Cogiendo “piedra pa lo ma chiquite”

Coincido con Inés Aizpun, en su editorial titulado: “Desasosiego” en el Diario Libre del pasado sábado 31 de Octubre. Con su acostumbrada fina agudeza, compromete la inteligencia de quien le lee.  Indica Inés: “En realidad los pilotos franceses&

Coincido con Inés Aizpun, en su editorial titulado: “Desasosiego” en el Diario Libre del pasado sábado 31 de Octubre. Con su acostumbrada fina agudeza, compromete la inteligencia de quien le lee.  Indica Inés: “En realidad los pilotos franceses no se fugaron…porque no estaban presos. Estaban condenados y en la playa”.

Creativas sentencias desconciertan y “eterican” el sistema jurídico dominicano, sacuden la vía penal hasta sus más profundas raíces y provocan desconcierto y confusión en el ciudadano. “Y eso es terrible” dice la Aizpun, “…una justicia que suelta al que no debe y no encarcela al que debe”.

La Justicia queda muy mal parada, acentuando con sus repetidos desaciertos, la desconfianza que la sociedad tiene en ella y gravita contra la imprescindible seguridad jurídica, piedra angular de la inversión extranjera y la tranquilidad ciudadana. Francia, país del que copiamos toda la base legal de nuestros Códigos, nos muestra cómo se violenta una islita del Caribe de la cual “tuvo que rescatar a dos héroes de guerra, secuestrados” y ello en un “rescate de película” por un “comando” que aprovechó las enormes debilidades que nos caracterizan. 

Fue suficiente un caudal de “euros” que explotaran la proverbial hospitalidad criolla, se aprovecharan de las necesidades de muchos y de las debilidades endémicas. ¡Qué perversidad, el que oficialmente y explotando los recursos periodísticos de una nación como Francia, nos presenten al mundo como “los malos”, desdibujando la condición de 2 actores principales de una descomunal operación de narcotráfico, en que la DEA, de los Estados Unidos, contribuyó a descubrir! Indigna sentir cómo nos trata, en el siglo 21, una potencia responsable de tantos daños históricos en la isla.

Su colonial explotación y proverbial menosprecio al negro esclavizado, los llevó a jugar el ajedrez geopolítico en los trueques caribeños, para compensar situaciones en el Continente europeo.

La misma nación que condenó a Haití en 1804 y pretendió poner precio a nuestra independencia del ‘44, obligando a una enorme “compensación” por los “daños sufridos por los colonos” en sus aventuras fabriles  de ingenios azucareros movidos por la fuerza de la sangre de negros esclavizados.

Es evidente que solo los “extraídos” en operación quasi militar, son de interés de quienes promovieron, financiaron y ejecutaron el “operativo”, porque los que quedaron atrás recibirán la rigidez del candado puesto después del robo.  Este enojoso asunto embarra a muchos: complicidades admitidas; complicados ocultos; los que persiguieron la operación descubierta en Punta Cana, ahora indiferentes; la jueza actuante, “evacuó” su fallo de 20 años, de mentira; el gobierno francés que luce hipócrita y a la diplomacia gala no le cabe más “ñeca”. Buscamos cómplices criollos, que paguen por los transgresores extranjeros, que hasta fotos tomaron de sus múltiples “hazañas”  l

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