Puente de espías

¿Por qué realizar filmes de la Guerra Fría? ¿Porque se prestan mucho para thriller y dramas de cortes históricos que sirven a posturas ideológicas? Ciertamente es el caso de este filme, y a su vez puede ser objeto de una disquisición sutil…

¿Por qué realizar filmes de la Guerra Fría? ¿Porque se prestan mucho para thriller y dramas de cortes históricos que sirven a posturas ideológicas? Ciertamente es el caso de este filme, y a su vez puede ser objeto de una disquisición sutil de las plataformas ideológicas que velan y son pilares de la democracia estadounidense y de cómo ésta reacciona a acontecimientos mundiales agresivos. Esa guerra taciturna entre la desaparecida Unión Soviética y USA tenían como agenda primera la de enseñar a cómo sobrevivir a una bomba atómica. Debido a ese temor uno y otro se acusaban de ser el reino del mal. Hoy las cosas se suponen que deben ser diferentes y que hemos evolucionado, pero no, el mundo mira que la justicia continúa trastornada. El filme parte de la guerra de espías que se tenían ambos. Si aquella vez era dramática, hoy continúa a serlo pero más retorcida con el ingrediente de que cualquiera de nosotros puede ser sospechoso y en el acto ser un objetivo. Hoy se han moldeado con mayor empeño las relaciones con las leyes, los derechos humanos y la justicia penal. En ese sentido, USA ha legalizado cualquier incursión en la vida de cualquier persona si considera que puede ser una amenaza. De soslayo, el filme traza un paralelo entre esa guerra fría con las guerras preventivas de hoy en la que derechos constitucionales son puestos por debajo de una agenda política antiterrorista y se teje un drama de tribunal haciendo comparación entre el trato que se le da a un espía tanto en USA como en Rusia, dejando en claro que en ambos lados hay gente decente e individuos perversos. De manera transversal, el filme surge como un cuestionamiento a los males que subsisten en la democracia de USA señalando que el verdadero enemigo está dentro de su propio territorio y dentro de su propia gente, de esos que exhiben un atroz prejuicio y violan a trocha y mocha los derechos civiles y los derechos humanos. El director tira excelente ritmo. Lo destacable es la actuación en la figura del espía Rudolf Abel, desde que el filme inicia, con gestos parsimoniosos que van envolviendo todo en un fascinante desempeño que hace más bienvenida al personaje protagónico el abogado James B. Donovan.

HHH Dirección: Steven Spielberg. Guión:
Hermanos Coen. Género: Drama biográfico. Duración: 141 minutos

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