Margarita Cordero

La labor profesional de Margarita Cordero ha sido reconocida con el Premio Nacional de Periodismo 2015. Un premio muy merecido.Este reconocimiento destaca sus dotes periodísticas, reconocidas por todo aquel que ha seguido su dilatada…

La labor profesional de Margarita Cordero ha sido reconocida con el Premio Nacional de Periodismo 2015. Un premio muy merecido.

Este reconocimiento destaca sus dotes periodísticas, reconocidas por todo aquel que ha seguido su dilatada y fructífera trayectoria durante la cual ha ganado respeto, admiración y cariño.

En lo particular, me place aprovechar esta merecida distinción para elevar algo que siempre he valorado de esta mujer: su integridad. Personal y moral. Y su coherencia. Nunca antes he visto esta virtud tan bien retratada en una persona como la he visto en Margarita Cordero.

Mi primer contacto directo con Margarita se dio siendo mi jefa en la Revista Rumbo. Eso fue solo el principio de una exquisita relación que perdura hasta la fecha, de la cual ha devenido una amistad sincera de la que me enorgullezco y cada vez que puedo, hago alarde.

Dado que sus dotes periodísticas están a la vista de todos, me satisface destacar sus cualidades personales.

Como mujer, encantadora y apasionada; como madre, un digno ejemplo para sus tres hijos y su nieto, quienes más que adorarla la veneran, razones sobran. Como hija, como hermana, como amiga es incondicional.

Margarita optaría por el silencio, si fuera preciso, antes de decir lo que no siente en aras de hacer sentir bien a alguien. Eso lo admiro de ella. En consecuencia, cuando dice algo es porque lo siente de verdad. Halague u ofenda.

Este Premio Nacional de Periodismo 2015 es una distinción que aplaudo, que me llena de alegría, que honra a la clase periodística que se identifica con aquellos colegas que no tienen precio, a quienes no se les ha podido llegar ni callar, porque sus convicciones son tan suyas y tan ciertas e irrefutables que encierran más valor que todo el oro del mundo. Ahí radica el valor de esta mujer, lo que supera cualquier premio, cualquier reconocimiento por más merecido que estos sean. Margarita valora la amistad y la defiende a capa y espada. Es discreta y solidaria.

Mi valoración es compartida. Una muestra lo constituyó durante el multitudinario sepelio de Pena Gómez adonde fuimos juntas cuando aquel mar de gente que acudió a despedir a ese gran líder, se le abalanzaba a ella para abrazarla cuando no, tocarla; rindiéndole más que cariño tributo, en consignas que elevaban su nombre como ejemplo de valentía y coraje. Esa es Margarita, mi amiga. Su amistad me honra, me enorgullece.

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