Conspiración Yankee en Venezuela

Las malas políticas económicas pueden provocar que países dotados con abundantes y valiosos recursos, se empobrezcan aceleradamente a través del tiempo. La semana pasada vimos que Venezuela, en 1980, era el país de la América Latina y el Caribe&#823

Las malas políticas económicas pueden provocar que países dotados con abundantes y valiosos recursos, se empobrezcan aceleradamente a través del tiempo. La semana pasada vimos que Venezuela, en 1980, era el país de la América Latina y el Caribe con el mayor PIB per cápita, medido en dólares internacionales corrientes de paridad de poder adquisitivo.

De la primera posición que ocupaba hace 35 años, hoy se encuentra en la sexta posición, por debajo de Chile, Argentina, Uruguay, Panamá y México. Con el colapso que ha sufrido su PIB per cápita en el 2015 y las perspectivas negativas para el 2016, el FMI ha proyectado que Venezuela, el año que viene, caerá a la novena posición en la región, siendo sobrepasada por Brasil, Costa Rica y República Dominicana.

¿Cómo puede explicarse semejante colapso? La razón fundamental la encontramos en políticas económicas totalmente divorciadas del sentido común. Para muestra los precios de los combustibles. En Venezuela, un litro de agua cuesta más que un litro de gasolina. Para que se pueda tener una idea más clara, vamos a convertir litros en galones y bolívares en dólares. La conversión de litros a galones no reviste ninguna ciencia (1 galón = 3.7854 litros). La conversión de bolívares a dólares, sin embargo, no resulta un ejercicio sencillo. ¿Por qué? Porque en Venezuela, el dólar tiene cuatro precios, dependiendo de si usted tiene acceso a los dólares bajo la ventanilla del CENCOEX (6.30 bolívares por dólar), a los del SICAD (13.50), a los del SIMADI (199.75) o si no tiene más alternativa que comprarlo en el mercado paralelo o negro, donde el pasado 18 de diciembre se transaba a casi 866 bolívares por dólar. Para construir la tasa cambio promedio ponderada, que resultó ser de 68.72 bolívares por dólar, se utiliza la participación que tiene cada ventanilla en el total de las transacciones de divisas realizadas. Resuelto el acertijo venezolano de la tasa de cambio, podemos calcular el precio de un galón de gasolina en las estaciones de expendio de Venezuela.

Al final de la semana pasada los precios eran como sigue: 0.53 centavos de dólar por un galón de gasolina premium; 0.48 centavos de dólar por la gasolina regular y 0.26 centavos por el gasoil. En otras palabras, si un automóvil tiene un tanque de 25 galones, un venezolano lo llena con 13.25 centavos de dólar, es decir, con el equivalente de 6 pesos dominicanos. Debe resaltarse que en 1996, el costo de llenar el tanque de ese automóvil con gasolina premium en Venezuela era de US$21.86, equivalente a RD$994.40 de hoy. En otras palabras, el precio de la gasolina en Venezuela ha descendido 99.4% entre 1996 y 2015.

A mediados del 2015, estimados de PDVSA mostraban que en Venezuela producir un galón de gasolina premium costaba 10.22 bolívares. Dado que el precio de venta en las estaciones de expendio es de 0.37 bolívares, el subsidio generalizado que otorga el Gobierno al consumidor es de 9.85 bolívares por galón, equivalente al 96.4% del costo de producción. Se estima que el año pasado, calculado a la tasa oficial del CENCOEX, el subsidio costó al Gobierno venezolano US$12,592 millones, equivalente a 9.5% del PIB.
Mientras en 1996 con el salario mínimo un venezolano podía comprar mensualmente 54 galones de gasolina premium, hoy, gracias a la política del gobierno venezolano, compra 26,276 galones, es decir, 487 veces más. Aquí, con el salario mínimo un dominicano puede comprar 71 galones de gasolina premium al mes.

Esta errada política económica del Gobierno venezolano, unida a la amplísima variedad de subsidios que ofrece, a las pérdidas cambiarias enormes que genera el sistema de tasas de cambio múltiples y al establecimiento de barreras a la inversión privada y al funcionamiento de la economía de mercado, han provocado un creciente desequilibrio en las cuentas internas y externas de la Nación, situación que se ha agravado con la caída estrepitosa de los precios del petróleo.

El déficit del sector público consolidado, el cual ha promediado 12.4% del PIB en el período 2009-2015, al no poder ser cubierto con financiamiento externo, ha sido cubierto con emisiones monetarias del Banco Central. Eso explica el porqué la oferta monetaria ampliada (M2) creció un 65% en promedio en el 2012-2014 y 125% en el 2015. Nadie debe sorprenderse que en un ambiente de fuerte monetización del déficit público, la inflación cierre en el 2015 en casi 250%.
Es difícil saber qué haría Chávez frente a una situación como esta. Ni qué le aconsejaría hacer a Maduro si pudiese, una vez más, aparecerse en forma de pajarito. Estoy seguro que si la aparición fuese la del gallo colorao que en 1990 enfrentó una situación aquí similar a la que hoy enfrenta Venezuela, Balaguer probablemente le cantaría: “es la gasolina, estúpido”.

Maduro tiene razón. Definitivamente, ha habido una tenebrosa conspiración yankee en Venezuela. La misma ha triunfado porque a los venezolanos les encanta la gasolina. ¿El cerebro detrás de la conspiración? El boricua Ramón Luis Ayala Rodríguez, conocido también como Yankee, Daddy Yankee.

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