Después de leer los dos artículos anteriores ustedes pueden entender mejor qué son los probióticos y su contribución a la salud. Probiótico es un término derivado del griego, que significa “para la vida”. Este término comenzó a usarse en 1965. Los alimentos probióticos son alimentos con microorganismos vivos adicionados que permanecen activos en el intestino y ejercen importantes efectos fisiológicos cuando se ingieren en cantidades suficientes, contribuyendo a mantener al microbiota (flora intestinal) del huésped y a potenciar su sistema inmunitario.
Pueden atravesar el tubo digestivo y recuperarse vivos en las heces, pero también se adhieren a la mucosa intestinal. No son patógenos, excepto cuando se suministran a individuos inmunodeficientes. Alimentos probióticos son los yogures frescos y otras leches fermentadas. A pesar del auge actual de estos alimentos, su uso se remonta a la prehistoria. En el Génesis se comenta que el patriarca Abraham debía su longevidad al consumo de leche ácida. En el año 76 AC, Plinio, el historiador romano, recomendaba productos lácteos fermentados para los trastornos gastrointestinales. Metchnicoff, en 1907, afirmaba que el consumo de yogur, conteniendo lactobacilo aumentaba la longevidad del huésped. Según Tissier (1984), las bifidobacterias podrían desplazar a las bacterias putrefactas que causan diarreas en el intestino del niño alimentado con leche materna.
Efectos beneficiosos atribuidos a los alimentos probióticos: equilibrio inmunitario, antihipertensivo, prevención del cáncer del colon y de las infecciones urogenitales. Hay gran variedad de yogur en el mercado, los hay bajos de grasa y de carbohidratos y con frutas para el aporte de fibras, a fin de hacerlos más saludables. La FAO (Organización Mundial para la Agricultura y la Alimentación) recomienda ver que sean frescos (fecha de expiración), que tengan la cantidad mínima viable de cada cepa de lactobacilo y asegurarse de sus buenas condiciones de almacenamiento. Los lactobacilos del yogur digieren la lactosa, por eso es un derivado lácteo que afecta menos a los que tienen intolerancia a la lactosa.
