Abandono

Una y otra vez, los medios de comunicación denuncian cómo suelen ser condenados al abandono sitios y plazas públicas, sin que siquiera haya reacción de las autoridades responsables de su mantenimiento.

Abandono

El Distrito Nacional es uno de los municipios del Gran Santo Domingo. Es el de menor dimensión territorial de la geografía capitaleña. Sin embargo, al mismo concurre diariamente una masa ciudadana de cerca de un millón de perso

Una y otra vez, los medios de comunicación denuncian cómo suelen ser condenados al abandono sitios y plazas públicas, sin que siquiera haya reacción de las autoridades responsables de su mantenimiento.
El caso de los pasos peatonales en varios puntos del Gran Santo Domingo es un ejemplo de esa clase de abandono. El deterioro a veces llega a un grado tal que las infraestructuras se convierten en una amenaza, en un peligro para quienes las utilizan.

Otras veces se trata de los malos usos a que son sometidas, sin que ninguna autoridad trate de impedirlo. Es el caso, por citar uno, del peatonal aéreo del kilómetro 9 de la carretera Duarte, que está literalmente ocupado por vendedores que lo han convertido en una extensión del arrabal en que ha degenerado el distribuidor del tránsito que fue concebido allí. Eso es un desorden. La total destrucción de un espacio público tan importante para la ciudad.

Peor aún, ese espacio no solamente ha sido arrabalizado, sino que es una zona insegura, donde los atracos ocurren a plena luz del día.

Nada que hablar de los pasos peatonales sobre la avenida Las Américas. La mayoría están tan dañados que ni siquiera parece que puedan reconstruirse.
El puente sobre la Charles de Gaulle en Villa Mella, al paso de la calle Hermanas Mirabal, fue perdido por el municipio, que prefiere cobrar los arbitrios a sacar a los invasores.

Todo esto por la incuria de los funcionarios, sean las alcaldías de las diferentes demarcaciones o el Ministerio de Obras Públicas.

El deterioro afecta el ornato y la imagen de la ciudad, pero también habla de las autoridades que tienen la responsabilidad de mantener esas instalaciones.
Una pena, porque fue con el erario que se realizaron esas obras, dinero que sale del bolsillo de los contribuyentes.

En el caso de los puentes peatonales en carreteras o grandes avenidas que conectan el Gran Santo Domingo con las diferentes regiones, el Ministerio de Obras Públicas debe repararlos. Corresponde a los municipios darles mantenimiento.

Ahora son una vergüenza.

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El Distrito Nacional es uno de los municipios del Gran Santo Domingo. Es el de menor dimensión territorial de la geografía capitaleña. Sin embargo, al mismo concurre diariamente una masa ciudadana de cerca de un millón de personas. En la zona se concentra el gobierno nacional, las principales empresas productivas, de servicios y comerciales y los centros de abasto. Al mismo tiempo, en ese territorio reside cerca de un millón de personas. Una alta población establecida y una igual que concurre cada día.

Reconocemos que el peso de los servicios para el Distrito Nacional es alto, y costearlos tiene sus implicaciones, pero, pensamos que podría ser mejor, especialmente en algunas áreas. El año pasado el cabildo manejó un presupuesto de RD$3,700 millones. Para el alcalde Roberto Salcedo esa suma no es suficiente para afrontar sus necesidades. Para otros sí. Este año tiene aprobado un presupuesto parecido, de RD$3,900 millones.

La primada de América tiene entre sus tareas recoger la basura. Otros retos cotidianos como la Zona Colonial, con un grave peso económico, social e histórico, y que no puede recaer exclusivamente sobre el municipio. También parques que no son manejados de la mejor forma. Malos drenajes, deterioro de calles y avenidas, y en fin, múltiples deberes.

De todos, lo que más angustia a quienes viven en el Distrito Nacional es la recolección de la basura, tarea que se ha tornado difícil, y constituye un tema sanitario, ambiental, social. Salcedo dice que cada día debe arrastrar 2 mil 500 toneladas hacia Duquesa, en  apenas 94 mil kilómetros cuadrados.

Siempre habrá argumentos que discutir. El de la basura no resiste análisis. Es un asunto que debe ser resuelto, especialmente en lugares emblemáticos de la ciudad, como el Malecón. ¿Es posible que haya sido condenado a tanto abandono, como lo mostró ayer María Teresa Morel en este diario?

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