Santiago pierde sus bienes patrimoniales

Con letreros anunciando su venta o abandonados a su suerte se encuentran muchas casas patrimoniales del Centro histórico, mientras incrementa su deterioro cada día, causando la pérdida de los inmuebles más representativos.Al hacer…

Con letreros anunciando su venta o abandonados a su suerte se encuentran muchas casas patrimoniales del Centro histórico, mientras incrementa su deterioro cada día, causando la pérdida de los inmuebles más representativos.

Al hacer un recorrido por las calles que comprenden el centro histórico de esta ciudad, es notorio la gran cantidad de casas que han sido abandonadas, sin un aparente interés de restaurarlas o preservarlas, y muchas de ellas están en venta.

En seis calles recorridas fueron contadas al menos 28 casas. Para el historiador Edwin Espinal esta práctica es muy frecuente y en determinados casos se debe a que en esas casas vivían los troncos de una familia, pero cuando estos mueren y no vivir los descendientes con ellos, las viviendas son cerradas y dejadas a su suerte.

Es así como el centro que una vez fue ocupado por familias, hoy día se dedica mayormente al comercio, pues los propietarios de las casas o no tienen recursos para arreglarlas, o si los tienen, los destinan a satisfacer otras necesidades antes que emprender la conservación o restauración de sus inmuebles.

El dilema
“Las casas en sí mismas no tienen valor; lo que cuenta es el solar. Son sólo montones de tablas viejas llenas de carcoma, por los cuales ningún banco otorgará un préstamo con garantía hipotecaria”, considera Espinal.

A la realidad de los propietarios, de acuerdo al historiador, se suma el lamentable hecho de que la Dirección de Patrimonio Monumental no tiene presupuesto para emprender las tareas de conservación y restauración que la ley No. 492 de 1969 le impone ante la carencia de recursos de los propietarios para preservar estas edificaciones.

De ahí que su destino sea la oferta en venta y la congelación de su reparación, con lo que aceleran su deterioro y posibilitan finalmente su demolición. “Vemos como propietarios de viviendas de gran valor arquitectónico dejan que el tiempo se encargue de ellas, vendiendo su solar al mejor postor –la tierra es lo que vale, no el inmueble – para luego caer demolidas un fin de semana cualquiera, y finalmente ser sustituidas por una nueva construcción o en el mejor de los casos por un parqueo”, sostuvo Espinal.

Regulaciones incumplidas
Explica que de ese modo, el centro histórico de Santiago va perdiendo sus inmuebles patrimoniales más representativos, siendo sustituidos por ejemplares arquitectónicos que, en unos casos, no aportan nada al perfil construido de la ciudad; en otros, pretenden falsificar o evocar – malamente – la arquitectura destruida y otros más, en los que sólo se respetan las fachadas, borrándose interiores y plantas que podrían ser interesantes.

En ocasiones, los propietarios dejan deteriorar las casas para luego justificar su demolición, práctica que no está permitida, ya que, de acuerdo a lo explicado por el también abogado, las leyes 318 de 1968, 492 de 1969 y 41-00 de 2000 prevén que los propietarios son los primeros llamados a preservar estas edificaciones, y que de justificar carencia de recursos, entonces el Estado interviene, en teoría, por intermedio de la Dirección Nacional de Patrimonio Monumental, una dependencia del Ministerio de Cultura, que no dispone de recursos para conservar o restaurar inmuebles.

Espinal explicó que a esta situación hay que añadir otro aspecto que con frecuencia suscita problemas y es el conflicto entre la necesidad de proteger y el respeto de los derechos de los particulares.

En materia de protección de Patrimonio Monumental, todo enfoque de intervención se inscribe en el diálogo entre los conceptos teóricos y la legalidad que se abre a partir del reconocimiento de la propiedad privada que contemplan la Constitución, en su artículo 51, y el Código Civil en su artículo 545.

“La previsión del artículo 64, numeral 4 de la Constitución para la protección del patrimonio, limita el derecho de propiedad sobre el patrimonio cultural, sin embargo, la limitante a ese derecho que constituye la declaratoria de un bien como patrimonio cultural, aunque encierre finalidades de utilidad pública o interés social, no es susceptible de ser indemnizada, a la luz de nuestra legislación”, explicó.

Santiago pierde
parte de su historia

Para Edwin Espinal, el Centro Histórico pierde poco a poco su condición de “Histórico” y, por ende, parte del pasado de la ciudad, reflejado en lo construido. Redefinido en su perímetro mediante decreto n.° 172-91 para establecer una supuesta mayor regulación por parte de la Dirección Nacional de Patrimonio Monumental, la que se ha visto afectado por la demolición de innumerables casas y almacenes que dieron perfil a la zona. Cada cierto tiempo se convierte en un solar lo que antes fue una casa patrimonial.

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