¡Qué viva el amor!

Toda persona necesita del cariño y las atenciones de quienes la rodean, pues el contacto con la gente le hace sentir apreciada, valorada y amada.Hay quienes confunden este sentimiento con el de amor de pareja, cuando la realidad es que…

Toda persona necesita del cariño y las atenciones de quienes la rodean, pues el contacto con la gente le hace sentir apreciada, valorada y amada.

Hay quienes confunden este sentimiento con el de amor de pareja, cuando la realidad es que el amor puede darse y fortalecerse en todo tipo de relación, es decir, de hermandad, amistad, entre padre e hijos, sin distinción de raza, estatus social, credo o género, por lo que debe “alimentarse” todos los días con lealtad, honestidad, entrega y buena comunicación. Conservar los “lazos de amistad” es tan importante que puede intervenir en el estado emocional y físico del individuo.

Esto está avalado por varias investigaciones, que en procura de encontrar la influencia de vivir en comunidad, han estudiado cómo afecta el vivir con pobres relaciones humanas. Por ejemplo, según una investigación realizada por el Centre for Ageing Studies de la Universidad de Flinders, Australia, la amistad prolonga la esperanza de vida de las personas mayores, incluso más que las relaciones familiares.

Los científicos concluyeron en que la diferencia era de un 22% con más posibilidades de sobrevivir y menos riesgo de morir durante esa década por parte de los más sociables, con respecto a aquellos que eran los menos sociables de todos.

Las relaciones con confidentes o amigos íntimos tienen efectos muy significativos en la prolongación de la vida de las personas en la tercera edad.
Para afianzar esto, otro estudio elaborado por la Universidad Carolina del Norte, de Estados Unidos, ser optimista y generar nuevas amistades son dos cualidades que serían, incluso, mejor para el estado físico y emocional que asistir constantemente al gimnasio.

Entonces… ¿Por qué no tratar de tener más y mejores amistades, si es tan beneficioso para tener una vida sana y duradera?

Amistad: amor desinteresado  

Hoy se celebra el Día del Amor y la Amistad, también conocido como San Valentín. Esta fecha es aprovechada por muchas personas para vestirse de rojo y regalar a sus allegados flores, chocolates y corazones como símbolo del sentimiento que comparten. Pero… ¿Qué es la amistad? ¿Qué tan importante es esta fecha? ¿Es necesario tener amigos? ¿Es solo esto una treta mercadológica?
Lo primero a definir es el concepto de amistad, que, según Elena Díez Jorge y Francisco A. Muñoz, profesores de la Universidad de Granada, es una forma de relación en la que está presente el afecto personal, desinteresado y recíproco, que se establece entre las personas y se fortalece con el trato.

Una de las claves para la amistad es la lealtad, a través de la cual el vínculo se mantiene y renueva continuamente por las acciones desinteresadas de ambas partes.

Y en sus escritos destacan que, “los humanos estamos necesitados de compañía, de relaciones con los demás, y las establecemos de diversas maneras (amor, noviazgo, matrimonio, cooperación, altruismo, filantropía, etc.), para satisfacer mutuamente diversas necesidades; desde el afecto hasta multitud de acciones que no podríamos emprender solos. La amistad es una de estas formas que está casi “institucionalizada” en todas las culturas y en la que una o varias personas se reconocen mutuamente y se prestan ayuda en los quehaceres diarios de la vida”.

Entonces… ¿Cómo hacemos amigos? o ¿cuáles son los factores que hacen que seamos amigos de uno y no de otros? Según un estudio realizado por un equipo de psicólogos de la Universidad de Pensilvania, en Estados Unidos, se ha establecido, mediante el estudio de los mecanismos cognitivos subyacentes a la amistad, que la forma en que “puntuamos” a nuestros amigos (como más o menos amigos nuestros) está muy relacionada con la forma en que creemos que ellos nos “clasifican” a nosotros.

El interés de por medio

Los científicos explican que estos mecanismos cognitivos están diseñados para que la gente forme grupos de apoyo en posibles conflictos; y que esta interpretación de la amistad humana se enmarca en una nueva teoría bautizada como “Hipótesis de la alianza para la amistad humana”, la cual se aleja de las tradicionales interpretaciones sobre por qué hacemos amigos, pero que se enfoca más en la riqueza, la popularidad o las similitudes entre los interesados.

Sin embargo, las explicaciones evolutivas tradicionales afirman que la amistad humana responde a la Teoría del Altruismo Recíproco: la amistad funciona por patrones de intercambio. Pero evidencias empíricas recogidas por la psicología social no se corresponden con esta teoría.

Por ejemplo, estudios previos a este, han demostrado que la gente no mantiene la cuenta exacta de los bienes dados y recibidos en una relación estrecha. Por otro lado, se ha comprobado que la gente parece ayudar a sus amigos, incluso cuando es improbable que éstos puedan devolverles el favor.

Díez Jorge y Muñoz consideran, desde una perspectiva sociológica, que la función primordial de la amistad, así como otras relaciones de afiliación es la de garantizar, a través de las funciones que satisface, la supervivencia de las personas y las sociedades. Esta Cumple un papel importante en el establecimiento y el mantenimiento de relaciones pacíficas, justamente por ello se habla de la amistad entre los pueblos, dándosele una dimensión diplomática (diplomacia) e internacional.

Origen de la celebración

Este día, San Valentín, es una fecha que se celebra en casi todo el mundo (por no decir que en todo). Pero mucha gente lo hace sin saber el origen de esta celebración, la cual debe ser una acción del día a día con la gente que nos rodea.

¿Y de dónde viene? ¿Por qué? Bueno… según historiadores, esta festividad data del siglo III, en Roma, y está basada en la historia de que el emperador romano Claudius Aurelius Marcus Gothicus, Claudio II, prohibió los matrimonios entre parejas jóvenes, pues entendía que los soldados solteros y sin familia estaban más enfocados durante las batallas.

Entonces, es cuando el sacerdote San Valentín se opone a esta decisión, por considerarla injusta; y a pesar de las órdenes, celebraba matrimonios para jóvenes enamorados. Esto provocó la furia del emperador y lo mandó a encarcelar.

Estando preso, fue ridiculizado y puesto a prueba con la petición de devolverle la vista a una de las hijas de los guardias, llamada Julia. Valentín aceptó y, en nombre del Señor, le devolvió la vista. Tanto el guardia como su familia se convirtieron al cristianismo. Pero esto no lo salvó de ser ejecutado el 14 de febrero del año 270.

En honor a él, Julia, agradecida, plantó un almendro de flores rosadas junto a su tumba. De ahí que el almendro sea símbolo de amor y amistad duraderos.

En cuanto al origen de Cupido, su historia se puede conocer en la novela latina “El asno de oro” o “La Metamorfosis” de Apuleyo. Pero los historiadores dicen que surge en la antigua Grecia, y que era conocido como Eros, el hijo joven de Afrodita, la diosa del amor, la belleza y la fertilidad. Para los romanos Cupido es el dios del amor, hijo de Venus y de Marte, dios de la guerra.

Ambas historias, por su relación con el amor, han sido vinculadas, quizás, con el fin de motivar el consumo de artículos para regalar.

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