Islamistas, terror y Occidente

Negociar paz o cualquier cosa con gentes como Hamas o el Estado Islámico son de las cosas imposibles que existen actualmente.

Negociar paz o cualquier cosa con gentes como Hamas o el Estado Islámico son de las cosas imposibles que existen actualmente. Son fanáticos religiosos que su religión les obliga a masacrar a quien no profese su credo. Fanáticos que se van adueñando de continentes en una ola de terror inenarrable. Fanáticos que ponen bombas, decapitan, asesinan. Fanáticos que fundan mezquita y madrazas; pero que queman iglesias y universidades. Fanáticos que celosamente difunden la lapidación y la horca para las mujeres víctimas de violación y para los homosexuales. Fanáticos que entrenan a sus niños para matar y convertirlos en héroes siendo terroristas suicidas que se revienta con bombas con tal de matar a otros. El Islam nunca ha sido una religión de paz.

Es tal el despliegue de las hordas islámicas por todo Oriente Medio, África y Europa que cualquier día Europa se podría despertar y encontrarse que los fanáticos islámicos los poseen. Muchos franceses, ingleses o alemanes son parte del terror islámico. Son una masa de hijos de musulmanes, que nacieron en Europa y el Reino Unido, con plenos derechos ciudadanos como europeos; pero que odian a Occidente. Nacieron engendrados por el odio que sus abuelos y padres inmigrantes islámicos siempre han tenido a los países y la civilización que les dieron trabajo, educación y libertad. Valores y libertades que no tenían en los países de los que huían en pateras o camiones. Algo parecido a lo que nos depara la cada vez más incontrolada invasión de haitianos hacia República Dominicana.

¿Y qué tienen para defenderse esos países invadidos por gentes que les odian? Al enemigo en casa. Grupos de ONGS que le echan la culpa a sus propios ciudadanos por la desgracia de sus enemigos; grupos que protestan ante las Naciones Unidas por el supuesto acto de agresión cuando se defienden del terror fanático de los religiosos islámicos o vudúes; grupos que reciben dinero de instituciones de sus propios países y de extranjeros para ayudar a comprar armas y explosivos a los enemigos, para que revienten o degüellen a sus propios ciudadanos. Y parece que la mayoría pacífica no se pronunciará o actuará si no hasta que sea demasiado tarde.

Los palestinos nunca podrán tener un intermediario eficaz para lograr la paz si ese intermediario es Hamas o el grupo Estado Islámico. Los islamistas consideran que al infiel hay que matarlo, y quien no es musulmán es infiel, o sea, que todos merecemos ser degollados como el periodista James Foley, y nuestras cabezas puesta sobre nuestros cuerpos en exhibición, para que sirva de ejemplo por si a alguien se le ocurre pensar distinto al ayatolá o al líder yihadista de turno.

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