De esto no fue que hablamos

Cuando junto al profesor Juan Bosch en mi hogar decidimos, por iniciativa de él, fundar el PLD hace casi 42 años, de esto no fue que hablamos. Más de cuatro décadas construyendo algo tan costoso como es la confianza de un pueblo a la organización,&#8

Cuando junto al profesor Juan Bosch en mi hogar decidimos, por iniciativa de él, fundar el PLD hace casi 42 años, de esto no fue que hablamos. Más de cuatro décadas construyendo algo tan costoso como es la confianza de un pueblo a la organización, no es aceptable ver cómo en poco tiempo se destruye su imagen.

El ejemplo de la revolución de independencia de Haití estuvo en nosotros como un referente, en esos años fundacionales, de lo que no debía hacerse. Los haitianos siendo colonia francesa (Saint Domingue) produjeron tanta riqueza sobre los hombros de medio millón de esclavos negros que hicieron de Francia la metrópoli más rica de su época; metrópoli en la cual se originó una revolucionaria clase social que desplazó la nobleza y proclamó los derechos humanos; esa proclama también llegó a la colonia y los negros esclavos se lanzaron a luchar por su libertad.

Lograron la libertad como esclavos, la independencia como colonia y como negros vencieron a sus amos blancos. Para lograrlo destruyeron toda la riqueza bajo el lema de “tierra arrasada”. Hoy Haití es un conglomerado humano, como lo calificaba Bosch; no es sociedad ni nación, ni país; es un Estado fallido.

Su liderazgo aguerrido no tenía visión de Estado; era mucho pedirle, por sus características, a pesar de que algunos de quienes lo constituían se habían formado en Francia, especialmente mulatos. Pero las plantaciones, ingenios y trapiches eran el origen de su esclavitud y el bienestar de los blancos, por eso destruyeron esas riquezas que bien pudieron ser la base para desarrollar su naciente República.

Haití es ahora una pesada carga humana para la comunidad regional y más pesada para nosotros los dominicanos. A ellos no les debemos nada, excepto la solidaridad humana, no así Francia y los países cabezas del capitalismo.

La descripción vale para poder entender que el PLD no tiene derecho a convertirse en un conglomerado humano que solo busca su propio bienestar reteniendo el poder a “tierra arrasada”, sin importarle para qué fue fundado ni qué espera de él la nación dominicana.

De qué sirve destruir su imagen creada, que busca completar la obra de Duarte modernizando el Estado y dispuesta a adoptar políticas públicas para superar la desigualdades, solo por querer retener el poder. ¿Quién amenaza con sacar al PLD del poder? ¿El PRM con un inexperimentado candidato? ¿Había que provocar tanto ruido como si fuera un río desbordado que destruye su cauce natural?
Confieso que todo lo sucedido hasta ahora, sin imaginar lo que falta, obliga a empezar de nuevo; con la desventaja de que ahora me parece que será como cuando con Juan Bosch lo intentamos desde dentro del PRD.

¡Cuántos dirigentes, entonces, que solo querían atesorar posiciones!
El acuerdo para salir de la crisis, el cual es un repliegue político, tiene un punto excepcional y es el de ejecutar lo aprobado en el Congreso Norge Botello, significando innovar y modernizar el partido; hacerlo recuperaría la riqueza partidaria y volvería a su cauce. Reconstruir el daño a su imagen será más laborioso, pero debemos aprender que no es verdad aquello de que “todo vale en política” y mucho menos que “el poder es para usarlo”. De esto no fue que hablamos; fue de un poder basado en el pueblo y para el pueblo.

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