Presidente JCE resalta labor de profesores; recibe reconocimiento de la ADP

El presidente de la Junta Central Electoral (JCE), Roberto Rosario Márquez, en un acto en el que fue reconocido por la Asociación Dominicana de Profesores, resaltó la labor de los maestros, quienes dijo son  los primeros en utilizar el voto electróni

El presidente de la Junta Central Electoral (JCE), Roberto Rosario Márquez, en un acto en el que fue reconocido por la Asociación Dominicana de Profesores, resaltó la labor de los maestros, quienes dijo son  los primeros en utilizar el voto electrónico en República Dominicana.

Rosario Márquez recibió del presidente de la Comisión Electoral de la ADP, Gilberto Almonte, una placa de reconocimiento por sus aportes en el proceso de modernización y tecnificación del proceso electoral pasado de esa asociación.

A continuación el discurso íntegro del presidente de Roberto Rosario Márquez:

Palabras del Doctor Roberto Rosario Márquez,

Presidente de la Junta Central Electoral; en el acto de juramentación de la

Asociación Dominicana de Profesores, el 27 de noviembre de 2015

 

Distinguidas maestras, distinguidos maestros;

Señoras y señores:

El estar con ustedes en este trascendente encuentro, me remonta a la última mitad de la década de 1970, cuando en mi condición de dirigente estudiantil compartía objetivos comunes con la Asociación Dominicana de Profesores, expresión organizada del romanticismo magisterial, que se mantiene como faro de esperanza en la búsqueda de mejores condiciones existenciales para los maestros y las maestras. Recuerdo de manera especial el primer Consejo Nacional de Educación con representación de los profesores y de los estudiantes, en 1979.

 

¿Cuántos años han pasado desde ese entonces?

Sacar la cuenta puede ser riesgoso, por si acaso está aquí alguna contemporánea que haga caso omiso al llamado de Ricardo Arjona, en “Señora de las Cuatro Décadas”: ponerle años a la vida y no quitarle vida a los años. Esto, en la simplicidad personalizada.

En lo que respecta a la sociedad, sí es necesario asumir las diferencias, y encontrar un punto coincidente entre el ayer, el hoy, y el mañana histórico; de forma tal que podamos transmitir a futuras generaciones el legado de dignidad que nuestros maestros y maestras de primaria y secundaria quisieron que fuera perenne.

Nos dice Eugenio María de Hostos que el primer deber del maestro es educar la conciencia infantil y juvenil, y que la escuela es el fundamento de la moral. De ahí la responsabilidad tan digna y tan dignificante de los maestros y las maestras, por ser  líderes entre los llamados y las llamadas a dirigir la sociedad del porvenir. Esto puede parecer difícil en algunos casos, ante la limitada correspondencia material.

Sin embargo, cuando nos consideramos insuficientemente correspondidos en nuestro servicio a la sociedad, y deseamos ser hijos dignos de la patria, en cualquier posición que desempeñemos, los dominicanos tenemos un excelente antídoto. Nos referimos al ejemplo de quien forjó la inspiración de nuestra nacionalidad.

Juan Pablo Duarte fue reverenciado por el pueblo, pero su altruismo y el de los Trinitarios tuvo como respuesta la persecución implacable de parte de quienes detentaron el Poder en la Primera República.

En medio del pesimismo ante una aparente marcha a la deriva de nuestros valores morales, el optimismo puede imponerse a través de los maestros y las maestras. El optimismo puede reproducirse y multiplicarse desde las aulas como faro inapagable cuyo resplandor proyecte la esperanza en un futuro donde la democracia política que hace posible actos como éste, sea parte integral de una patria donde los bienes colectivos se distribuyan más equitativamente, y donde, de manera especial, sea más difícil encontrar un niño sin escuela que “una aguja en el panal”.

Algo que diferencia en gran magnitud nuestra época de estudiante con la actual, es las facilidades tecnológicas de ahora, en contraste con la manualidad imperante de entonces.

¿Quién de ustedes recuerda el mimeógrafo?

Es una máquina a la que se inyecta tinta, para pasar un sténcil a través del cual se imprimen hojas, por medio de hoyitos, hechos al escribir, sin tinta, en una maquinilla. Era el método utilizado antes para transmitir mensajes escritos a muchas personas.

¿Quiénes recuerdan el tiempo esperado para conocer los ganadores de las elecciones de la ADP, cuando éstas eran reñidas? 

Hoy, una hora después de concluir las votaciones, frente a un canal de televisión en sus hogares, o en cualquier lugar remoto, a través de un celular, cada uno de ustedes pudo saber los resultados y conocer, no solamente qué plancha a nivel nacional obtuvo la mayor votación, sino cuáles resultaron ganadoras en las directivas seccionales, y cómo quedó constituido el Comité Ejecutivo Nacional. Tuvieron las facilidades hasta para recibir, por escasos segundos de diferencia, las fotos de felicitaciones y alborotos de celebración.

Pese a los temores causados por los avances tecnológicos, que han permitido confeccionar sistemas capaces de destruir la existencia humana en segundos, la tecnología es excelente aliada del progreso, de la vida misma y de quienes sueñan con un futuro de hermandad generalizada.

¡Gracias! a los avances tecnológicos, hoy es posible salvar millones de vidas humanas, y diseñar un futuro promisorio, para los pueblos y para las personas. Se puede facilitar y ampliar el ejercicio de los derechos.

He dejado para el final lo que regularmente se hace en principio: ¡Felicitar a los profesores por dar este gran ejemplo cívico, y ser los primeros en utilizar el voto electrónico en República Dominicana! Felicitar a los que obtuvieron mayores votos, y desearles muchos éxitos en sus objetivos gremiales.

Decirles además, que estamos muy satisfechos y agradecidos por la oportunidad que dieron a la Junta Central Electoral de servirles a través de nuestro personal y de nuestros equipos. Con eso, juntos proyectamos un hermoso ejemplo de lo que puede hacer la tecnología a favor de la humanidad.

De ustedes aprendí que educa más la escuela de la vida que la escuela de las aulas.

De mi familia, especialmente de madre Casilda Márquez, que durante más de 28 años fue maestra rural; y de mi abuelo Andrés María Márquez Dagón, maestro durante toda su vida productiva, llevo en mi conciencia… en mi corazón; una enseñanza.. un legado al cual seré fiel hasta mi último suspiro:

¡Es mejor  morir  de pie que vivir  arrodillado!

¡Gracias infinitas!

Dr. Roberto Rosario Márquez

Presidente Junta Central Electoral

 

 

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