La Escuela Nacional de la Judicatura (ENJ)

En una sociedad con tantas carencias históricas todos sus órganos son perfectibles y en esa tensión entre lo deseable y la realidad, sumado a las críticas constantes que recibe nuestra justicia, la Escuela Nacional de la Judicatura (ENJ) ha sido&#8230

En una sociedad con tantas carencias históricas todos sus órganos son perfectibles y en esa tensión entre lo deseable y la realidad, sumado a las críticas constantes que recibe nuestra justicia, la Escuela Nacional de la Judicatura (ENJ) ha sido su soplo de aire puro en el enrarecido sistema jurídico nacional.

Desde su creación la ENJ ha estado a la vanguardia de la formación jurídica nacional, probablemente en el país no exista otra institución sobre temas jurídicos con sus niveles de excelencia.

La Escuela Nacional de la Judicatura se funda como parte del proceso de transformación de la Justicia, operado luego de la reforma constitucional de 1994. Este cambio en el paradigma jurídico nacional, denominado por algunos “primera ola de reformas”, incluyó la “independencia judicial” del Poder Político (entre comillas), la conformación del Consejo Nacional de la Magistratura y la elección de la Suprema Corte de Justicia de 1997.

La ENJ se encarga de la formación de los aspirantes a juez de Paz, defensores públicos, trabajadores sociales e investigadores públicos. Los cuales, para el ingreso al programa de formación de aspirantes, deben pasar un concurso de oposición que cumple con los mayores estándares de transparencia al respecto.
Conversando con el licenciado Jacinto Castillo Moronta, subdirector de la ENJ y quien fuera egresado del proceso de formación como defensor público, este nos informó que “desde el año 2001 hasta la fecha han culminado 14 promociones de aspirantes a juez de Paz con 289; 12 de aspirantes a defensores públicos con 214; 5 de trabajadores sociales con 31; y, 6 de investigadores públicos con 52 egresados, respectivamente”.

Además, que actualmente hay 120 aspirantes en formación. De igual forma la ENJ ofrece a sus egresados cursos de actualización durante todo el año, con docentes nacionales y extranjeros, que incluye el idioma inglés, francés y portugués.

Ante la pregunta de qué universidad tiene la mayor cantidad de egresados en la ENJ, el subdirector responde rápidamente con los datos del año dos mil doce (2012): “la UASD, seguida por Utesa y la UCE, suman un 73% de los que ingresaron aquel año a la Escuela. Y, en cuanto al sexo, de 790 postulantes, 599 eran mujeres y solo 231 hombres. De los cuales superaron el concurso 81: 60 mujeres y 21 hombres”.

Estos datos reflejan la importancia de la Escuela Nacional de la Judicatura en la formación de los actores del sistema de justicia dominicano, cumpliendo su rol. Razones por la cual los “problemas” que afectan la credibilidad de nuestra justicia no son por deficiencias en la preparación de los actores, sino más bien por factores tanto internos como externos al Poder Judicial que desembocan en decisiones cuestionadas, a los que nos hemos referido en otros trabajos.

La ENJ tiene 15 años formando a los servidores del Poder Judicial y brindándoles cursos de actualización, con un exitoso modelo educativo que debería ser exportado a las universidades en la medida que lo permitan nuestras carencias.

El 15 de enero del presente año la Escuela Nacional de la Judicatura recibió el Premio Nacional a la Calidad en la Administración Pública 2014, como reconocimiento al excelente servicio que brindan. La medalla fue recibida por la directora de la ENJ, Gervasia Valenzuela Sosa, mi distinguida profesora “uasdiana” en quien se conjugan sencillez, eficiencia, buen trato y preparación.
Evidentemente “la Escuela”, como la llaman con cariño todos sus egresados, es un faro de luz en la árida sordidez de nuestro débil sistema de justicia.
¡Aaah, la vida!

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