El año 2015 fue un año intenso y vertiginoso. Y así debió ser, porque fue un año de cierre que dio paso a un año de energía y de precipitación para alcanzar aquello que realmente deseamos.En esos términos se explicó el conferencista, comunicador y motivador espiritual argentino Julio Bevione en su charla ofrecida en la ciudad de Nueva York, como cierre de año.
Aseguró que todo lo que ha acontecido en el 2015 fueron vivencias externas necesarias para que ocurra la alineación entre nuestra alma y nuestro cuerpo en lo que queremos ser, “porque todo lo que no está alineado se cae”.
La energía de la precipitación va a acelerarnos para no demorar en cumplir el plan de la razón por la cual encarnamos y decidimos venir al mundo, dice Bevione, convencido de que “el solo hecho de haber nacido hace que nuestras vidas sean valiosas”.
Conforme sus reflexiones, en 2016 la suavidad del amor se estará colando por cada rincón de los espacios que habitamos. “Nuestra alma trae diseños que facilitan todo el proceso de vivir y sabe que el elemento más privilegiado es el tiempo, por eso el alma nos da un margen de tiempo para hacer algo”, explica.
Apunta a vivir nuestra vida con el espíritu de guía, porque “ser espiritual no es dejar de hacer cosas, ni irnos muy lejos, ni cambiar cosas, es hacer que cobre sentido el lugar donde estamos, con esa pareja que tenemos, con ese espacio que elegimos, con ese salario, en esa ciudad y hasta con esa enfermedad que tenemos, si esas fueran las condiciones”, enfatiza. Invita a escuchar el alma en el día a día, no solo cuando se asiste a una conferencia o se lee un libro, sino siempre.
Pero necesitamos darnos tiempo. “Mirarnos por dentro para saber qué queremos realmente hacer con nuestras vidas, porque lo que queremos hacer cabe en un plan de un año, pero no necesariamente lo que realmente queremos hacer con nuestra vida”, enfatiza el motivador y conferencista. Así, también considera que los sueños van a determinar la razón por la cual vamos a transitar nuestro camino, y si en este transitar no hacemos la corrección necesaria, la vida se ocupará de hacerla.
La gente suele trazarse metas cada principio de año. En este sentido, Bevione dice que debemos tener la conciencia abierta para tomar decisiones y para ello debemos mirar hacia adentro, porque “cuando escuchamos nuestras verdades, la vida se alinea. Cuando nos aquietamos, oímos nuestras verdades y las del mundo”, sostiene.
El motivador argentino, autor de decenas de libros, que nos ayudan a sacar lo mejor de nosotros y a vivir en paz con uno mismo, asegura que cuatro elementos son importantes para obtener lo que nos proponemos: decisión, intención, acción y confianza. Pero, cómo sabemos qué hacer. Si sentimos paz, asegura Bevione con su particular forma convincente de comunicarnos sus ideas y planteamientos.
Y es precisamente en este sentido que abordamos a Bevione, sobre lo que nos proponemos hacer. Cada inicio de año plantea retos en nuestras vidas. Siempre hablamos de cambios. Qué cosas dejaremos de hacer. Y qué haremos. En ocasiones se elabora una lista con todo aquello que nos hemos planteado, algunos logran sus metas, otros no. ¿Por qué? Ese es el tema que tratamos en esta ocasión con Julio Bevione, para quien una pequeña acción genera un gran efecto.
¿Qué debemos tomar en cuenta a la hora de trazarnos metas?
Que en ellas estemos nosotros, que nuestra energía este allí. Muchas veces, elegimos lo que nos conviene, lo que deberíamos por nuestra edad u otra condición social o económica, pero no por lo que realmente queremos. Y esta es la razón por la que no tenemos energía para sostenerlas y se terminan cayendo. O las logramos a costa de un gran sacrificio. No solo debemos preguntarnos por lo que realmente deseamos, sino darnos tiempo para que haya un discernimiento interno para diferenciar lo que era un plan del ego y lo que nosotros, en nuestra esencia, realmente deseamos.
¿Por qué algunas personas logran alcanzarlas y otras no?
La razón que menciono antes es una de las fundamentales. Otra, es que creemos que las cosas ocurren por un impulso de la vida, y de alguna manera si no se nos facilitan, no ponemos empeño. Y no deben ser difíciles, pero hay una cuota de dedicación y empeño en el área de lograrlas que es necesaria. No tanto por lo complejo o adverso que pueda ser el entorno, sino porque nuestros miedos, esas sombras internas que nos quitan fuerzas, van proyectando demoras, accidentes, elementos que nos distraen. Por eso la persistencia tiene que ver más con sostenernos de pie y caminando, que en luchar con la adversidad. Lo externo se abre cuando hay claridad en lo interno.
¿Guarda relación nuestro temperamento, pareja y entorno en nuestros propósitos?
La relación entre todo lo que nos rodea y nosotros, es que cada elemento externo nos servirá para reflejar lo interno. Si hay miedos, esos miedos usarán todos los recursos externos para validarse. Por otro lado, si hay confianza, nada nos detendrá. Las grandes historias de triunfo se han construido en ambientes adversos, por la claridad de quien perseguía la meta y porque esa adversidad le daba más fuerzas. Entonces, si el entorno me limita, debería preguntarme cuánto, de verdad, quiero lograr eso que deseo.
¿Qué tan acertadas o reales deben ser las metas que nos proponemos?
Creo que cuando son auténticas, son valiosas de la manera que se presenten. Lo que consideramos realista o no está más ligado con las ideas que con la realidad en sí, además de nuestro compromiso y voluntad de hacer el trabajo. Más allá de preguntarnos si son realistas o no, deberíamos pasarlas por nuestro corazón y quedarnos con aquellas que nos provoquen un inmenso gozo. Porque ese gozo es el anticipo de que la confianza en nosotros mismos, la voluntad, la visión y hasta la persistencia son posibles. De alguna manera, dejar que el alma sea parte de nuestra decisión, porque luego contaremos con su fuerza en el momento de actuar.
