“Mi infancia estuvo marcada por la lucha antitrujillista”

Cuando su madre le pedía que, escondida en un clóset, escuchara las emisoras extranjeras que transmitían informaciones sobre la República Dominica, durante el régimen de opresión que encabezó Rafael L. Trujillo, nunca pensó que con eso estaba&#823

Cuando su madre le pedía que, escondida en un clóset, escuchara las emisoras extranjeras que transmitían informaciones sobre la República Dominica, durante el régimen de opresión que encabezó Rafael L. Trujillo, nunca pensó que con eso estaba fomentando su espíritu revolucionario.

La emoción de la niña que ayudaba a su madre a mantenerse informada, se tradujo en un ferviente deseo de lucha por la libertad, que inició en los primeros años de su vida y que le acompaña hasta hoy.

Lourdes Contreras es la eterna revolucionaria que encontró el amor en un hombre con el que tenía y tiene muchas cosas en común, un compañero al que le une una complicidad y una solidaridad que perdura en el tiempo.

1. Infancia
Nací en Santiago. Ya tengo 70 años. Mi madre se llamaba Ana Mercedes Pérez y mi padre Darío Contreras. Provengo de una familia en la que yo soy la mayor de cinco hermanas. De ahí, que a mí, por ser la mayor, se me impusiera que fuera yo quien fuera abriendo el camino a mis hermanas en todos los órdenes, incluyendo convencer a mi papá y a mi mamá de que aceptaran lo que yo quería. Desde las cosas de moda para las niñas, que no eran necesariamente del gusto de papá y de mamá, o en las características de los paseos, no necesariamente al lugar que los papás querían llevar a una o dejarnos ir al parque a juntarnos con los amigos, o permitirnos ir al cine con las amigas, los domingos por la mañana, y dar el dinero para eso. Cada cosa tiene su costo, de manera que abrir ese trecho comenzó desde muy temprano y tuvo su hito en que esa apertura significaba salir de Santiago y venir a Santo Domingo a estudiar a la universidad. Detrás de mí vinieron todas mis hermanas, pero a mí me tocó abrir el camino, un camino muy complicado porque mi papá era muy estricto. En esa época en Santiago no había universidad y en esos momentos estábamos justo en las luchas de los remanentes del trujillato.

2. La lucha antitrujillista
Mi infancia estuvo marcada por la lucha antitrujillista. La primera vez que estuve presa, tenía menos de dos años, porque mi mamá metía los volantes contra Trujillo en los pañales míos. Ella iba de un pueblo a otro llevando esos volantes y yo era el objeto del delito, a ella la llevaron presa y le encontraron los volantes dentro de mis pañales. Yo tuve esa formación de la lucha antitrujillista. La familia de mi mamá era de historia antitruijillista, desde hablar mal de Trujillo y de todo lo que se hacía en esa época, aunque fuera escondido y con las puertas y ventanas cerradas para que nadie lo escuchara, hasta la época de la presencia de las expediciones de Constanza Maimón y Estero Hondo, que ya yo tenía 12 ó 13 años. Mi mamá me ponía dentro de un closet a oír en un radio, las noticias que venían de Cuba, de Venezuela. Entonces yo me sentaba en un banquito a la hora de los noticiarios de esas emisoras para que cuando mencionaran a Trujillo, República Dominicana, o Constanza, Maimón o Estero Hondo, cualquier cosa que era de interés para ella, yo salía corriendo a buscarla para que ella pudiera escuchar la noticia; pero todo eso me formó toda una cultura, una manera de pensar en ese trujillismo. Eso despertó los conflictos, por lo que yo escuchaba en las calles y lo que escuchaba en la escuela, a favor de Trujillo, y lo que yo escuchaba en mi casa en contra de Trujillo.

3. De Santiago a Santo Domingo
Llegué a la ciudad de Santo Domingo, dejé mi ambiente familiar, de amigos y vine a la Capital a vivir la vida universitaria y a involucrarme en la organización, tanto estudiantil, como política. Desde Santiago, ya yo venía involucrada en la lucha estudiantil, yo pertenecía a la organización de mujeres en la época del postrujillismo que se fundó a finales del 61, aquí en Santo Domingo, y cuando esa organización llegó a Santiago, nos unimos. También nos unimos a la Federación de Estudiantes Secundarios que se fundó en Santiago y cuando vine a Santo Domingo, fui dirigente de Fragua, una organización estudiantil de mucha beligerancia en ese momento, y ya yo tenía militancia política en el 14 de junio en Santiago. Mi mamá era antitrujillista, perteneció a la Unión Cívica Nacional, pero yo fui más a la izquierda y me quedé en el 14 de Junio y fui activista con Manolo, con los que después se fueron con él a la guerrilla, contribuí con la formación de los grupos en los diferentes pueblos aledaños a Santiago; conseguía que mi papá nos prestara el carro para hacer todo ese activismo. Al llegar a Santo Domingo, hice un salto de lo que era el 14 de Junio a lo que era un partido más revolucionario, en lo que era el comunismo, que era el Partido Socialista Popular, que en el año 1965 se convierte en medio de la Revolución, en Partido Comunista Dominicano.

4. Activista
Yo pertenecí a Fragua, a la Federación de Mujeres, y en todas las instituciones ocupé posición dirigente. La primera posición dirigente fue en Santiago, en lo que se llamaba Rama Femenina de la Juventud. Eso me lo asignó el propio Manolo Tavárez, en una actividad, y me puso a pronunciar un discurso sin yo tener nada construido.

5. Nostalgia
De esa época, lo que más recuerdo con nostalgia es la lucha de calle, el sentido de la movilización de la ciudadanía contra los remanentes del trujillato. Fue la época en la que hubo una huelga de 10 ó 12 días contra Balaguer, que era el presidente de entonces, hasta que se asiló y se fue. En Santiago fuimos muy activos con esa lucha. Tuve un activismo muy fuerte y posteriormente en la lucha contra el golpe de Estado a Juan Bosch. Ahí caí presa en Santiago. Nosotros hacíamos lo que se llamaba micro-mítines, una modalidad en la que llevábamos un paquete de volantes pequeños, un grupo de 10 ó 15 personas, previamente habíamos hecho movilizaciones denunciando el golpe que venía. Recuerdo que en los micro-mítines tirábamos todos los volantes para arriba, en una calle en Santiago o en la Duarte con París, y todo el mundo salía corriendo. Es decir, que fue la lucha de calle, la movilización en primer lugar, en la época de Balaguer, antes de que se fuera al exilio, en el año 1962. Eso y el golpe a Bosch fueron tiempos de mucha actividad, de mucha movilización por la construcción de las estructuras democráticas y la lucha contra los remanentes del trujillismo, que todavía quedan, que están ahí muy presentes. En todas esas luchas yo tuve mucha presencia.

6. Graduación
Me gradué de la Facultad de Filosofía y Letras, mención Historia y Literatura de la UASD, en el 64, y ahí vino la Revolución de Abril. En la Revolución tuve una participación activa , más que nada, en el vínculo entra la Zona Constitucionalista y las otras zonas, haciendo algún tipo de activismo propio de la época; como por ejemplo, trasladar materiales propagandístico, trasladar personas, porque para seguridad nuestra, cuando yo vine de Santiago a la Capital, mi papá me dio un carro para que yo pudiera ir a la universidad.

7. El amor de Narciso
Nos conocimos en la universidad. Los dos éramos militantes de Fragua. El espacio fue mucho, de la lucha universitaria y de la lucha política en el año 1963 nos metimos en amores y nos casamos en el año 1967, un día siete de mayo, hace 48 años. Ya estábamos en la lucha contra los 12 años de Balaguer. En ese tiempo comenzaron a nacer nuestros tres hijos. El hecho de que me tocara un dirigente comunista en la lucha de los 12 años, supuso mucho tiempo de clandestinidad, desde muy temprano de nuestro matrimonio vino el período de la clandestinidad y entonces, también de los viajes al extranjero. Eso fue justo en los meses de mi primer embarazo, de manera que cuando aparecen los primeros síntomas de un parto prematuro, que fue mi primer parto, mi marido no estaba aquí y yo no quería que naciera, le pedía que se aguantara que su papá no estaba aquí, pero ese niño dijo que venía y nació, el 20 de agosto del 68, justo en medio de la situación de las negociones más fuertes de Caamaño en Cuba, entonces Narso (Narcizo Issa Conde) estaba allá y de ahí en adelante la vida fue muy dura, porque hubo muchos períodos de clandestinidad. Desde el 68 hasta el 73, fue el resto del período de los 12 años y del 73 hasta el 78, que llega el primer gobierno del PRD, que llega la apertura, la ley de amnistía, todo eso generó muchos conflictos, en una época donde yo era no solo la conductora, sino también la proveedora en el sentido de lo económico. Yo trabajaba en la universidad, primero, después dando clases en el Instituto Greck. En el 70, cuando nace mi segundo hijo, nos tuvimos que ir del país a vivir en el extranjero, pasamos dos años, uno en Moscú y el otro en diferentes países, hasta que retornamos en el 73. En ese período, él clandestinamente salió y entró del país. Sentía temor de que fuera asesinado.

8. Otra vida
A partir del 1978, la situación se normalizó. Ya eran otros momentos pero siempre de luchas muy fuertes, él como dirigente, hubo ahí una búsqueda de participación electoral, él como candidato a la Presidencia de la República tanto por el Unión de la Izquierda en lo que se llamó en Frente de Izquierda, dos períodos de izquierda. Esa fue otra, época, pero siempre me tocó conducir la familia, ser la principal proveedora del hogar, siempre con el apoyo de mi familia y la familia de él. Los padres de Narciso nos regalaron una casa, donde nosotros hoy vivimos. Su madre era arquitecta, compró esa casa, le compró una casa a Tony, su otro hijo, y esa a Narciso, porque ellos decidieron que no iba a haber herencia cuando ellos murieran. Ellos nos ayudaron a vivir una vida sin muchas limitaciones, tuvimos apoyo económico de ellos, tanto para los estudios como para la vivienda, que era lo más importante. En esa casa vivimos desde el año 1973. Estaban nacidos nuestros dos primeros hijos y viviendo en esa casa nació el tercero.

9. Tiempos difíciles
A Narso lo hicieron preso en la puerta de mi casa, y yo fui capaz de seguir detrás de la patrulla que lo llevaba, ellos caminando y yo en carro por la calle Sánchez de Ciudad Nueva, sin importar que la calle fuera en vía contraria; si la policía se metía yo también. Las rodillas me temblaban, eran un vehículo con cloche, pero yo no lo dejaba hasta el final. Miedo, tristeza, temor, era una combinación de emociones durante todo ese período. Tristeza propiamente dicho la he sentido en esta lucha, por ejemplo, con la muerte de Manolo, de Luis Ibarra Ríos, a quien vi salir de la universidad para ir a la guerrilla. Yo lo vi salir y unos días después, el grupo de compañeros había sido asesinado o en Manaclas o en diferentes puntos. Grandes tristezas las he sentido con la muerte de mis padres y de los padres de Narciso.

10. El compañero
De Narso admiro su perseverancia, su lucha, su compromiso político con las transformaciones en este país. No importan las adversidades, no importan las grandes dificultades y el entorno de transformaciones que ha sufrido el país, la coherencia en esa lucha se mantiene y yo la comparto. Repetiría nuestra historia absolutamente.

Muchas actividades revolucionarias

“En septiembre del 63, cuando el golpe de Estado, yo estaba en Santiago. Tuve una lucha en mi casa, porque yo dije que venía para la Capital, en medio de esa situación, que había toque de queda, y convencí a mi mamá, pero ella me dijo: “yo voy contigo” y vinimos para la Capital.  Ahí vivimos una situación muy especial, porque vinimos donde una familia de mi mamá. Manolo Tavárez se asiló en la Embajada de México, porque eran los días en que no se sabía lo que iba a suceder. La Embajada de México quedaba a una esquina de donde mi mamá y yo nos estábamos quedando. Alguien le dijo a Manolo que yo vivía ahí y a las cuatro de la mañana, él decide salir de la Embajada de México para salir de ese asilamiento y salió caminando y tocó en la puerta de la casa donde yo vivía. Yo no estaba ahí, me había ido a la casa de unas amigas, pero mi mamá sí estaba ahí. Mi mamá le abrió la puerta y se encontró que quien estaba tocando la puerta a las cuatro de la mañana era Manolo Tavárez. Manolo le pidió a mi mamá que me llamara a donde yo estaba, y antes de la seis de la mañana mi mamá me llamó y me pidió que volviera en el vehículo de la amiga mía, y que no nos desmontáramos, y me dijo: “por la ventana yo te voy a hacer una seña”. Cuando llegamos, ella sacó la mano por la ventana y me señaló. Abrimos la puerta y Manolo se metió en el carro, era un Volkswagen, se mete y se acuesta en el piso del carro y nos indica adonde lo íbamos a llevar. Era bastante cerca. Lo llevamos a una casa de la cual él iba a salir para evidenciar que ya no estaba asilado, pero sucede que alguien del vecindario le avisó a Imbert Barrera y antes de las seis y media de la mañana, mi amiga y yo salimos para hacer otra tarea revolucionaria de ese momento, y viene uno de esos motores enormes con cristal delante, se nos paró al lado y por la radio dijo: “vehículo Volkswagen blanco, placa tal… aquí está”. Eso fue en la calle Leopoldo Navarro casi esquina Bolívar. Nos agarraron presas y nos llevaron a donde Belisario Peguero. Estoy hablando de los días inmediatamente después del golpe de Estado, que la cosa estaba bien complicada. Nos llevaron al despacho de Belisario Peguero a decir a dónde habíamos llevado a Manolo, yo no dije nada, y eso era con ametralladora rastrillándolas delante de nosotros, pero mi amiga se aflojó y confesó todo, lamentablemente, se complicó la cosa. Pero ya Manolo no estaba ahí y como la familia de mi amiga era influyente en Santiago y el presidente era Fello Bonnelly, santiaguero, el papá de la amiga mía, llamó a Fello Bonnelly  y le dijo: “Mi hija y una amiga de ella están en el Palacio de la Policía, detenidas por Belisario Peguero”. Influyeron e influyeron hasta que nos soltaron”.

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