El BC utiliza artillería monetaria para frenar “rebelión cambiaria”

Cuando en el 2012 el Banco Central comenzó a aplicar el esquema de política monetaria de metas de inflación (EMI), lo hizo con el compromiso de actuar preventivamente ante amenazas a la estabilidad de precios y el buen funcionamiento de los sistemas&#8

Cuando en el 2012 el Banco Central comenzó a aplicar el esquema de política monetaria de metas de inflación (EMI), lo hizo con el compromiso de actuar preventivamente ante amenazas a la estabilidad de precios y el buen funcionamiento de los sistemas financieros.

En cada uno de los documentos mensuales de política monetaria que ha emitido desde entonces, el Banco Central ha reiterado esa actitud, insistiendo en que se mantiene vigilante a la evolución de la economía internacional y la coyuntura doméstica.

La reciente escaramuza de la tasa de cambio, que en dos o tres días se movió en más de 15 puntos, marcando una tendencia alcista en la cotización del dólar, sirvió para probar que los planteamientos hechos en los documentos de política monetaria no eran simple retórica.

La inyección de entre US$150 y US$200 millones al mercado cambiario y el aumento de dos puntos al encaje legal a los intermediarios financieros, mostraron que el Banco Central tiene una postura preventiva, no curativa, en la defensa de su principal función, la de preservar la estabilidad de precios.

Esas dos medidas, con un potencial desmonetizador de alrededor de RD$23,000 millones, confirman que el órgano rector del sistema monetario está presto a intervenir “a fin de adoptar las medidas necesarias ante riesgos sobre la estabilidad de precios y el buen funcionamiento de los sistemas financiero y de pagos”, como había recalcado en el documento de política monetaria del 30 de enero pasado.

La medida respondió al compromiso asumido por el BC de implementar la política monetaria orientada al logro de su meta de inflación. Para el año en curso, la meta fijada por el organismo está en un rango de 1 a 4%. El conato alcista que se originó en el mercado cambiario, con movimientos “atípicos” extremos los días viernes y lunes pasados, le prendió al Banco Central una especie de luz de alerta, obligando a sus autoridades a analizar las principales variables financieras, como la liquidez del sistema bancario. La conclusión fue que había altos excedentes de encaje legal que pudieran ser utilizados para demandar dólares.

El resultado fue que la Junta Monetaria y su órgano ejecutor, el Banco Central, aplicaron medidas de carácter monetario que restringen la liquidez de la economía, para desarmar el escenario alcista en la tasa de cambio, y evitar que un aumento en la cotización del dólar, fuera del producido por razones económicas reales, pueda generar inflación.

De los dos precios fundamentales de la economía, la tasa de cambio es la que más alcance tiene.

Las dos medidas adoptadas por las autoridades monetarias tienen efectos diferenciados en el tiempo. La intervención es de efecto inmediato, y en los dos primeros días de aplicación le restó a la tasa de cambio entre 10 y 15 puntos, haciéndola bajar del nivel del RD$45, que llegó a superar hasta con 16 centavos.

El aumento del encaje legal, que comenzaba su aplicación ayer jueves, es de efecto diferido, lo que le garantiza estabilidad al desmonte de tasa que la inyección cambiaria produzca.

El sector bancario ha advertido que el aumento del encaje legal -que lleva el nivel a 14.3% para los bancos múltiples y a 10.1% de las captaciones para los demás intermediarios financieros- presionará un aumento en las tasas de interés.

El Banco Central respondió que si hay impacto del aumento del encaje en las tasas de interés para préstamos, sería de uno o dos puntos, pero que es preferible, o menos oneroso para la economía general, un alza en esa magnitud de la tasa de financiamiento, que un aumento de 100 puntos en el tipo de cambio. Entre dos males, el menor es mejor, parece indicar la lógica del Banco Central. Con relación al cierre del 2014, el incremento del tipo de cambio representó unos 60 puntos.

El viernes último el Banco Central publicó un espacio en diferentes medios de comunicación haciendo algunas “precisiones sobre las recientes medidas” que adoptó en torno al mercado cambiario. Entre otras precisiones, planteó que el aumento del encaje legal en dos puntos, representaría una desmonetización en torno a unos RD$14,200 millones para todo el sistema financiero y que la medida se corresponde con el objetivo de mantener “los niveles de liquidez óptima que requiere la economía dominicana en esta coyuntura, con fines de garantizar el cumplimiento del objetivo de inflación y la estabilidad”.

Ese mismo día el Departamento de Cuentas Nacionales y Estadísticas Económicas había dado a conocer su informe sobre el comportamiento del Índice de Precios al Consumidor (IPC) en enero, que fue de -0.19%, nivel que prolongó por cuarto mes seguido el cierre con inflación negativa.

Existe un compromiso con metas de inflación

El comportamiento de enero apoyó el cumplimiento de las metas de inflación del BC para 2015, de entre 1 y 4 %. Pero el comportamiento de la tasa de cambio en la semana anterior, puso a las autoridades a pensar que la meta podía enfrentar dificultades. Y pusieron en práctica el mensaje que acompaña sus documentos de política monetaria, e incluso insertado en el comunicado del viernes, que reitera que “el Banco ratifica su compromiso de implementar la política monetaria orientada al logro de su meta de inflación, a la vez que seguirá monitoreando la evolución del entorno internacional y la coyuntura doméstica, a fin de adoptar las medidas necesarias ante riesgos sobre la estabilidad de precios. 

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