“Hay que mantener ciertos principios, sin prejuicio ni hacer daño”

Antinoe Fiallo Billini creció en un ambiente donde el arte y la cultura eran el pan nuestro de cada día, pero también las inquietudes por la situación política, económica y social del país.

Antinoe Fiallo Billini creció en un ambiente donde el arte y la cultura eran el pan nuestro de cada día, pero también las inquietudes por la situación política, económica y social del país.Sus padres, le inculcaron el amor por la literatura, la poesía y la justicia social. Defender sus posiciones, sin importar las consecuencias, se convirtió en parte de su accionar.

En el año 1983 fue expulsado del Partido de la Liberación Dominicana, porque la dirigencia de esa organización no estaba de acuerdo con algunos de sus planteamientos; y más tarde, durante el Gobierno de Hipólito Mejía, su vivienda fue allanada, producto de unas opiniones vertidas en uno de sus análisis.
Hoy, después de 46 años impartiendo docencia en la UASD y 26 en INTEC, su mayor recompensa es la de haberse ganado el título de maestro y poder despertar cada día junto a sus seres queridos.

1. De la Ciudad Colonial
Nací en la Zona Colonial, en la ciudad de Santo Domingo, el tres de abril de 1944. Vivíamos en la Arzobispo Nouel esquina Hostos, pero nací en la Clínica Elmúdesi, una clínica que estaba frente al parque Duarte, que todavía el local existe. Ahí fue que yo nací. Mi padre, el licenciado Antinoe Fiallo Rodríguez, abogado; mi mamá, Margarita Billini Morales. Ella se graduó en la escuela normal. Era especialista en cocina, hacia muchas cosas. Los dos nacieron aquí. Somos tres hermanos, yo soy el mayor, Alberto Emilio es el segundo y la hembra, Margarita, es la tercera.

2. La vida en familia
Nosotros vivíamos en la calle Arzobispo Nouel esquina Hostos, en una segunda planta. En una casa alquilada. Nos criamos inicialmente en el medio de la Zona Colonial. Teníamos dos parques cerca, que eran el Parque Duarte, frente al Convento de los Dominicos y el parque Colon, frente a la Catedral. Nosotros nos movíamos en el barrio caminando a pie. Nos gustaba ir a los parques, comenzamos a estudiar relativamente siendo muy muchacho. Mis padres me enseñaron a actuar con justicia y hacer lo que sea, sin importar que implique un sacrificio. Eso lo viví en mi casa. Mi papá estuvo preso dos veces en la época de Trujillo y varias veces más estuvo detenido, incluso, a mí me correspondió ir a acompañar a mi mamá en los años 57-58 a la cárcel de La Victoria, lo condenaron dos veces a dos años de prisión. Estuvo preso en La Fortaleza una vez, y en La Victoria. Y yo acompañaba a mi mamá porque yo era el mayor, en ese momento tenía 14 años. Mi papá me escribió una carta que aún conservo, cuando él estaba preso en el año 1952. Cuando yo cumplía ocho años, me envió esa cartita y mi mamá la sacó escondida de la cárcel. En esa carta me decía que las generaciones nuevas teníamos que aprender a mantenernos en lo correcto, sin importar lo difícil que fuera. Esa cartita aun la tengo y así mismo sigo actuando, de acuerdo a lo que entiendo que es justo y no importa que eso me traiga problemas.

3. A la escuela
Yo entré al kinder a los cuatro años. Nosotros estudiamos la primaria en el Instituto Escuela. Era una escuela que todavía el local está en la Hermanos Deligne esquina Santiago. Ahí estuve desde el kinder hasta el octavo y mis hermanos también estudiaron ahí. Después hice el bachillerato en el liceo Presidente Trujillo, que es el actual Liceo Juan Pablo Duarte y entré a la universidad en el año 1961, a la Universidad de Santo Domingo, todavía no era autónoma, entré a estudiar Derecho.

4. Tradición de familia
Nosotros tuvimos una experiencia muy buena. Estábamos rodeados de maestras Normales, es decir, de la Escuela Normal, por el lado de mi mamá y por el de mi papá, además de que mi papá y mi mamá estudiaron en la Escuela Normal. Entonces, Cristina Billini, hermana de mi mamá fue profesora mía; Ana María Fiallo, mejor conocida como Anita, hermana de mi papá, fue profesora mía. Cristina Fiallo, que era prima de mi papá, también fue profesora mía. Todos vivíamos a dos o tres cuadras. Entonces, aparte de que varias de las familiares fueron profesoras de uno, las teníamos cerca y estábamos muy influenciados por esa relación pedagógica, y en la escuela, aparte de que teníamos un horario. Varios de los cursos eran de ocho a doce y de dos a cinco, lo que ahora mismo es la tanda extendida, en el Instituto Escuela existía ese horario. Teníamos una buena disciplina pedagógica, a mi papá y a mi mamá les gustaba muchísimo leer. Teníamos familiares que habían sido poetas, mi papá y mi mamá hicieron los cursos de pintura en el taller de Orlando Rodríguez Urdaneta, que fue pintor y escultor muy conocido aquí. Los dos pintaban. En mi casa hay muchísimos cuadros de ella. En el Museo de las Casas Reales hay una colección de ella de pinturas de la Zona Colonial. Estuvimos influenciados por la literatura, la pintura, porque todo eso se movía alrededor de uno. Además, nos gustaba mucho el deporte, jugábamos pelota, corríamos 60 metros planos, hacíamos relevo de 360, salto a lo alto, salto a lo largo, garrocha. En la escuela pasamos por todo eso. Uno queda con esas cosas que le influencian los padres. A ellos les gustaba pintar, escribir.

5. Deportista
A mí me gustaba mucho la actividad deportiva. Me gustaba jugar pelota y robarme la segunda base, pero pasándole por encima a la segunda base, muchas veces me tiraba y me daba en la rodilla izquierda, y llegó un momento en que me di tanto en la rodilla izquierda que me lesioné y tuvieron que enyesarme para dejarme tranquilo un tiempo; pero a pesar de que me enyesaron, a mí me gustaba encaramarme en un armario que tenía mi abuela en mi casa, con todo y el yeso. Entonces me subía y me bajaba y se me rompió el yeso. Me tuvieron que cambiar el yeso. El médico me dijo: no te preocupes, lo vamos a resolver. Me cambio el yeso. Descubrió que yo me metía una varita para hacerme cosquillas y me había puyado. Entonces me hizo un yeso más apretado para que yo no pudiera estar saltando así. Yo tenía como 12 años.

6. Muy activo
Yo era muy activo, incluso, conservo de la profesora de cuarto de primaria, que se llamaba Marina Coiscois, del Instituto Escuela, una cartita que ella me mandó diciendo que yo era muy buen estudiante, pero que por favor me pusiera un poco más tranquilo, porque yo era muy activo. Creo que eso me benefició, porque me gustaba hacer muchas cosas.

7. Estudiante de Derecho
Cuando era estudiante universitario, en la UASD a cada rato se producían intervenciones militares. Nosotros nos íbamos a graduar en febrero de 1968. Terminé mi tesis en diciembre de 1967 y me correspondía graduarme en febrero del 68. Pero en ese momento hubo una intervención militar, porque el gobierno de Balaguer intervenía mucho la universidad, entonces la graduación se tuvo que posponer para marzo. Como la situación era muy tensa, los fotógrafos no se atrevían a ir a la universidad a tomar fotos. Entonces los familiares de uno le tomaron milagrosamente una fotografía a uno. Conservo una fotografía mía parado ahí, solo, en frente del Alma Mater. Otros momentos de tensión era cuando te allanaban la casa. A veces uno estaba caminando por la universidad y venían las bombas lacrimógenas. Entonces tenías que especializarte en cómo respirar cuando venían las bombas lacrimógenas. La participación en la vida social tiene sus implicaciones.

8. Graduación pospuesta
Me gradué de abogado originalmente en el año 1966. Comencé a ser maestro siendo estudiante universitario. Entré como profesor del cuarto de Filosofía y Letras del Colegio Dominicano de La Salle, después estuve, el año siguiente, en la Escuela Semioficial Francisco Gregorio Billini, que estaba en la Zona Colonial. Luego, en el Instituto Técnico Profesional que estaba en la Independencia. Del 66 al 69 en el bachillerato y después, en el 1969, entré como profesor a la Universidad Autónoma de Santo Domingo, de la cual todavía soy profesor. También, en el año 1969, hubo un concurso y entré como asistente de la Dirección del Colegio Universitario, de la UASD. Llegué a ser director del Colegio Universitario de la UASD. Todavía sigo siendo profesor de la UASD, voy para 46 años como profesor, y en INTEC tengo 26 años. He estado en otros centros educativos, como el Centro Cultural POVEDA, trabajé durante varios años ahí, hice consultoría de investigación del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo en materia educativa. Entonces, uno se ha movido en el campo educativo fundamentalmente.

9. Educador
La satisfacción mayor es que yo, como maestro, siempre estoy aprendiendo con mis alumnos, porque de una u otra forma, los alumnos, cuando uno interactúa de manera pedagógica con ellos, te ayudan a incrementar tu información. Como profesor, aprendo de las investigaciones que realizan los alumnos. En tu trabajo como profesor, puede ser en materia de Historia, Sociología, Pedagogía, a través de los trabajos que ellos realizan, tú aprendes. Es una combinación. Como profesor de la materia de Investigación Social realizamos muchos trabajos interesantes, de la cotidianidad de la gente. Por ejemplo, déjame decirte, es bueno que sepas, que este trabajo del periódico elCaribe, con estas entrevistas que realizas, yo las utilizo cada semana para que mis estudiantes de Historia II vean cómo se puede presentar a una persona y lo que se puede ver de un ser humano a partir de estas conversaciones.

10. 48 años de amores
A mi esposa Maira la conocí en la universidad, cuando estábamos estudiando. Una vez se celebraban unas elecciones estudiantiles, había que votar con la cédula y algunas compañeras no la tenían; entonces nosotros, en un carrito de uno de los estudiantes llevamos a las muchachas a buscar la cédula a su casa, y entre esas muchachas estaba ella. Después la volví a ver y quedé impactado de nuevo y nos metimos en amores hasta el sol de hoy. Mi esposa, Maira Portorreal, es profesora universitaria, una mujer muy dedicada, hermosa, además muy organizada. Hemos levantado una familia. Tenemos 45 años de casados y tres de amores, yo digo que tenemos 48 de amores. Nos ha ido muy bien. Tenemos tres hijos, dos hembras y un varón, todos graduados, dedicados a sus trabajos. Una es arquitecta, otra estudió Sistemas y el varón estudió Derecho. Estamos muy satisfechos. Mi esposa es licenciada en Química, con maestría en Educación, es profesora universitaria.

Enseñanzas que perduran en el tiempo

“Mi padre era miembro de sociedades secretas antitrujillistas, era parte del Frente Interno de la Lucha contra Trujillo, eso también como que marcó a uno. Mi abuela, por parte de madre, Cristina, fue la tesorera de la Junta Patriótica de Damas durante la ocupación Militar Norteamericana de 1916, es decir, que estaba contra la ocupación militar; y su esposo, mi abuelo, Emilio Billini Bernal era el secretario de la Junta Nacionalista. Como que venía caminando en la familia toda esa inquietud social, del lado de los abuelos, por parte de mi papá. Mis abuelos maternos, Alberto y Ramona, incluso, les gustaba hacer poesía y escribieron un librito familiar, de poesías, del que se tiraron como 200 ejemplares, nada más para la familia, y cuando yo lo encontré y lo leí me impacto mucho, porque estaba caminando alrededor de uno, no solamente la pintura, sino también la poesía.  Eso tiene un impacto muy importante en la formación de uno. A mí me allanaron la casa durante el Gobierno de Hipólito Mejía, porque habíamos hecho unas críticas a raíz de su ascensión al gobierno, en el debate que hubo en la UASD y en INTEC. Entonces parece que no le gustó y para intimidarme me hicieron un allanamiento. He pasado por situaciones complicadas, primero en la familia, durante la Era de Trujillo, después siendo estudiante en la época de Balaguer. Eso le dio una lección en el aprendizaje que uno tuvo con la familia de que hay que insistir, sin prejuicio y sin hacer daño, pero manteniendo ciertos principios. A mí me expulsaron del Partido de la Liberación Dominicana en 1983, por ciertas convicciones”.

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