Las plantaciones en el Caribe y su impacto en todos los ámbitos (9)

Algo quieres esconder Que no sé qué es Y ya me hace daño Por favor no pongas entre tu y yo Dudas que por hoy Puedan separarnos Contéstame, aunque duela dime por qué No te brillan igual que ayer Las…

Algo quieres esconder
Que no sé qué es
Y ya me hace daño
Por favor no pongas entre tu y yo

Dudas que por hoy
Puedan separarnos
Contéstame, aunque duela dime por qué
No te brillan igual que ayer

Las pupilas cuando me miras
Mientes, te conozco bien
Está claro que
Algo está cambiando

Habla, no huyas de mí
A quemarropa ya di
Que es lo que te tiene así
Visiblemente agitado

En el altar de mi credo particular
Nada, nadie me importa más
Que la música de tus labios
Eres azúcar amargo

Delirio y pecado
Un cofre de sorpresas
Llegas, me besas y
Eres azúcar amargo

Un ángel y un diablo
Maldito embustero
Solo siento, que te estoy perdiendo
Odio, tener que ser yo

Quien te obligue a dar
Ese primer paso
Si es que hay alguien aparte de mí
Ahora mismo y aquí

Cortamos en sano
Me desharé, por dentro me desharé
De dolor pero no daré
Por pararte ni un solo paso

Eres azúcar amargo
Eres azúcar amargo
Un ángel y un diablo
El hombre que quiero

Pero siento que ya no te tengo
En el altar de mi credo particular
Siempre has sido el mejor el más
El espejo en el que me miro
Eres azúcar amargo
Eres azúcar amargo
Un ángel un diablo
Maldito embustero
Como duele saber que te pierdo, Canción.
Autora Fey

Las plantaciones azucareras a todo lo largo y ancho del Caribe insular, como hemos podido ver a lo largo de estos artículos, ha dejado profundas huellas en la estructura social, económica, ideológica y cultural. Indagando sobre el tema, localicé el trabajo de la profesora Graciela Maglia Vercesi de la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia titulado “Azúcar amarga: el inevitable oxímoron de la historia cubana[1]. Coincide con las aseveraciones que ya se han hecho de que Cuba se aparta del resto de las Antillas como una colonia española de plantación y africanización tardía:

Las colonias inglesas y francesas, como Saint Domingue y Jamaica, se asimilaron al modelo de sugar islands, con un perfil de factoría y una machina plantación capitalista temprana, con marcada diglosia dada la escasa integración entre la minoría blanca y la ancha base de la pirámide de negros, con un bajo grado de africanización.

Cuenta la autora que la historia cubana es muy diferente a la de las otras colonias españolas. Sostiene que Cuba, protagonizó una historia con dos tiempos-eje. El primero que abarca desde la colonia, cuya economía estaba dedicada al cuero y a los cultivos tropicales no intensivos, en la cual participaban población afrocubana no reclutada, sino integrada a la incipiente cultura criolla. Este proceso duró hasta la mitad del siglo XVIII, específicamente en el año 1762 cuando se produjo la ocupación inglesa, que se afianzó con la Revolución Haitiana de 1804.

En esta segunda etapa, dice la autora, Cuba inicia una segunda era, en la cual comienza a desarrollar una cruenta rivalidad con el resto de las colonias por colocarse en el mercado mundial del azúcar. En ese momento, se inicia una verdadera oleada de esclavos africanos; pero esta inyección de mano de obra no tuvo como en otras colonias el mismo impacto social, porque “ya el sustrato criollo temprano había cuajado: la sociedad cubana era mestiza. Por su parte, la abolición de la esclavitud fue retardada, porque se temía que con la liberación de los esclavos, el número de negros sobrepasara a la población blanca.” ¿Significa que la africanización en Cuba fue menor que en las otras islas? La respuesta a esa pregunta no la encontré en el trabajo. Ni me convencieron muchos sus argumentos.

La profesora Graciela Maglia también coincide con los demás autores de que la Revolución Haitiana produjo un verdadero terremoto en el mapa azucarero del Caribe. Ella va más lejos y entiende que la influencia de este hecho histórico de la primera República Negra fue crucial en el curso del desarrollo de la economía del azúcar y de su modelo de plantaciones:

La Revolución Haitiana había producido un verdadero cataclismo dentro del microcosmos caribeño: no solo trastocó el mapa del mercado azucarero, que debió orientar su demanda a otras islas, sino que catalizó los procesos migratorios en el metarchipiélago, hechos que redundaron en el nacimiento de un temor generalizado hacia ese “peligro negro” que surgía de la primera República negra en el mundo. En este proceso Cuba, la última colonia de España en la Gran Cuenca, se africanizó significativamente para satisfacer la voracidad de los ingenios, envueltos en una vertiginosa carrera productiva exigida por la demanda europea. Este ambiente caldeado multiplicó las conspiraciones, los levantamientos y los reclamos independentistas.

La afirmación tan taxativa de la profesora tiene base real, pues el siglo XIX fue escenario en la isla de Cuba de múltiples conflictos políticos. Los primeros inspirados en las luchas abolicionistas de los esclavos negros; y los segundos motivados por las ideas libertarias que habían calado por toda América en el siglo XIX. Veamos:

El movimiento abolicionista dirigido por José Antonio Aponte, que se inició en el año 1811 y finalizó en 1812. La presencia de un gran número de esclavos en Cuba, y los vientos abolicionistas en el resto del Caribe, un grupo de esclavos dirigidos por Aponte decidió conspirar para abolir la esclavitud.

La conspiración de la Escalera en 1844. Los levantamientos esclavos, hicieron que las autoridades coloniales utilizaran mecanismos fuertes de represión contra los esclavos que exigían la abolición de la esclavitud. La represión se expandió a lo largo y lo ancho de la isla.

La Guerra de los Diez Años, 1868-1878, conocida por algunos como la Guerra Grande. Esta fue la primera guerra de independencia cubana contra las fuerzas imperiales de una España debilitada que había perdido su poderío en el resto de América Latina. Finalizó con la firma de la Paz de Zanjón o Pacto de Zanjón, pero el acuerdo no garantizaba ninguno de los dos objetivos fundamentales de la guerra que tantas vidas y devastaciones costaron: la independencia de Cuba y la abolición de la esclavitud.

La Guerra Chiquita en 1879-1880. Este episodio fue el segundo de los tres momentos del proceso de independencia cubana contra la metrópoli española.
La Segunda Guerra de Independencia, 1895. Fue la última guerra por la independencia de los cubanos contra el dominio español, y fue, a su vez, una de las últimas guerras americanas contra el Reino de España.

La Guerra Hispano Americana de 1898. Fue un conflicto bélico que enfrentó a España y a los Estados Unidos en 1898, resultado de la intervención estadounidense en la guerra de Independencia cubana. España resultó derrotada. Cuba se proclamó república independiente pero quedó bajo tutela de Estados Unidos, así como había ocurrido en Puerto Rico, Filipinas y Guam, que como se sabe, pasaron a ser dependencias coloniales de Estados Unidos.

Así terminó en el siglo XIX este largo periplo cubano. Una Cuba que comienza tardíamente su experiencia azucarera con el modelo de plantación, pero que, a pesar de su crecimiento económico, estaba sometida al voraz esclavismo.

Mientras en otras islas el abolicionismo se hacía realidad, gracias a presiones internacionales, en Cuba seguía incólume y fuerte. Al modelo de plantación se le sumaron entonces los vientos libertarios que llevaron a esta isla a uno de los más largos enfrentamientos anticolonialistas en toda América. Cuando inicia el siglo XX, y ahora volvemos a la profesora Maglia, los inicios del nuevo siglo no fueron menos convulsos. Cuba tenía un lastre pesado que no le permitía despegar como nación: estaba fatalmente encadenada al continuismo político de los caudillos, especialmente por el Presidente Machado. Pero además existía la realidad del neocolonialismo, agravado en los años treinta por la Gran Depresión. Esta crisis mundial complicó más el panorama cubano económico y político redujo violentamente el mercado azucarero, provocando altos índices de desempleo.

Finaliza su trabajo de la siguiente manera:
La hibridación cultural y racial se había consolidado tempranamente en la mayor de las Antillas: la conciencia se levantaba desde una raíz multiétnica popular y criolla. Allí nutrirá sus fuerzas la futura revolución…Para comprender históricamente el oxímoron que expresa el mundo azucarero –“dar vida tronchando vidas”, “azúcar sin lágrimas”… – es necesario comprender cómo la identidad nacional se reclama con el ambivalente valor de la plantación.
Como ya se ha dicho, y no nos cansamos de repetir, es un hecho irrefutable, que ha marcado a las islas caribeñas, que las plantaciones como modelo económico constituyen la piedra angular para entender el Caribe, sus dramas, dilemas y añoranzas. l
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[1] Graciela Maglia Vercesi, “Azúcar amarga: el inevitable oxímoron de la historia cubana. Revista Tabula Rasa, No. 10: 327-357, enero-junio 2009,
http://www.redalyc.org/artículo.oa?id=39612022012

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