Feria

Concluida la Feria del Libro corresponde despedirla enfatizando más las luces que las sombras. La actividad generó nuevamente críticas variadas, pero en el ánimo público no debe prender desmoralización sobre el valor de la Feria, aun con sus…

Concluida la Feria del Libro corresponde despedirla enfatizando más las luces que las sombras. La actividad generó nuevamente críticas variadas, pero en el ánimo público no debe prender desmoralización sobre el valor de la Feria, aun con sus debilidades, muy relacionadas éstas con nuestra realidad social, valga decir. Quizá debiera ser reconvertida a un escenario con menor activismo exhibicionista de las instituciones del Estado, que en cambio pudieran dedicarse a desarrollar acciones ingeniosas orientadas a fomentar la lectura. Hay recomendaciones omnipresentes: menos puestos de comida, menos venduteros, verdaderos precios de feria de los libros, y los organizadores deben continuar abordándolas. Pero la Feria y su repertorio cultural en sí es lo trascendente. Sigamos adelante con ella.

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