de la celebración del 50 aniversario de su ordenación sacerdotal. He aquí el resumen, construído a partir del nombre NICOLÁS:

“No a la impaciencia
Integra la ortodoxia
Clarividencia profética
Olfato agudo sobre injericismo
Libertad libre (sin ataduras)
Auténtica la persona
Sui generis en el estilo”
Al desarrollar este último punto en otra parte del acróstico, afirma:
Sui generis la misericordia sacerdotal (Ternura del pastor).
Sui generis la resistencia anti-impunidad (Furor del pastor).
Sui generis en firmeza indoblegable (Carácter del pastor)”.
Emisoras católicas labor social y educativa

Cuando Nicolás Santos me mostró su trabajo “EMISORAS CATÓLICAS. LABOR SOCIAL Y EDUCATIVA”, lo felicité inmediatamente. Me pareció algo excelente: es bueno dar a conocer y difundir las buenas noticias. Sus capítulos, son trozos de “Evangelio” palabra que significa precisamente eso, “anunciar una buena noticia”.

Le pedí, entonces, que lo pasara al P. Wilfredo Martínez, para que lo revisen, ya que él sabe mucho de radio, porque tiene una Licenciatura en Comunicación Social en una universidad de Roma y porque es padre y alma de “Radio Luz”, emisora católica, en Santiago, y la ha dirigido desde el 2003, hace ya más de once años, al momento de escribir este prólogo (2014). Él acogió la idea y esperó pacientemente hasta que el padre Wilfredo le devolviera el manuscrito. Luego me pidió que le escribiera el prólogo. Le respondí afirmativamente enseguida. Pero se me presentaron tantas cosas, entre ellas “el dengue”, que tardé muchos meses en redactar estas líneas. Nicolás, pues, ha tenido mucha paciencia. Lo felicito, ahora también, por su gran paciencia: primero para investigar y escribir; después para aceptar una revisión y esperar este prólogo; ojalá no pierda esta paciencia y la utilice para seguir escribiendo y darnos otros libros.

En este libro de Nicolás Santos, que usted tiene en sus manos, encontrará novedosos, interesantes y bien fundados datos sobre estos siete aspectos:
La historia de la radio a nivel mundial, desde sus orígenes.

Reflexiones sobre la importancia y valores de la radio en sí.

La historia de las emisoras católicas en el mundo y, particularmente, de las catorce existentes en República Dominicana: sus orígenes, antecedentes y sucesivo desarrollo.

Aportes de éstas al desarrollo socio-cultural

Su responsabilidad social, en sus funciones informativas, cultural y política, pudiendo llamar a las emisoras católicas, en muchos casos “Voz de los que no tienen voz”, particularmente en defensa de los campesinos.

Su papel en el campo educativo, tanto en la educación formal como no formal, en la alfabetización, en la educación básica y de bachillerato, siendo las emisoras católicas, pioneras galardonadas de las “Escuelas radiofónicas” en República Dominicana.

Un estudio sobre la convergencia y divergencia de las emisoras católicas y no católicas en la República Dominicana.

Debo decir que, cuando el Lic. Nicolás Santos me solicitó el prólogo para este su libro sobre emisoras católicas, no lo conocía tanto. Sólo tenía algunas referencias sobre él. Ahora lo conozco mucho más. Incluso hacemos parte ambos en estos momentos de la “Sociedad de la Palabra Multimedia” y nos reunimos, al menos, una vez cada mes. Se trata de un grupo de cristianos, amigos, que ejercemos el ministerio de la comunicación social en varios medios, comprometidos en llevar, a través de ellos, valores humanos y cristianos, concordes con la Palabra de Dios, comunicada en la Biblia, en la creación y en la Historia. Acontece, pues, que Nicolás, al mismo tiempo, escribe, habla por la radio, ofrece programas de televisión y está en los medios digitales. En todo esto lo acompaña y hace lo mismo su esposa doña Carmen Cecilia Rosario Rodríguez. Como escritor, junto con su esposa, como hemos dicho, edita la revista el “Tamborileño”, escribe artículos para diferentes medios clásicos o digitales y escribe libros, como éste, “Emisoras católicas. Labor social y educativa”. Es, realmente, un hombre entregado de cuerpo y alma a la “Palabra Multimedia”.

CONCLUSIÓN

CERTIFICO que la presentación a los libros “TEOLOGÍA DE LA TERNURA”, del P. Julín Acosta, y “EMISORAS CATÓLICAS. LABOR SOCIAL Y EDUCATIVA”, recoge textualmente los prólogos hechos por mí a ambos libros.

DOY FE, en Santiago de los Caballeros, a uno (01) del mes abril del año del Señor dos mil dieciséis (2016).

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