Lactancia e implantes mamarios: mitos sobre este proceso

Las cirugías estéticas vinieron a revolucionar el mundo de la belleza, sobre todo de las mujeres, que sin duda son las que más usan estas técnicas para mejorar lo que no les gusta de su cuerpo.

Las cirugías estéticas vinieron a revolucionar el mundo de la belleza, sobre todo de las mujeres, que sin duda son las que más usan estas técnicas para mejorar lo que no les gusta de su cuerpo. Una de las operaciones más satisfactorias y populares -debido a los resultados inmediatos que tiene- es el aumento de busto con implantes mamarios: esta técnica ha llevado felicidad y autoestima a millones de mujeres en el mundo entero, pero también ciertas dudas en torno a si es posible enfrentar un embarazo y posteriormente la lactancia del futuro hijo teniendo silicona en el cuerpo.

Para despejar dudas, conversamos con el cirujano plástico, estético y reconstructivo Franklin Peña Romero, quien explica que es posible que la futura madre pueda amamantar, dependiendo del tipo de implantes, forma en que fueron colocados, la manera en que se realizó la cirugía y, sobre todo, si no se produjo daño en el tejido glandular durante la colocación del implante.

“Múltiples estudios demuestran que realizarse un aumento de senos, siempre y cuando no se lastimen los conductos galactoforos, mediante los cuales sale la leche materna, la mujer puede lactar; lo contrario a lo que sucede cuando se realiza una reducción de senos, donde al retirar parte del tejido mamario, sí se compromete la lactancia”, comenta el especialista.

En este sentido, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos ( FDA) afirma que los conductos lactíferos y las glándulas mamarias pueden dañarse durante la cirugía cuando se coloca el implante. Si se lastima un nervio, puede disminuir la sensación en el área de los pezones, lo puede reducir el reflejo de bajada de la leche. Esto sucede cuando la leche baja de las glándulas a los conductos para que el bebé pueda tomarla. Si se dañaron los conductos lactíferos, es posible que el seno produzca menos leche. Los implantes también pueden apretar los conductos, bloquear el flujo de leche y hacer que se inflamen los senos.

La entidad también sostiene que la forma en que se coloquen los implantes también puede influir en la capacidad de amamantar. Los implantes se pueden colocar entre el tejido del seno y el músculo del pecho. También se pueden poner debajo del músculo pectoral para evitar que se dañen los conductos lactíferos y los nervios. Los implantes que se colocan debajo del músculo pectoral no causan que la silicona se filtre a la leche materna. También es posible hacer las incisiones para colocar los implantes en el tejido adiposo, que se encuentra debajo del tejido del seno. Con este método se puede disminuir el daño causado al tejido del seno.

Peña Romero dice que las complicaciones que esta cirugía puede presentar son las mismas de cualquier procedimiento quirúrgico, por lo que las pruebas preoperatorias y los cuidados pos cirugía son fundamentales, lo que ayudará a prevenir posibles riesgos, como que se abran las heridas o alguna infección, que suelen ser raros en aumento de senos; se presentan en menos de 0.5% de los casos, según la literatura médica.

Así mismo, explica que hay un porcentaje muy pequeño (menos de 0.5% de posibilidad) de que se pierda la sensibilidad tras un aumento de senos. Pero si se tratara de una reducción de mamas, podría perderse de un 20 a un 30 % de sensibilidad, porque lógicamente se retira tejido mamario. De ahí la importancia de que la evaluación preoperatoria sea realizada por un cirujano plástico experto y acreditado.

El experto dice que hoy en día los implantes son rellenos de gel cohesivo de silicon y son muy seguros. No producen cáncer y la posibilidad de ruptura es casi nula, pero que todo dependerá de cada paciente, ya que pueden hacer reacciones distintas. Comenta que hay implantes de diferentes tipos de proyección, altura, tamaño y firma; redondos o anatómicos.

Los implantes de seno no son para toda la vida

Cada vez más mujeres se operan para aumentar el tamaño de sus pechos y lo más probable, según ha señalado la FDA, es que la mayoría tenga que pasar por el quirófano una década después, para solucionar las complicaciones asociadas con los implantes de silicona, como su rotura.

Cuanto más tiempo los tenga una mujer, mayores serán las posibilidades de desarrollar complicaciones, algunas de las cuales requerirán más cirugía, sostiene la entidad. El paciente también puede requerir cirugías adicionales para modificar el resultado estético, como el tamaño o la forma. La duración de estos dispositivos varía de acuerdo con cada persona. Si bien unas pocas mujeres han conservado sus implantes originales de 20 a 30 años, esa no es la recomendación de los expertos. 

Para evitar complicaciones

Tras la intervención, la paciente comenzará el post-operatorio en la propia clínica, pues permanecerá ingresado entre 24 y 48 horas, comprobando la evolución, y cómo reacciona el cuerpo a los implantes. Una vez que vuelva a casa, la vuelta al trabajo y a su rutina  normal deberá esperar una semana para evitar infecciones. La mujer podrá ducharse de forma normal, evitando roces con las heridas, y secándolas debidamente tras el baño.  Hay que evitar el contacto con agentes externos, y llevar una buena higiene. Es posible que existan dolores, y el pecho se inflamado,  pero poco a poco irán remitiendo. De no ser así hay que consultar con el cirujano, pues le recetará los medicamentos más adecuados para su situación. Dormir boca arriba y realizar pequeños ejercicios de estiramiento, son dos hábitos que pueden suponer una importante diferencia entre los períodos de recuperación de un paciente y otro. No se deben realizar ejercicios físicos exigentes, así como levantar peso durante las primeras semanas tras la intervención.

Saber
Una mujer que haya optado por un aumento mamario no tiene ningún problema para amamantar a su bebé, aunque en ciertos casos se puede ver mermada su capacidad de lactar.

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