Los accesorios definen nuestra personalidad

Cuando Jacqueline Harrouch tuvo que dejar, en 2010, su país, El Salvador, para radicarse en República Dominicana pensó que la decisión sería fácil, “pero no fue así”. Dejar todo lo que tenía en ese momento, principalmente su trabajo, “del&#8

Cuando Jacqueline Harrouch tuvo que dejar, en 2010, su país, El Salvador, para radicarse en República Dominicana pensó que la decisión sería fácil, “pero no fue así”. Dejar todo lo que tenía en ese momento, principalmente su trabajo, “del que estaba enamorada y lo disfrutaba a cada instante, era por el cual había trabajado duro los últimos siete años antes de llegar acá. Además, mis padres regresaban de Estados Unidos después de diez años, para retirarse y estar finalmente juntos. Mis amigas del alma y amigos de toda la vida, mis lugares favoritos, mi volcán, mi cielo azul de un día de octubre, mi mar….en fin, todo”, evoca con nostalgia.

Nacida en San Salvador, El Salvador, creció en una familia muy numerosa y no cambiaría su niñez por nada de este mundo. Ingeniero industrial de profesión, diseñadora de joyas por pasión.

Su esposo, también es ingeniero industrial. Han procreado dos varones, uno de 20 años, estudiando actualmente Diseño Gráfico en Milán, Italia, y otro de 18 años, por graduarse de bachiller en Santo Domingo. A su esposo lo contrató una empresa local dominicana. En ese entonces “la situación en El Salvador estaba bien peligrosa y no queríamos exponer a nuestros hijos a cualquier situación que les pudiera costar la vida, ni a ellos ni a nosotros”, explica.

“Empezaban su adolescencia y las salidas de noche, y eso no nos dejaba dormir tranquilos. Además yo me había puesto como meta que mis hijos se graduarían de una universidad fuera de El Salvador”, agrega.

De ingeniero industrial, profesión que ejercía en su país de origen, en el nuestro comenzó a diseñar joyas.

¿Qué ha significado para ti?

“Aprendí a hacer joyas porque necesitaba entretenerme, hacer algo con mis manos. Me hacía mucha falta mi trabajo, mi computadora, escribir, arreglar problemas, planear, mis números, etcétera. Una amiga salvadoreña que conocí aquí me enseñó.

Ella las hacía y yo empecé ayudándole y realmente me encantó. Descubrí esa parte de artista que en algún momento de mi vida me di cuenta que tenía, pero el ritmo de la vida que llevaba no me dejaba sacarla a flote. No tenía tiempo para eso. Desde pequeña he llevado una fascinación por las piedras, las que me encontraba y me gustaban las recogía y las coleccionaba, todavía lo hago.
Tengo de todas partes, hasta mis amigos que sabían mi pasión por las piedras me las llevaban a la oficina. Las empaqué y las traje conmigo todas”.

Asegura que la transición no fue fácil, pero como le encantan los libros y estudiar idiomas se inscribió en clases de francés, logrando hacer el curso completo. En Chavón realizó varios cursos: Diseño de Interiores, Decoración de Interiores y Diseño de Jardines, tenía cierta experiencia puesto que había trabajado en su país en proyectos grandes de construcción.

Sin embargo, luego de pasar varias entrevistas de trabajo, las cosas no se dieron y es cuando decide entonces retomar las joyas, recurriendo a todo lo natural, piedras semipreciosas, básicamente, perlas, cristales, metales, cuero, madera, telas, etcétera.

“Me decidí y tome varios cursos de bisutería, también un taller de elaboración de joyas (metales), pero no era eso lo que quería, me dolían muchos las manos, no, no, eso no! Entonces, opte por el diseño, yo quería crear con las piedras, poner colores juntos, hacer cosas diferentes. Se las regalaba a mis amigas y siempre decían: ¡ son tan únicas!, narra.”

En el desarrollo, se dio cuenta que no podía hacer dos piezas iguales, “se me ocurría demasiado entre una y otra y es así como nació “Unique by Jackie”.
Ese nombre-dice- describe su forma de pensar, ya que es dueña del criterio que cada persona es diferente y única.

¿Por qué tienen que haber dos personas con la misma joya, si son completamente diferentes? Se cuestiona.

Unique by Jackie significa para esta mujer un proceso de vida que no fue fácil, pero que la hizo aprender que no importa dónde la vida te ponga, “Dios te envió con talentos para que los uses y hagas cosas maravillosas con ellos y feliz a los demás, y eso me pasó a mí. Me tuve que redescubrir porque hubo un momento en que me perdí, no me podía ver en el espejo….tuve que atravesar una metamorfosis como la de la mariposa, ¿sabes? Por eso en mi tarjeta de presentación hay una mariposa, ahora puedo volar de nuevo”, enfatiza.

Su línea es sencilla, elegante con toques especiales y diferentes. No es recargada. Más bien es simple y muy liviana.

Para hacer sus piezas se inspira en muchas cosas, pero no es algo forzado, le llega solo, asegura.

“Cuando veo las piedras, sus colores, el brillo, las texturas, cuando de repente caen unas sobre otras accidentalmente y los colores se complementan. O, por ejemplo, los colores de paisajes, en este sentido mi máxima inspiración es el mar, los colores azul, blanco, y las tonalidades del atardecer, son mis favoritos. La música tranquila me inspira también, es lo máximo para trabajar”.

Dependiendo del color de la piedra, sus diseños pueden hablar de tranquilidad, seriedad, sobriedad, vitalidad, alegría, amor, paz…pero “sinceramente, muchos hablan del mar”. Jaqueline considera muy coqueta a la mujer dominicana “se arregla muy bien. Cuida mucho su apariencia, es muy femenina”.

Tomé varios cursos de bisutería, también un taller de elaboración de joyas, pero no era eso lo que quería. Entonces, opte por el diseño, yo quería crear con las piedras, poner colores juntos, hacer cosas diferentes…”

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas