Cuervos y terrorismo

En 1979 la entonces Unión Soviética intervino en el conflicto interno de Afganistán y mediante un masivo despliegue de tropas empezó una ocupación militar que se prolongaría por diez años. Como era de esperarse en el apogeo de la Guerra Fría,&#823

En 1979 la entonces Unión Soviética intervino en el conflicto interno de Afganistán y mediante un masivo despliegue de tropas empezó una ocupación militar que se prolongaría por diez años. Como era de esperarse en el apogeo de la Guerra Fría, Estados Unidos encabezaría el laborantismo occidental dirigido a revertir la invasión soviética, lo cual implicaba el apoyo a la resistencia afgana. Conforme documentos oficiales a disposición del público por haber sido desclasificados, en aquella circunstancia surgieron Al-Qaeda y Talibán como fuerzas combatientes contra las tropas rusas, con el apoyo, a todos los niveles, de los Estados Unidos y la OTAN.

Por más de una década, Osama Bin Laden, el mullah Omar y otros líderes de Al-Qaeda y el Talibán serían los aliados de Washington contra “el imperio del mal”, como llegó Ronald Reagan a calificar a la URSS. Al retirarse la URSS del territorio afgano tras la desintegración de su bloque, era lógico que esos grupos continuaran como aliados de Occidente, sino por convicción por lo menos por gratitud, lo cual no siempre funciona cuando están en juego otros intereses. Sin embargo, Al-Qaeda y el Talibán volvieron la espalda a Occidente y se convirtieron en fieros enemigos, al punto de que Bin Laden dirigió los atentados de 2001 en Estados Unidos, mientras Omar dirigía un Estado totalitario, medieval y protector del terrorismo.

En un tiempo tan breve como 20 años, Washington se involucró en la cooperación con opositores al régimen sirio, proveyéndoles de logística y otros apoyos a lo que devino en Estado Islámico que se ha convertido en la principal amenaza a la seguridad mundial en décadas. Hace unos días la precandidata demócrata Hillary Clinton, reconoció que ISIS fue respaldado por Washington para confrontar a Bachar El-Asad “y nos salió mal”. La pregunta lógica ante esta admisión de quien por años ha sido parte esencial del poder norteamericano como primera dama, senadora y secretaria de Estado s, es: ¿cuál sería el próximo experimento que le salga mal a Estados Unidos? Con las experiencias recientes es como para alarmarse, pues esos experimentos no solo ponen en peligro a los estadounidenses sino a todo el mundo. Con 129 muertos y 300 heridos en París ha quedado demostrado.

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