Jaime David Fernández Mirabal le pedía a los peledeístas, en el proceso interno del 1999, que pusieran “los oídos en el corazón del pueblo”. Era un llamado casi desesperado a que votaran por él, ante la difícil situación que enfrentaba. Era el preferido de la población, según las encuestas del momento, pero para él, y para cualquiera, resultaba difícil ganarle una contienda interna a Danilo Medina, que era el hombre de las bases. Además, las elecciones en el PLD se hacían entonces mediante votación de los organismos, lo que hacía aún más fuerte a Medina. Finalmente, como se esperaba, el entonces secretario de la Presidencia le ganó al vicepresidente. Los peledeístas no oyeron al pueblo. Si oyeron, no escucharon, y si escucharon, no hicieron caso…
Varios botones
El hoy Presidente perdió aquellas elecciones, obteniendo tan solo una cuarta parte de los votos. No se sabe qué hubiese pasado si el PLD presentaba a Jaime David, pero la verdad es que, en ese momento, él era mejor candidato que Danilo. Otros partidos, en distintos momentos, han optado por desdeñar al mejor ubicado, y los resultados han sido los mismos. Por ejemplo, Hipólito Mejía se impuso como candidato en el 2003, pese a que Milagros Ortiz Bosch era la mejor opción hacia afuera. Los reformistas son expertos en eso: Eligieron a Eduardo Estrella cuando Jacinto Peynado era el candidato natural, y cuando el santiaguero era el preferido de la gente, se fueron con Amable Aristy. Los resultados, en ambos casos, no fueron malos, sino desastrosos…
Caso PRM
El PRM se encuentra en un trance similar. Las encuestas señalan a Luis Abinader como el preferido hacia afuera, pero los seguidores de Hipólito reclaman una “convención” porque entienden que es el escenario más favorable para él. Y ciertamente, ahí Mejía nunca ha perdido. En ese terreno, él es como “Jalisco”…
