Reflexionando

“Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo.” (Proverbios 3:1). He querido empezar con este versículo bíblico, para lo cual consulté diferentes traducciones, considerando esta (Nueva Versión Internacional)

“Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo.” (Proverbios 3:1). He querido empezar con este versículo bíblico, para lo cual consulté diferentes traducciones, considerando esta (Nueva Versión Internacional) la más clara para lo que voy a tratar.

Todos, unánimes, queremos para este 2015 poder superar las dificultades vividas y enfrentadas durante todo el año del cual solo faltan 26 días, con la esperanza y el deseo de lograr levantar y recobrar una serie de cosas que paulatinamente, otras abruptamente, hemos ido perdiendo. Partiendo de lo que dice la cita anterior, estamos en el “momento oportuno” para que conjuntamente, arranquemos con nuestro aporte en todos los ámbitos sociales. Es tiempo idóneo, para que uno a uno demos un aporte en el rescate de nuestra nación. Vivimos en un país maravilloso, donde encontramos sol todo el año (vienen a disfrutarlo de todo el mundo), playas (con un azul tan intenso que los que no las conocen piensan que no es real), montañas donde las temperaturas pueden darse hasta bajo cero; y sobretodo, seres humanos, (independientemente de todo lo que podamos ver) maravillosos y solidarios.
Entonces, empieza el inventario de aquello que estás preparado para dar. En las calles: la limpieza, la quietud, el respeto entre los miembros que circulan por ellas; que sea más segura evitando provocaciones, exabruptos, entre otras cosas; pero sobretodo, evitar la violencia, no dejarte provocar y dedicarte a ceder. En tu barrio, condominio o sector, de igual forma: cooperando y aportando más o menos lo mismo señalado cuando estás en las calles. Por tu familia: resuelve ese bache que hay con tu pareja, del cual solamente tú puedes ayudar a salir y transformar esa relación, la cual muchas veces por nimiedades se destruye; es solo tuya la responsabilidad y el deber de conducir y mantener normas y posición sobre tus hijos, no importa si chocas o no con los nuevos paradigmas familiares existentes hoy día. Lo principal es que mi vida y, por ende, la de mi familia está afianzada y depositada en las manos de Dios, tratando de acatar y obrar según Su palabra. Es por esto que quiero exhortar, independientemente de tu convicción religiosa, en estos tiempos difíciles y controversiales, que deposites tu vida y la de los tuyos en esas manos seguras y firmes. 

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