El retorno masivo voluntario

Si los precios de los alquileres siguen como van, es posible que en pocos años Nueva York quede con muy pocos dominicanos.

Si los precios de los alquileres siguen como van, es posible que en pocos años Nueva York quede con muy pocos dominicanos. Contrario al pensamiento generalizado, el 80 por ciento de los inmigrantes vive por debajo de la línea de pobreza en Nueva York. Claro, con una capacidad de sobrevivir infinita, el pobre está rodeado de beneficios colaterales que garantizan niveles de vida decentes. Entre cupones, Medicare, y el ingresos inferior a los US$15,000.00 al año vemos incierto el futuro de muchos inmigrantes que tornaron en pesadilla el sueño americano. El avance del turismo, las grandes corporaciones, y el desarrollo urbano harán cada vez más y más costosa la vida en Nueva York.

Es cierto que los emprendedores saben hacer dinero hasta en las peores circunstancias, y que hay quienes saben hacer de tripa corazón. Pero ya no es lo mismo de otros tiempos. Hasta los que veían una plaza segura para los negocios ilícitos están arrepentidos. Cuando las drogas eran vendidas casi a plena luz del día, eran muchos los que podían hacer dinero ilícito fácil. Y es cierto que podían activar el circulante en los vecindarios más empobrecidos, movilizando compras poderosas, a la altura de su bolsillo roto. Se ha tornado tan difícil la economía de los barrios que hasta los emprendedores desesperados que montan negocios en las aceras sufren las consecuencias de su aventura. Fácilmente amanecen con sus negocios cerrados, cuando no son castigados con fuertes multas porque son que chocan con las estrictas leyes sanitarias o cometen violaciones sistemáticas.

Si los alquileres de apartamentos están elevados (ya nadie consigue apartamento en Manhattan por menos de US$1,500.00 de una sola habitación), ni que decir de las habitaciones, el refugio final de los que no encuentran por donde extender sus salarios ni sus ingresos. Una habitación regular puede costar hasta US$200.00 semanales, y cuidado. Estamos frente una verdadera crisis de la vivienda asequible, como la llaman los políticos en campaña, que viven vendiendo ilusiones tan Fuertes como bajar la renta. La renta la controlan los landlord o dueños de edificios conforme a la oferta y la demanda. Tienen un comité, que reúnen todos los años, donde los inquilinos apenas tienen representantes simbólicos. Siempre suben, y nunca bajan. Con las rígidas leyes de alquiler, el que pierde su empleo y deja de pagar la renta, termina con desposet o desalojo, en la calle, sin lugar donde vivir.

Los políticos ni bajan ni suben ni congelan la renta. Pero andan vendiendo villas y castillas todos los días para llegar al poder con la fuerza de los votantes.. Después olvidan sus promesas de campaña y todo sigue igual. El espacio para la demagogia siempre es infinito. La realidad es que Nueva York es cada vez más caro, inaccesible y tormentoso para los que emigran sin educación bilingüe, o sin ser profesionales que convalidan su educación. El crecimiento urbano de la ciudad llegará pronto al Alto Manhattan, como ha llegado a Harlem, y las opciones para vivir por deja bajo de la línea de pobreza no tendrán espacio en la gran urbe. De hecho ya hay un nuevo barrio dominicano en El Bronx, con los desplazados de Manhattan por el alto costo de la renta. Si el avance de los turistas, y las construcciones de torres se desata al Norte de Manhattan, no tardará mucho el día en que veamos un retorno voluntario masivo, no solo de dominicanos sino de muchos inmigrantes latinos.

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