“Las tabletas y computadoras le quitan visibilidad a la lectura”

Ruth Herrera se formó en periodismo y libros; pero ahora está enfrascada en estudios sociales y filosofía, que, para ella, era una tarea pendiente de realizar.

Ruth Herrera se formó en periodismo y libros; pero ahora está enfrascada en estudios sociales y filosofía, que, para ella, era una tarea pendiente de realizar.Se desempeñó durante 16 años como directora de Ediciones Generales en Santillana, un puesto que conjugó trabajo editorial, comunicación, gestión de distribución, comercial y promocional, tanto de literatura para niños como para adultos, donde, dice, que tuvo el privilegio de editar y publicarles los libros a muchos escritores dominicanos, sobre todo literatura de ficción, lo que califica como “una gran experiencia, un hacer y aprender, con sus luces y sus sombras”.

En la actualidad, se desempeña como Coordinadora de Literatura Infantil de Editorial Santillana, que aunque ya ejercía esas funciones en su puesto anterior, desde septiembre pasado se ocupa en exclusiva de esa rama de la literatura. “Es el momento para poner toda la atención a la labor creadora de los escritores dominicanos de este ámbito”, expresa Ruth Herrera.

¿Cuál ha sido su experiencia como coordinadora de literatura infantil?
Ya ejercía estas funciones en mi puesto anterior; ahora, desde septiembre pasado me ocupo en exclusiva de esta rama de la literatura. Es el momento para poner toda la atención a la labor creadora de los escritores dominicanos de este ámbito. Las obras de literatura infantil, y también juvenil, que no se puede quedar, se destinan especialmente a los lectores escolares de la mano con los textos y la plataforma digital de Santillana.

¿Cuánto tiempo lleva desempeñando estas funciones?
Trabajo con literatura infantil desde hace dieciséis años.

¿Cuáles tareas implica el cargo que desempeña?
Básicamente editar libros infantiles y juveniles. Es un recorrido que pasa por un primer contacto con la escritora o el escritor; lectura, revisión, corrección del texto, hasta dejarlo bien puesto en página e ilustrado.

¿Cree usted que existe una “literatura infantil” o que la literatura es una sola?
Hay literatura infantil, por supuesto. Sin embargo, si vamos a los orígenes bien se puede decir: “Al principio no había nada y Dios creó la literatura”. Al principio era una sola, en tanto que cada pueblo tenía la suya, tenía su tradición oral que con las edades dio paso a la palabra escrita. La creación, la ficción ha estado ahí desde los albores de la humanidad. Para fines prácticos, de mejor clasificación y comprensión, se puede decir que hay muchas literaturas, según épocas, géneros y público lector al que se dirige. Es fantástico que sea así, ¿no te parece?

Los chicos de ahora, ¿leen más, igual o menos que antes?
En nuestro país se tiende a afirmar que leen menos, pero no tenemos números de hace treinta años ni de hace veinte años, y tampoco estudios actuales para poder establecer una correcta comparación y sacar conclusiones. Yo creo que no es así, no se lee menos ahora. En mis años de escuela, por los 1970, todos leíamos los libros, sobre los que había que elaborar un resumen, un comentario o un informe, pero niños o niñas lectores de verdad, por gusto y voluntad propia, cuenta solo la décima parte, y soy generosa. Otra cosa es el cambio de formato en que se lee; la lectura en tabletas o computadoras quita visibilidad al acto de la lectura.

¿Qué se debe tomar en cuenta a la hora de seleccionar la obra de un escritor?
Cómo le habla a los niños, su capacidad de imaginar y de sintonizar con la infancia, y, ¡ ojo!, una obra que le llegue a los niños sin vacilar, es decir que, por igual, conmoverá a un adulto. Su chispa, esa capacidad de transformar un hecho, un tema o una situación en algo nuevo y diferente.

¿Cuáles son los libros más leídos?
De mi editorial puedo mencionar títulos como El lugar más bonito del mundo, Ojitos de ángel, Querido hijo: estás despedido. De publicación local hay muchos, la respuesta a los libros de autores dominicanos ha sido y es magnífica. Menciono algunos: la serie de tía Lola, de Julia Álvarez; Rebeca al bate, de Dinorah Coronado; El perro que quería ser gato, de María Consuelo Brugal; La verdadera historia de Aladino, de Marcio Veloz Maggiolo; El Sapito Azul, de César Sánchez Beras; Paulita y sus amigos salvan la tierra, de Hortensia Sousa; Lleva un libro en la maleta, de Virginia Read Escobal; Juan José y el videojuego, de Geraldine de Santis; Sábado de ranas de Farah Hallal…

¿Considera difícil el proceso de promoción de éstos?
Trabajamos para los colegios, así que lo relativamente “difícil” es lograr acertar con libros que sean del agrado, convicción y satisfacción de centros educativos, docentes y alumnos.

En estos tiempos de crisis, ¿cómo sobrevive el sector editorial?
Para la venta en mercado abierto, haciéndose digital y concentrándose en emporios multinacionales/globales. El sector editorial también ha ido haciendo su “crossover”, su traspaso al mundo digital sin abandonar el formato papel. Y depende, en buena medida, del tipo de libros que publique.

¿Qué géneros son los más demandados por el público dominicano?
Desde la óptica de la literatura infantil y juvenil, el género que se procura más es la narrativa. En cuanto a temas, los temas dominicanos: historia, personajes, tradiciones, costumbres, valores autóctonos, naturaleza…

Se habla mucho de que el libro impreso podría desaparecer, ¿qué opinión le merece esto?
No creo que esto suceda, cohabitarán el libro impreso y el digital como capas superpuestas. No es el mismo proceso de la televisión a color que desterró al blanco y negro, o el CD que enterró al “floppy disk”. En lo que se habla corrientemente pasamos por alto los matices y repetimos sin examinar más allá lo que se dice. En todo caso, si esto sucediera requeriría de mucho tiempo. Esto no ocurre de un día para otro. Cambios así requieren de siglos por lo menos. l

Realidad
Existe interés también por libros que traten situaciones conflictivas en la sociedad, la familia, la escuela, en el entorno…”

Situación
La literatura cumple su función como espejo de la identidad, nos leemos a nosotros mismos, queremos conocer quiénes somos”.

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