Esto no se puede aceptar

Hemos instituido la democracia que consagra las llamadas libertades públicas, lo que sugiere la libre expresión, la libertad política, los derechos sociales y económicos proclamados por la Constitución. Los avances democráticos y políticos…

Hemos instituido la democracia que consagra las llamadas libertades públicas, lo que sugiere la libre expresión, la libertad política, los derechos sociales y económicos proclamados por la Constitución. Los avances democráticos y políticos se han expandido no sólo gracias a ese sistema, sino también a los cambios en las comunicaciones.

Persisten insatisfacciones que habrán de irse materializando gradualmente. Eso lo comprendemos y lo acepta la sociedad. Es un proceso que no se completa de la noche a la mañana. Requiere tiempo, voluntad política, partipación de las personas y recursos bien administrados.

Es razonable que sea así. Total, ha sido el camino que han recorrido otros pueblos para alcanzar mayores grados de desarrollo.

Pero lo que definitivamente no podemos aceptar es que para alcanzar el progreso tengamos que pasar por la descomposición absoluta. Perderíamos el país habitable a que todos aspiramos.

¿Tenemos que convivir con bandas de criminales que no tienen el más mínimo respeto por la ley y el orden? ¿Debemos permitir que se prostituyan las instituciones llamadas a preservarlo?

¿Pueden las pandillas criminales matar en cualquier lugar, a cualquier hora del día a las personas?

Ese no puede ser parte del costo para el avance social. Al contrario, sería un penoso y degradante retroceso en el que predominarían las hordas urbanas, el caos, la pérdida de autoridad, la implantación del miedo colectivo y el silencio, como ha ocurrido en otras latitudes.

El gobierno no puede permitir que cada mañana la gente se encuentre en los medios de comunicación, en las calles, en el vecindario, como parte de nuestras vidas, una, dos, tres, cuatro, cualquier cantidad de gente asesinada.

Si se permite, llenos de miedo, caminaremos sobre cadáveres. Y entonces todos habremos perdido lo mejor: nuestra condición humana. Y el espacio vital que es República Dominicana. Esto no puede ser. No se puede aceptar.

Todos los esfuerzos que se hacen para evitar que caiga tanta sangre no han sido suficientes. Hay que hacer más. La gente necesita saber que tiene acompañantes confiables.

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