Conversar consigo mismo

Siempre he dicho que odio las frases hechas. Sin embargo, debo reconocer que muchas de esas frases que aparecen en algunos websites, muchas veces caen como anillo al dedo.

Conversar consigo mismo

Siempre he dicho que odio las frases hechas. Sin embargo, debo reconocer que muchas de esas frases que aparecen en algunos websites, muchas veces caen como anillo al dedo. Me gusta saber lo que la gente constantemente va subiendo en Twitter y es ahí&#823

Siempre he dicho que odio las frases hechas. Sin embargo, debo reconocer que muchas de esas frases que aparecen en algunos websites, muchas veces caen como anillo al dedo. Me gusta saber lo que la gente constantemente va subiendo en Twitter y es ahí donde muchas veces encontramos esas frases que en determinado momento de nuestras vidas nos dicen tanto que nos llevan a autoanalizarnos, cuestionarnos y hasta a reprocharnos por actuar de tal o cual manera.

Por eso, cuando leo frases o escucho alguna canción, pienso que son una invitación a conversar conmigo misma, algo que me encanta.

El paso del tiempo y la convivencia con los demás me han enseñado que nadie, absolutamente nadie, es tan sincero con nosotros que nosotros mismos.

Nadie nos dice lo que hicimos mal, nos muestra los errores, nos dice sin reparos la verdad más dura que nosotros mismos.

Cuando somos conscientes, llegamos a ser muy duros con nosotros.

Nadie puede ofrecernos una imagen más fiel de nuestra persona que cuando nos detenemos frente a un espejo para ver nuestra parte física, cuando queremos una imagen fiel de nuestros sentimientos, pensamientos, deseos, frustraciones, fortalezas y debilidades, nada como nuestra conciencia, a ella no podemos maquillarle nuestra alma, sabe quienes somos y de lo que somos capaces. No hay forma de engañarla.

No importan las mentiras que dice la gente para obtener de uno lo que quiere en determinado momento, nadie mejor que cada cual para saber lo que guarda en lo más profundo de su ser y que de ser revelado, no recibirían más que desprecio y rechazo.

Por esta razón, quien no puede ser sincero consigo mismo, es imposible que pueda llegar a serlo con los demás.

Quien no es capaz de reconocer quién es en realidad, menos podrá darse cuenta y valorar a quienes están en su entorno.

Es por eso que un momento innegociable para mí es el que me dedico a escuchar mi conciencia, que es la que me ayuda a corregir errores y a enderezar mi camino cada vez que, por alguna razón, estoy por perder el rumbo… 

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Siempre he dicho que odio las frases hechas. Sin embargo, debo reconocer que muchas de esas frases que aparecen en algunos websites, muchas veces caen como anillo al dedo. Me gusta saber lo que la gente constantemente va subiendo en Twitter y es ahí donde muchas veces encontramos esas frases que en determinado momento de nuestras vidas nos dicen tanto que nos llevan a autoanalizarnos, cuestionarnos y hasta a reprocharnos por actuar de tal o cual manera. Alguien una vez me dijo que pasaba lo mismo cuando escuchábamos una canción, aunque lleváramos años escuchando el mismo tema musical, si por casualidad, un día estábamos pasando por alguna situación parecida a lo que esta planteaba en sus letras, de inmediato pensábamos que, sin dudas, esa canción había sido escrita para nosotros. Por eso, cuando leo frases o escucho alguna melodía, pienso que son una invitación a conversar conmigo misma, algo que me encanta. El paso del tiempo y la convivencia con los demás me han enseñado que nadie, absolutamente nadie, es tan sincero con uno que uno mismo. Nadie nos dice lo que hicimos mal, nos muestra los errores, nos dice sin reparos la verdad más dura, que nosotros mismos. Cuando somos conscientes, llegamos a ser muy duros con nosotros. Nadie puede ofrecernos una imagen más fiel de nuestra persona que cuando nos detenemos frente a un espejo para ver nuestra  parte física, cuando queremos una imagen fiel de nuestros sentimientos, pensamientos, deseos, frustraciones, fortalezas y debilidades, nada como nuestra conciencia, a ella no podemos maquillarle nuestra alma, sabe quiénes somos y de lo que somos capaces. No hay forma de engañarla.  No importan las mentiras que dice la gente para obtener de uno lo que quiere en determinado momento, nadie mejor que cada cual para saber lo que guarda en lo más profundo de su ser y que, de ser revelado, no recibirían más que desprecio y rechazo. Por esta razón, quien no puede ser sincero consigo mismo, es imposible que pueda llegar a serlo con los demás. Quien no es capaz de reconocer quién es en realidad, menos podrá darse cuenta y valorar a quienes están en su entorno. Es por eso que un momento innegociable para mí es el que me dedico a escuchar mi conciencia, que es la que me ayuda a corregir errores y a enderezar mi camino cada vez que estoy por perder el rumbo…

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