La integración del Caribe insular, ¿mito o realidad? (10)

Sin descanso, sopla el viento muy suave, que amansa…y aviva con ritmo fogoso… las llamas!…esparciendo el aroma del negro café campesino…que humea caliente, en las jarras!Una hamaca, allí mece cual palma

Sin descanso, sopla el viento muy suave, que amansa…
y aviva con ritmo fogoso… las llamas!…
esparciendo el aroma del negro café
campesino…
que humea caliente, en las jarras!
Una hamaca, allí mece cual palma
pausada…
la hermosa mujer campesina que cose
atareada…
las puchas de flores bordadas, en la
colcha…
rosada, que estrenará, al llegar las
próximas Pascuas.
Merengue y ron, isla de sabor, color y
encanto!
descendencia de indios, español y mulatos!
Histora de siglos… para gloria de tantos!
orgullo de todos, en lomas, ciudades y
campos!
Olores a piñas, claveles, trinitarias y
mangos!
Locuras de mares turquesa; orillados de playas…
…tendidas al sol; adornando… a Quisqueya!
La bella mujer, que hunde sus formas en el mar…
Antillano!
Mercedes Virginia Gutiérrez (1939),
“Quisqueya”
Poeta, declamadora, música y artista
plástica dominicana de profundo arraigo
antillano.

Con este artículo terminamos el tema del CARIFTA, para proseguir con otros esfuerzos de integración que se han producido en la región. Volvemos en este artículo a retomar la obra de mi autoría “La política exterior dominicana. Del caos al abandono”. -1974. Tomo II.

Un sector importante del Gobierno del Dr. Balaguer tenía dudas sobre la efectividad del CARIFTA. En 1972 fue nombrado el Dr. Víctor Gómez Bergés como secretario de Relaciones Exteriores. El 12 de julio de ese año le escribió una carta al Dr. Joaquín Gassó, presidente de la Cámara Oficial de Comercio, Agricultura e Industria del Distrito, en la cual reitera la necesidad de que se hiciera el estudio que arrojara luz sobre las bondades o no de la integración del país en ese esquema de integración. Le solicitaba apoyo económico a la entidad empresarial para completar la donación del BID. La distribución del estudio sería la siguiente:

Finalmente, con los fondos conseguidos, se contrató al economista Bernardo Vega, Presidente de la empresa Promociones Industriales, C x A, para que realizara el estudio en cuestión. Las instituciones gubernamentales explicaron que le facilitarían al investigador las informaciones necesarias. Se le indicó al contratado que tendría 180 días para su elaboración. Una vez concluido el estudio, debía ser sometido a esta Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores para evaluarlo y ver si eran necesarios algunos ajustes. Depurado el documento se presentaría a la consideración del presidente de la República. El documento debía incluir conclusiones, recomendaciones y alternativas de aplicación en caso de que se decidiera la incorporación al CARIFTA.

Lamentablemente no pudimos conseguir el documento preparado por Promociones Industriales C x A. El libro en cuestión, no apareció, a pesar del esfuerzo que hicimos en ese momento por rescatar toda a información de los archivos de la Cancillería. Sin embargo, en el encuentro que realizamos en el Centro de Estudios Caribeños y FLACSO en el mes de octubre, durante su intervención en el encuentro, Bernardo Vega señaló que en ese momento, después de haber hecho los estudios, había recomendado al Gobierno que se hiciera la solicitud de incorporación al CARIFTA, pues en ese momento ese mercado se veía atractivo para la República Dominicana. Pero como ocurre en nuestra administración pública, las decisiones de las cosas toman caminos abruptos, sinuosos, largos, complejos y poco eficaces. Se hizo el estudio. Pero no se llegó a acuerdo alguno. Quizás se tomó la decisión de escribir para la incorporación, pero, como dijimos en uno de los artículos del mes de octubre pasado, la vida del CARIFTA fue efímera. En octubre de 1972 en Georgetown, Guyana, sede de la Secretaría General, durante la VII Conferencia de Jefes de Gobiernos del Caribe, se acordó dar un paso más adelante: el paso del libre comercio a la creación de un mercado común. Esta decisión fue ratificada al año siguiente durante la VIII Conferencia del CARIFTA en abril de 1973. Los representantes de 11 gobiernos ratificaron la decisión de establecer la Comunidad del Caribe.

Durante estas últimas entregas, hemos estado viendo cómo algunos funcionarios del servicio exterior, como fue el caso del diplomático Carlos Nouel quien desde todas las posiciones que ocupó, trató siempre que el gobierno dominicano asumiera el proyecto del CARIFTA como suyo, pues a juicio del diplomático, sería de gran beneficio para el país. Tan apasionada fue su defensa, que incluso fue duro con el periódico El Caribe por publicar una serie de inexactitudes que podían ser interpretadas como adversas para los fines dominicanos. Los diferentes cancilleres dominicanos no asumieron el reto con entusiasmo, quizás porque no sintieron las señales precisas del presidente Balaguer. Recordemos que este proceso duró varios años. Y a pesar de los informes favorables no había decisión política de dar el paso. En las próximas entregas seguiremos hablando del tema.

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