Una actitud que no debió ser “mala”

Qué pena da escuchar a un artista que no tiene principios ni modales para contestarle a la prensa y asume una actitud de maltrato, arrogancia y prepotencia. Sobre todo cuando es una figura internacional que va a un país y se supone que debe…

Qué pena da escuchar a un artista que no tiene principios ni modales para contestarle a la prensa y asume una actitud de maltrato, arrogancia y prepotencia. Sobre todo cuando es una figura internacional que va a un país y se supone que debe mostrar la mejor cara de su nación, respetando y actuando con inteligencia para ganarse el aprecio de quienes escriben sobre ellos.

La actitud asumida por la exponente española Mala Rodríguez en el encuentro que sostuvo con los periodistas dominicanos antes de su concierto de esta noche, da cuenta de que los urbanos poco inteligentes y mal asesorados están por donde quiera. Al parecer, Mala Rodríguez va de país en país como chivo sin ley, sin conocer su cultura, su gente, su música, vacío que no le permite, por lo menos, responder una pregunta más allá de un “sí” o un “no”, y prefiere caer en el error de maltratar a los periodistas.

Al parecer, su personaje se le ha subido a la cabeza, dejando de lado lo humano, lo cortés, pieza tan valiosa en cualquier cantante que es modelo a seguir por muchos fanáticos. Porque no solo hizo esperar a la prensa con su impuntualidad, sino también que les pidió a los fotógrafos marcar distancia y les prohibió hacer fotografías mientras hablaba, o los obligaba a apagar los flashes. Pero lo penoso fueron sus respuestas cortantes hacia los fans y los representantes de los medios. No sabía que la estaban halagando cuando le dijeron que a ella le llaman “la reina del parafraseo”. “¿Qué coño es eso (parafraseo)?”, respondió de forma arrogante y mal educada, lo que molestó a los demás asistentes.

Pero lo descortés de Mala fue más allá, cuando la periodista le pidió que improvisara frente a las cámaras y solo encontró el rechazo de la cantante, quien le respondió: “Si quieres oírme cantar, ve a mi concierto o canta tú aquí, porque se te ve que lo haces mejor que yo”.

Qué pena da conocer la cara mala de una generación de cantantes que sale de España en busca de mejores horizontes. Pero artistas como Mala Rodríguez merecen que les cierren las fronteras, que los periodistas se den a respetar, que no le escriban ni asistan a sus shows, y que su música solo la escuchen los irracionales que creen que estamos en 1492.

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