Así lo dijo el papa Francisco (VII)

INTRODUCCIÓNUn tema del papa Francisco al que se le debe dar seguimiento, precisamente porque una y otra vez vuelve sobre él, es el que se refiere, con estas 10 expresiones suyas, al chismorreo, envidias, celos, diversas…

INTRODUCCIÓN

Un tema del papa Francisco al que se le debe dar seguimiento, precisamente porque una y otra vez vuelve sobre él, es el que se refiere, con estas 10 expresiones suyas, al chismorreo, envidias, celos, diversas formas de odio, divisiones, calumnias, difamaciones, venganzas intrigas, chismes dentro y fuera de la Iglesia.

A este tema hay que unir sus constantes referencias a la búsqueda, creación y fomento de una cultura del encuentro y no del conflicto.
He aquí sólo tres textos, podría citar otros muchos más, que se refieren a aquellas diez expresiones citadas más arriba y que están colocadas en tiempo y momentos muy diferentes: octubre 2013, mayo 2014 y junio 2014.

1. NO A LA GUERRA ENTRE NOSOTROS
Dentro del Pueblo de Dios y en las distintas comunidades, ¡cuántas guerras! En el barrio, en el puesto de trabajo, ¡cuántas guerras por envidias y celos, también entre cristianos! La mundanidad espiritual lleva a algunos cristianos a estar en guerra con otros cristianos que se interponen en su búsqueda de poder, prestigio, placer o seguridad económica. Además, algunos dejan de vivir una pertenencia cordial a la Iglesia por alimentar un espíritu de «internas». Más que pertenecer a la Iglesia toda, con su rica diversidad, pertenecen a tal o cual grupo que se siente diferente o especial.

El mundo está lacerado por las guerras y la violencia, o herido por un difuso individualismo que divide a los seres humanos y los enfrenta unos contra otros en pos del propio bienestar. En diversos países resurgen enfrentamientos y viejas divisiones que se creían en parte superados. A los cristianos de todas las comunidades del mundo, quiero pediros especialmente un testimonio de comunión fraterna que se vuelva atractivo y resplandeciente. Que todos puedan admirar cómo os cuidáis unos a otros, cómo os dais aliento mutuamente y cómo os acompañáis: «En esto reconocerán que sois mis discípulos, en el amor que os tengáis unos a otros» (Jn 13,35). Es lo que con tantos deseos pedía Jesús al Padre: «Que sean uno en nosotros para que el mundo crea» (Jn 17,21).
¡Atención a la tentación de la envidia! ¡Estamos en la misma barca y vamos hacia el mismo puerto! Pidamos la gracia de alegrarnos con los frutos ajenos, que son de todos.

A los que están heridos por divisiones históricas, les resulta difícil aceptar que los exhortemos al perdón y la reconciliación, ya que interpretan que ignoramos su dolor, o que pretendemos hacerles perder la memoria y los ideales. Pero si ven el testimonio de comunidades auténticamente fraternas y reconciliadas, eso es siempre una luz que atrae. Por ello me duele tanto comprobar cómo en algunas comunidades cristianas, y aun entre personas consagradas, consentimos diversas formas de odio, divisiones, calumnias, difamaciones, venganzas, celos, deseos de imponer las propias ideas a costa de cualquier cosa, y hasta persecuciones que parecen una implacable caza de brujas. ¿A quién vamos a evangelizar con esos comportamientos?

Pidamos al Señor que nos haga entender la ley del amor. ¡Qué bueno es tener esta ley! ¡Cuánto bien nos hace amarnos los unos a los otros en contra de todo! Sí, ¡en contra de todo! A cada uno de nosotros se dirige la exhortación paulina: «No te dejes vencer por el mal, antes bien vence al mal con el bien» (Rm 12,21). Y también: «¡No nos cansemos de hacer el bien!» (Ga 6,9). Todos tenemos simpatías y antipatías, y quizás ahora mismo estamos enojados con alguno. Al menos digamos al Señor: «Señor, yo estoy enojado con éste, con aquélla. Yo te pido por él y por ella». Rezar por aquel con el que estamos irritados es un hermoso paso en el amor, y es un acto evangelizador.
¡Hagámoslo hoy! ¡No nos dejemos robar el ideal del amor fraterno! (Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium (el Gozo del Evangelio), octubre 2013).

2. TRES CRITERIOS
En su homilía en Casa Santa Marta, el papa Francisco dio tres consejos para superar los conflictos (12 de junio, 2014):

Tres criterios: un criterio de realismo; un criterio de coherencia, es decir, no matar, pero tampoco insultar, porque quien insulta mata, asesina; y un criterio de filiación: no puedo hablar con el Padre si no puedo hablar con mi hermano.
En primer lugar, un criterio de realismo: de sano realismo. Si usted tiene alguna diferencia, alguna cosa contra otra persona y no lo puede arreglar, buscar una solución, póngase de acuerdo, por lo menos; póngase de acuerdo con su adversario mientras esté en camino. No va a ser una cosa ideal, pero el acuerdo es ya una buena cosa. Es «realismo».

Y hoy creemos que no asesinar al hermano sea no matarlo, pero no es así: no matarlo es no insultarlo. El insulto viene de la misma raíz del crimen: es la misma. El odio. Si no odias, y no matas a tu enemigo, ni a tu hermano, no lo insultes tampoco. Pero buscar insultos es un hábito muy común entre nosotros.
Hay personas que para expresan su odio contra otra persona tienen la capacidad de crear insultos, flores de insultos, ¡impresionante, tanto! Y eso duele. Regañar. Insultar… No, seamos realistas. El criterio de realismo. El criterio de coherencia. No matar, no insultar”.

El tercer criterio que nos da Jesús, dijo el Papa, “es un criterio de filiación”. “Si tú, si nosotros, no matamos al hermano -afirmó- es porque con el hermano, tenemos el mismo Padre. Yo no puedo ir donde el Padre, si no tengo paz con mi hermano”. “No hablen con el Padre si no están en paz con su hermano – fue la exhortación del Papa – al menos con un acuerdo”:

“No hablar con el Padre sin estar en paz con el hermano. Tres criterios: un criterio de realismo; un criterio de coherencia, es decir, no matar, pero tampoco insultar, porque quien insulta mata, asesina; y un criterio de filiación: no se puede hablar con el Padre, sino no puedo hablar con mi hermano. Y esto es superar la justicia, la de los escribas y la de los fariseos. Este programa no es fácil, ¿no? Pero es el camino que Jesús nos indica para seguir adelante.
Pidámosle a Él la gracia de poder ir adelante en paz entre nosotros, ya sea con acuerdos, pero siempre con coherencia y en un espíritu de filiación”.

3. ANTE LOS CONFLICTOS
Ciudad del Vaticano, 18 de mayo de 2014 (Zenit.org)
El Santo Padre ha rezado esta mañana la oración del Regina Coeli desde la ventana de estudio del Palacio Apostólico ante la plaza de San Pedro repleta de fieles, más de 50,000. Estas son las palabras de Francisco antes de la oración mariana:

Queridos hermanos y hermanas,
Hoy la Lectura de los Hechos de los Apóstoles nos hace ver que también en la Iglesia de los orígenes emergen las primeras tensiones y primeros desacuerdos. En la vida, los conflictos están, el problema es cómo se afrontan. Hasta el momento la unidad de la comunidad cristiana había sido favorecida por la pertenencia a una única etnia y cultura, la judía. Pero cuando el cristianismo, que por deseo de Jesús es destinado a todos los pueblos, se abre al ámbito cultural griego, y comienza a faltar esta homogeneidad, surgen las primeras dificultades. Comienza el descontento, hay quejas, corren voces de favoritismo y disparidad de trato. Esto sucede también en nuestras parroquias. La ayuda de las comunidades a las personas necesitadas -viudas, huérfanos y pobres en general-, parece privilegiar a los cristianos de origen judío respecto a los otros.

Entonces, delante de este conflicto, los apóstoles se encargan de la situación: convocan una reunión también con los discípulos, discuten juntos la cuestión.
Todos. ¡Los problemas, de hecho, no se resuelven fingiendo que no existen! Y es bello este encuentro contundente entre pastores y los otros fieles. Se llega por tanto a una subdivisión de las tareas. Los apóstoles hacen una propuesta que viene acogida por todos: ellos se dedicarán a la oración y al ministerio de la Palabra, mientras que siete hombres, los diáconos, proveerán al servicio de los comedores para los pobres. Estos siete no son elegidos por ser expertos, sino por ser hombres honestos y de buena reputación, llenos de Espíritu Santo y de sabiduría; y están constituidos en su servicio mediante la imposición de las manos por parte de los apóstoles. Y así, de ese descontento, de esas quejas, de esas voces de favoritismo, de disparidad en el trato, se llega a una solución. Confrontándose, discutiendo y rezando, así se resuelven los conflictos en la Iglesia. Confrontándose, discutiendo y rezando. Con la seguridad que el chismorreo, las envidias, los celos no podrán nunca llevarnos a la concordia, a la armonía o a la paz. Ha ido ahí también el Espíritu Santo a coronar este acuerdo y esto nos hace entender que cuando dejamos al Espíritu Santo la guía, él nos lleva a la armonía, a la unidad y al respeto de los distintos dones y talentos. ¿Habéis entendido bien? Nada de chismorreo, nada de envidias, nada de celos.
¿Entendido?

La Virgen María nos ayude a ser dóciles al Espíritu Santo, para que sepamos estimarnos unos a otros y converger siempre más profundamente en la fe y en la caridad, teniendo el corazón abierto a las necesidades de los hermanos.

CONCLUSIÓN
CERTIFICO que los textos traídos en mi séptima entrega Así lo dijo el papa Francisco fueron publicados y difundidos en ACI Prensa Digital y la Agencia Zenit

DOY FE en Santiago de los Caballeros a los veintiún (21) días del mes de agosto del año del Señor dos mil catorce (2014).

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