Santiago.-Molaire Cherazad, nació hace treinta años en el municipio Villa González, nunca ha ido a Haití, pero al igual que miles de extranjeros se ve expuesta al sol y el sereno de la madrugada para poder regularizarse.
Molaire, no llegó a conocer a su madre, pues murió tras dar a luz, no habla el creole, pero en Dajabón cuando por falta de acta de nacimiento se vio obligada sacar cédula, le tuvieron que otorgar los documentos como nacida en Ford Liberte.
Aún con la cesárea, ha tenido que hacer la larga fila que prácticamente ocupa la calle Del Sol en Santiago.
Y es que a medida en que se acerca el vencimiento del plazo del plan de regularización, la capacidad de respuesta en las oficinas habilitadas en el Cibao, es muy tímida, mientras las filas son más extensas.
Apenas en la cuenta regresiva faltan trece días de vencer la fecha dispuesta por las autoridades dominicanas, obligando a que miles de extranjeros en su mayoría de nacionalidad haitiana se decidan a formalizar el proceso.
Francois Nicola, quien tuvo que desplazarse desde san José de las matas donde labora en una finca ganadera, dice que cuando llegan en horas de la madrugada los pocos ticket repartidos para brindar atención, se quedan en pocas manos.
El dejar todo para último, ha hecho de la gobernación provincial donde fue habilitada la oficina de Santiago, de un verdadero desorden.
La lentitud de los trabajos de reconstrucción del parque Duarte, obliga a que las filas sean hechas en medio de la calle Del Sol, causando taponamiento de vehículos.
El proceso transcurre entre quejas por el pobre respaldo recibido de su gobierno y la lentitud para tomar los datos en el equipo dispuesto pos las autoridades dominicanas. La misma situación se repite frente a la gobernación provincial de Mao, provincia Valverde donde empiezan a acudir de forma masiva miles de haitianos.
