La Policía y las drogas

Ha sido objeto de cuestionamientos, una y otra vez, la existencia de la Dirección Central Antinarcóticos de la Policía Nacional (Dican). El elemento que más motiva esas inquietudes es el hecho de que existe una Dirección Nacional de Control de…

Ha sido objeto de cuestionamientos, una y otra vez, la existencia de la Dirección Central Antinarcóticos de la Policía Nacional (Dican). El elemento que más motiva esas inquietudes es el hecho de que existe una Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), cuya misión es precisamente el combate del crimen organizado de esa especie.

En la historia de la persecución de las drogas, un elemento común ha sido que tanto se enriquecen los criminales como sus persecutores. Y generalmente los organismos de seguridad envueltos en esas actividades tienden a vigilarse unos a otros, para prevenir los peligrosos “conflictos de intereses”, en los que no se sabe quiénes efectivamente están del lado de la ley o del lado del enemigo.
La investigación abierta en la Dican se revela como una oportunidad para que el gobierno nacional evalúe la permanencia de ese cuerpo bajo la dependencia de la Policía.

Es verdad que como agencia en materia de seguridad ciudadana, la Policía está para prevenir toda clase de delitos, pero en los casos en que existen órganos en los que incluso concurre ese cuerpo, no deja de resultar cuestionable que opere en paralelo a la agencia especializada.

Las Fuerzas Armadas como garante de la soberanía nacional y la seguridad fronteriza tiene una política de persecución de las drogas, lo que es muy normal en un momento en que el narcotráfico es una amenaza global. En República Dominicana, situada en una ruta de transporte de estupefacientes hacia los mercados de grandes consumidores, ese papel es fundamental.

Y como garante de la seguridad obviamente tiene competencia para ejercer una supervisión territorial, marítima y aérea. En cualquier caso, sea a través de la Armada, el Ejército o la Fuerza Aérea, la persecución de las drogas tiene que ser coordinada a través de la DNCD.

Lo que estamos asumiendo es que sería conveniente que la Policía extienda hombros con la DNCD, donde concurre institucionalmente, y se sopese la permanencia de un órgano como la Dican.

Con tantos crímenes y delitos diferentes, quizás la PN sea más eficiente sin la llamada Dican.

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