Sería demasiado

Todo el humanismo contenido en la defensa y exigencia de Haití por sus inmigrantes en República Dominicana se asentaba en la comprensión de que una de las vías para aliviar la calamitosa situación en que se encuentran es la acogida de sus conciudadan

Todo el humanismo contenido en la defensa y exigencia de Haití por sus inmigrantes en República Dominicana se asentaba en la comprensión de que una de las vías para aliviar la calamitosa situación en que se encuentran es la acogida de sus conciudadanos en otras naciones. Y el país es la primera oportunidad, sin riesgos ni costos.

Los humanistas del lado Este de la isla satanizaron la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional afirmándose en valores comprensivos, pero ahora que se han expresado claramente algunas concepciones predominantes en la dirección de la administración de Haití y de las élites sociales, se evidencia su falta de sentido político y especialmente cómo expusieron los intereses de la República.

Habría que entenderlos por su falta de visión estratégica, más que por sus apasionados sentimientos. Hoy, cuando se plantea en el Oeste de la isla la necesidad de promover flujos migratorios hacia el exterior ante la inviabilidad de la vida en términos mínimamente aceptables, se verifica la justeza y el valor histórico de la sentencia del Tribunal Constitucional.

Como sabemos, la ley de naturalización fue consensuada no solamente con el liderazgo y las fuerzas sociales nacionales, sino con los gobernantes haitianos y los organismos internacionales. Fue el costo político de la sentencia. La sobrevivencia de los vecinos está vinculada a estas concesiones. Es que cada año tienen que salir de un territorio donde escasea todo no menos de 200 mil almas. Se entiende mejor que el acuerdo requería el componente de la cuota migratoria. Todo lo otro era negociable.

Comprensible la satisfacción del jefe del Comando Sur de los Estados Unidos ante el Comité de los Servicios Armados de la Cámara de Representantes del Congreso en marzo pasado por la “significativa colaboración dominicana” para contener la emigración ilegal de haitianos hacia los Estados Unidos.

El general John F. Kelly confesó: “Afortunadamente, la República Dominicana es un socio importante en la contención de los flujos migratorios, y ellos trabajan con gran tesón para encontrar una solución al tema de los aproximadamente 200 mil haitianos que residen allá”.

200 mil más en 2015 sería demasiado.

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