En qué estaba pensando, de Rafaela López Rondón

Wener, el violador de Sheila, no podría ser diagnosticado psicópata en los criterios científicos de la conducta, debido a que siente un tormentoso remordimiento por la acción que le lleva a pasar veinte años de iglesia en iglesia pidiéndole…

Wener, el violador de Sheila, no podría ser diagnosticado psicópata en los criterios científicos de la conducta, debido a que siente un tormentoso remordimiento por la acción que le lleva a pasar veinte años de iglesia en iglesia pidiéndole clemencia a Dios, clamándole por la oportunidad de encontrar a su víctima para implorarle perdón arrodillado. Remordimiento y arrepentimiento no encajan con la personalidad del psicópata, que a la luz de la psicología y la psiquiatría, siempre está dispuesto a repetir su perversión, como forma de satisfacer sus instintos enfermizos. Tal vez por el sufrimiento que arrastra el personaje, la novelista Rafaela López Rondón, psicóloga graduada de la Universidad Evangélica, construye la figura del “esperpento andrógino”, que sirve de enlace entre los dolientes personajes Sheila y Wener, hasta permitir su encuentro en Puerto Rico, donde ella escapa en una yola conducida por El Ciego, un legendario organizador de viajes ilegales al Estado Libre Asociado. En Borinquen, acogida por una acaudalada familia sin herederos, Sheila alumbra al mimado Winston, producto de la violación. Es precisamente en una iglesia, donde ambos acuden en procura de lenitivo a sus angustias, que se encuentran sin reconocerse, experimentando una irresistible atracción recíproca. También quedaría descartado aquí el “síndrome de Estocolmo”, ya que no se trata de un ambiente de secuestro. El niño Winston trae felicidad al hogar sin vástagos, recibido por Sheila como un premio de Dios ante sus desventuras. Después viene el romance entre Wener y Sheila, con una boda rumbosa que precedió al nacimiento de las gemelas para completar el cuadro de la felicidad terrenal. El “esperpento” realiza el milagro de hacer que los otrora víctima y violador se reconozcan y acepten, para una curación total de sus vidas lastimadas y reconstruidas. Al feminismo y los abortistas les resultará problemática esta novela, autoría de una mujer yumera. Freud y García Márquez dejaron escritos en la misma dirección.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas