Señales: Más que mil palabras

Constantemente, en cualquier aspecto de nuestras vidas, recibimos señales. Si nos avisan o presagian algo bueno, las notamos de inmediato, cuando es lo contrario, ni nos enteramos. Nuestro cuerpo constantemente nos avisa cuando algo no…

Constantemente, en cualquier aspecto de nuestras vidas, recibimos señales. Si nos avisan o presagian algo bueno, las notamos de inmediato, cuando es lo contrario, ni nos enteramos.

Nuestro cuerpo constantemente nos avisa cuando algo no anda bien, pero por no dejar de cumplir con nuestras obligaciones, por no alterar nuestra rutina y sobre todo, por considerar como una pérdida de tiempo, acudir a una consulta médica, que aunque a veces la espera es larga, siempre será un tiempo bien empleado.

Entonces optamos por auto medicarnos ante un dolor o algún malestar, sin darnos cuenta de que no solo ponemos en riesgo nuestra salud, sino que también, estamos descuidándonos, contribuyendo con nuestra irresponsabilidad a agravar una dolencia que de ser detectada a tiempo podría salvarnos la vida. Así pasa en otros aspectos de nuestras vidas.

Ciertas actitudes nos gritan miles de verdades, pero como no nos resultan favorables, las ignoramos, cerramos los ojos, a veces confiados de que solo sea cosa del momento, el resultado de un mal rato, un enojo pasajero, pero pasa el tiempo y todo sigue igual o peor. No queremos aceptar lo que nos hará sufrir.

No prestamos oídos a las palabras que nos dicen que las cosas ya no son lo que eran y de que el camino junto a nosotros ha dejado de ser placentero. Debemos prestar atención, tanto a las señales de nuestro organismo, cuando nos reclama atención y cuidado, como a las que emiten nuestros hijos pequeños, cuando dejamos que pensamientos, actividades y otras personas, se roben un poco del espacio que les pertenece, como las actitudes con las que las personas que amamos nos dicen más de mil palabras.

Como seres humanos debemos cuidarnos. No en vano se hace tanto hincapié en la importancia de la medicina preventiva, nuestra mente y nuestro cuerpo deben ser nuestra prioridad, por lo que tenemos que cuidarlo, sin esperar esas señales de alerta que este emite desesperado, cuando ya no aguanta más.

De la misma manera debemos respetar los sentimientos de todos y más de aquellos que amamos, porque aunque luchamos por ser felices, no podemos serlo del todo, si las personas que queremos no lo son y si no hacemos lo posible por hacerlas felices. l

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas